sábado, 23 de agosto de 2014

Paradigmas de la Modernidad



Se ha comparado a las bibliotecas con el Universo. Acaso la analogía por vistas acertada, se refiere al acerbo de contenidos. Al envase contenedor en donde las cosmogonías surgen y se desatan. Al cúmulo de saberes conceptuales dónde el discurso humano deja huella.
Es una visión secular, particularmente veintesiglista.
La contemporaneidad esgrime otros paradigmas.
La información ( biblioteca ) es de alcance universal. Su acceso es ilimitado y democrático.
Nunca antes hubo un acceso tan irrestricto al conocimiento. Por siglo vedado a los iluminados, a la burguesía, a la clase media. Por fin es dado a todos.
Esa horizontalidad a la que refiero se manifiesta con distintos matices. Para bien y para mal.
Para bien en la democratización del conocimiento, que permita ser trasladado a los distintos ámbitos de la producción humana. Para mal, en el acceso sin vistos a los medios de sometimiento, en que normalmente los humanos dirimen sus diferencias.
La red, de la que hablamos, es un entretejido básico de tres planos distintos.
Uno el conocimiento puro, acaso el más análogo a la biblioteca. Dónde todos los libros se encuentran escritos y al alcance del lector. Es un conocimiento compartido, ya no es estanco.
Es de consulta universal en los sitios académicos, en las reseñas, en los foros de análisis, en los videos de instrucción, en la capacitación virtual, en los blogs y en las redes sociales.
El segundo plano lo integran las redes sociales. Al salir la red de los ámbitos académicos su alcance se hizo masivo. El uso del ordenador como electrodoméstico facilitó su divulgación.
Por último los dispositivos móviles llevaron la comunicación a un nivel de simultaneidad.
La red social, se tornó el primer ámbito de divulgación y credibilidad. La forma más sencilla de constatar en tiempo real, un suceso sin editorialización.
El mercado tomó cuenta de ello. Un tercer plano de la comunicación lo adquirió el mercado.
Utilizando el vehículo de las redes sociales para hacer más eficiente su cometido. Llegar de forma personalizada a través de un seguimiento de tendencias, al deseo abyecto del consumidor.
Es dable a entender que estos tres planos coexistan en la red. El fenómeno distintivo de esta era es la superposición de roles en un mismo espacio vinculante.
Todo esta usurpado por el “mercado“. Porque todos somos objetos de estudio de su mercadotecnia.
Todo es comentado en las redes sociales. Por lazos vinculantes, por interés mutuo, por divulgación pueril, por narcisismo u egolatría.
Un nuevo ser se sostiene espiritualmente en la interacción con la red. Se suplantan órdenes establecidos por nuevas formas de sociabilidad. Familia por amigos, amigos por contactos.
Los contactos adquieren un nuevo status de permeabilidad. Opinan y participan en un mismo nivel ante el discurrir de la vida virtualizada.
Los foros temáticos y blogs intercambian conocimiento y experiencias. Hay comunidades paralelas, ni sociales ni de conocimiento: los gamers. Esta comunidad mantiene fuerte lazos con el mercado y en general todos los ámbitos de debate son susceptibles de cooptación.
Todo este andamiaje de cosas, esta mega estructura en dónde se apoya la sociedad moderna depende de una cosa: medios. Medios a su alcance que muevan la rueda del consumo.
El consumo a su vez necesita adquirentes, previsibilidad, recursos para su empresa.
Los recursos están en cualquier lugar del mundo. En cualquier sociedad, nación o tribu.
Es menester hacerse de ellos a lo que dé lugar.
Para sostener el modelo de viabilidad de la sociedad actual. Para construir una nueva Babel en donde nada se pierde. Todo se transforma. Todo es nuevo y despojado. Todo es fútil.
Conforme a nuestros nuevos hábitos adquiridos.

Esteban Silva