jueves, 22 de diciembre de 2011

Efímero Circunstancial




Yo, que quemé mis horas en la fatiga de la ciudad, renazco al contacto con la inmensidad. Al igual que el tiempo de las horas en la que fui niño, cubierto de espuma y arena retorno al eco de mi encuentro. Y esa soledad, de encontrar a brazos abiertos el agua que fluye, emerge. Todo vuelve. Es necesario transitar por los mismos senderos. Agitar los mismos recuerdos. Re construir lo efímero circunstancial.
De eso se vale el alma , al transmitir sus emociones.

Esteban Silva ~

jueves, 15 de diciembre de 2011

Verdad Inasible




El tibio espectro de tu llanto
contiene mares
De angustias reclamadas
y de odio

Y toda una vida
no es suficiente
para mitigar
la cruz que engendra

Los pasos tortuosos
la mentira construida
la verdad inasible
el propio Karma
Y así,
sin huellas por cautivar
el propio yo
acarrea..

Esteban Silva


martes, 6 de diciembre de 2011

Cauce




Quien altera
la imparcialidad de las cosas
por un deseo
invade,
la obscena liviandad del destino.
El curso
debe su cauce
a la majestad impía
del albedrío.

Hoy dicha,
mañana quizás
una simple
elegía…

Esteban Silva

sábado, 3 de diciembre de 2011

La voz



La voz se atilda en un hueco
de concavidades lúgubres
acechadas

Manantial de loor
destino sin pasado
Bestiario

Ni un sí, ni un no
Sólo: ¿Porqué?

Y aún así
Tanto,
es demasiado…

Esteban Silva

sábado, 26 de noviembre de 2011

Tempestad


Una vela desplegada en altamar. De ribetes de seda y colores chillones. Hecha jirones.
Sacrificar una vida de suceso por un ideal. Sin convencimiento. Por obligación, por desdén.
Ocupándose de aquello , que la atención solícita requiera.
El rumbo fijo, a ningún lugar. Un horizonte de tormentas aguarda.
Nubes socarronas esconden climas adversos.
Y en la quietud de una pausa, dónde la reflexión ensaya excusas infalibles, un rayo de luz desgarra lo efímero de la dicha.

Esteban Silva

sábado, 19 de noviembre de 2011

Ocaso

Aún los jacarandaes vomitan su púrpura de hastío, cuando el tiempo llega.
El tenue aroma de sus horas se ha ido. Un fétido vaho de fermento gana altura en su entorno. Los frutos descansan el pisoteado yermo de su sombra. Todo muere.
Alargar la vida en un suspiro es inútil. Mejor, es rendirse exhausto a la majestad del destino. Otrora amor, ahora, sólo un beso de sepulcro.

