domingo, 27 de marzo de 2011

Mi querida Abuela Carmen

Mi querida Abuela Carmen
Tenía una alacena de maderas gastadas
pintada a mano en colores suaves..
Era celeste claro y amarillo
con manijas de vidrio labradas en color verde botella
como el color de sus ojos al mirar de soslayo.
Dos hojas de vidrio transparentes
que se trababan al tratar deslizarlas.
Como lo hizo el alma en su matrimonio.
Un par de cajones con cosas útiles
como los hijos que la acompañaron en sus horas más amargas.
En su interior hojas de bacalao, reposaban a la hora de un banquete.
Exudando olor a sal y a mar.
Recuerdos de su Galicia añorada…
Latas de pimentón rojo sangre
- heridas de su corazón-
Una cajita de corcho, con sobrecitos de azafrán
amargos, como sus ilusiones depositadas a lo largo del tiempo
Una lata de aluminio con gasas de pancután
para curar quemaduras de fuego e infedelidad.
Varias ollas plateadas, a fuerza de abrasivos y fricción
como sus largos cabellos al peinarse frente al espejo.
Un hacha corta, de uso gastronómico
para cortar por lo sano, sin segundas intenciones.
Una bota de vino en cuero descarnado.
-retrato crudo y sin paliativos de su existencia-
Como la calma que antecede a un beso
reflejado en los ojos verde de soslayo
la tibia mirada, un llanto
sus dulces manos en mi rostro
los diminutivos, al nombrarme
-meu filinho-
descubrí lo que es el amor
en tu presencia…



Esteban Silva

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