Esteban Silva

martes, 8 de noviembre de 2011

La máquina teletransportadora

Corría el año 2076 de la era cristiana. La paz reinaba en el planeta Tierra definitivamente hacía 30 años. Un conglomerado de naciones habían repartidos sus esfuerzos en tres grandes bloques.
Tras el cisma del 42, en el que perecieron mil cien millones de personas el clima era otro. Por un lado los países detentores de la tecnología aunaban voluntades en “ Unión 1”, básicamente EEUU, la unión Europea y los países angloparlantes. “ Unión 2” estaba capitaneado por China, y abarcaba el sudeste asiático conjuntamente con los países árabes. “Unión 3” lo regía India intermitente con Brasil, en su seno estaban ciento veinte naciones de las más variadas.
Era la solución que habían encontrado, al problema de los recursos , la inmigración , y las guerras.
Se habían abolido para siempre las naciones religiosas, al suscribirse los conglomerados. Cada una de las partes era hasta cierto grado independiente, pero para subsistir dependía de los recursos de la otra.
Atrás quedaban los chantajes en el intercambio de bienes, que propiciaron la hambruna generalizada de hace cuatro décadas. Cada uno de los bloques hacía valer su caracterización, negociando de manera preestablecida los intercambios en el nuevo orden de cosas. Los países que vendían los productos de su tecnología, habían visto caer su cadena compulsiva de compras, los nuevos mercados exigían cambios reales y radicales en los productos. Un preventivo liderazgo regional, aplicaba las cuotas necesarias de suministros. Los países que detentaban petróleo en los albores del 2000, perdieron todo su poder al inventarse el motor de fusión atómica, derivado del acelerador de partículas de Lausana.
Ahora se agrupaban junto a China en una mezcla de tecnologías agotadas y poder tribal. Ellos eran el factor policial en el conglomerado “ 2”, teniendo a su cargo el control de las plantaciones en la región del Sahara, ahora convertida en vergel, a lo ancho del todo el continente. El bloque “ 3” era el más equilibrado, tenía por un lado el factor principal de su negociación: el excedente de alimentos; a su vez un interesante desarrollo tecnológico en la aún vigente energía atómica convencional derivada del uranio enriquecido. No era tan dependiente en el intercambio, y desarrollaba políticas propias de reconversión de su población. Se había designado el español como lengua reinante en el bloque. No le sería difícil a la nación India tradicionalmente políglota, adaptarse al nuevo idioma concensuado. En menos de un lustro habían reconvertido su lengua a la perfección, destacándose incluso escritores hindúes en perfecto español. A los brasileños, en cambio no les fue tan fácil, a pesar de tener un idioma base de origen latino muy cercano a la lengua hispana, su conversión era lenta y llena de dificultades. Tanto, que a mitad del proceso se barajo la idea de reunirse junto a Portugal y Angola en un solo bloque, debido a las mismas dificultades que enfrentaban los lusitanos en asimilar el inglés propuesto de “Unión 1”. En más de una ocasión con motivos de presidir el cónclave interbloques, un representante de la otrora nación brasileña emitía confusa señales en portuñol, a unos sorprendidos “ intérpretes”. El Bloque “2”, hablaría un chino simplificado, con escritura románica tradicional. Las naciones árabes, pobres en bibliografía poco habían podido imponer, apenas un centenar de palabras convergían en su nuevo idioma…
La antigua ONU aún subsistía pero como ONG, tenía una oficina en el nuevo World Trade Center de New York, a su arbitrio concurrían solamente naciones africanas subsaharianas, países insulares y pequeñas asociaciones aislacionistas.
Su antigua sede había desaparecido en el acto de disolución de “ Al Quaeda”, para el año veinte. Una bomba atómica de pequeñas dimensiones instalada en reemplazo del corazón , pudo ser detonada por terroristas de Osama Bin Laden …
Esos fueron tiempos fundacionales, que vieron derivar en la mayor crisis de valores conocida hasta entonces. Pero para la época contemporánea, mucho de esos males atemporales habían sido extirpados. Una rigurosa implementación de medidas que se observaban estrictamente, consiguió en poco tiempo logros irreversibles. Las escasas voces en contra se doblegaban ante la manifestación de los hechos concretos. El control de natalidad, se había copiado de China e India, la posibilidad de tener tan solo un vástago libre de impuestos, previamente requerida la autorización pertinente para su engendramiento y scaneado del adn mitocondrial. Ninguna medida se había librado al azar. Una única moneda regía en los tres mercados: el nuevo dracma. No tenía soporte físico, su validez era otorgada por la autoridad central que regía a nivel general, para las tres regiones: “ El Núcleo”.
El núcleo era un ordenador central que tenía a su cargo todas las funciones esenciales para la subsistencia en el nuevo orden. La identidad de la persona, su especialización de trabajo, sus cuentas, comunicaciones, su localización exacta a toda hora y miles de otras aplicaciones. Para esto, las personas eran obligadas a usar un adminículo de pulsera que se renovaba cada cinco años. En él, se desarrollaban casi todas las transacciones de orden cotidiano, hablar, proyecciones holográficas, multiconferencia, accesos a todos los sitios que requiriesen créditos insumidos de la propia cuenta del portador. Al ser un sistema de uso continuo, e imposible de retirar ( su emplazamiento estaba sincronizado con una cápsula en el interior del organismo, cuando uno de los dos se quisiese desactivar o alejar, se producía un shock eléctrico, con capacidades mortíferas), el índice de criminalidad se redujo a cero.
Un protocolo muy estricto era el que regía al núcleo. Cada una de las directivas eran discutidas previamente por las “ Uniones” en acalorados debates.
Las diez leyes fundacionales, eran inamovibles. A partir de este legado, cientos de normas de aplicación se discutían año a año en un congreso mundial. Esta composición tripartita, estaba bien equilibrada, ninguna de las partes podía imponer su parecer a menos de negociar con la otra . Los distintos temas tratados arrojaban lealtades temporales que la propia composición econo-cultural se encargaba de separar a tiempo.
Este “tour de forcé” tan particular que las naciones habían suscripto en pro de una gobernabilidad, se vería afectado desde sus cimientos por una invención radical que transformaría el estado de cosas: la máquina teletransportadora.
Esta máquina vio sus inicios en la década del 10´. En principio fue muy elemental, apenas un fotón de luz pudo ser transportado al recipiente de recepción a escasos seis kilómetros. Con el tiempo, partículas y moléculas eran recreadas en la estación receptiva. Y digo “ recreada” porque es lo que realmente hacía.
Como subproducto de la teletransportación se había creado la replicación a escala.
El objeto “ Transportado” era un clon real de su original en un destino nuevo.
Enseguida se comprendió los alcances de tal invento. Era la panacea de la escasez de recursos para el resto de la eternidad. Nadie sabía a ciencia cierta, de dónde obtenía los materiales físicos para la recreación: Era una incógnita, que miles de científicos intentaban responder. Algunos especulaban que la “Singularidad de Hawking-Penrose” proveía los materiales, otros que nuestro satélite más cercano, la luna, se desmaterializaba en iguales proporciones a lo transportado, otros los menos que el núcleo de la Tierra aportaba dichos materiales. Lo cierto es que la incógnita nunca pudo ser resuelta a pesar de los denodados esfuerzos.
Para la década del sesenta, estas máquinas eran de uso masivo entre las personas. Solo una restricción fue establecida de antemano la teletransportación de humanos, solo se haría en condiciones de fiabilidad máxima. Quiere decir que el “ núcleo” supervisaría todas las acciones de este tipo.
Se trataba ante todo de un dilema moral: Que hacer con el individuo replicado en la máquina de origen?
La solución vino de la mano de la fuente de energía de la propia máquina: la fisión atómica del acelerador de partículas.
En el preciso instante de la transportación, un pequeño destello controlado, incineraba el cuerpo de origen en un nanosegundo.. En las estaciones de telestransportación, este era uno de los principales incovenientes. El persistente olor a acre de los cuerpos incinerados que a toda hora partían a los destinos más disímiles.
Cientos de agrupaciones religiosas remanentes, sin voz ni voto, se oponían a esta práctica tan regular para la época, porque según sus criterios removía al alma de su envase natural del que había sido provista.
En la práctica, nada de eso sucedía. Solo una leve tendencia a irradiarse en el proceso, que los técnicos lograron arreglar diez años después, con la ingesta de una solución protectora y un baño posterior al transporte.
Los alimentos eran otra cosa, a pesar de poder replicarse, su carácter transgénico potenciaba los efectos de la radiación y hacían imposible su ingesta. Hasta ahora, ese problema no había podido solucionarse ( o no querido..), quedando la replicación de objetos y combustibles como efecto primario.
Convenientemente, las máquinas replicadoras habían sido estudiadas perfectamente antes de su comercialización.
Ninguna de ellas albergaba la posibilidad de contener en sus dimensiones a un humano.
El sistema de valores se alteró para siempre desde su aplicación.
Las nuevas tecnologías invertían en el proceso, costosas sumas en evitar la replicación. Lo lograban gran parte de las veces. La industria tradicional, sucumbió, como setenta años antes lo había hecho la cinematográfica y musical.
Las compañías de viaje dejaron prácticamente de existir. En su lugar surgieron las terminales “ teletransportadoras”, asociadas con empresas de turismo en el lugar de destino.
También coexistían los “ saltos” individuales a escalas no previstas. Tanto que en el año 63´ la ciudad de Londres, prohibió los viajes a la hora 5 Pm, regulándolos a un máximo de cien mil por cupo/hora.
Las capacidades colmadas de sus bares y hoteles, indujeron a tomar tales medidas.
Hubo medidas similares en Nueva York, Tokyo ,Los Angeles, Roma y París.
Este proteccionismo al “turismo” estaba dado por la accesibilidad , al sistema. Se había previsto que en tiempos de inicio habrían olas de “ transportes” a los sitios más reconocidos, pero con el tiempo irían volviendo a la normalidad.
Esta previsión se cumplió en el lapso establecido. La otra previsión en cambio traería otras consecuencias.
El acopio indiscriminado de bienes.
Era lógico por parte de la autoridades que en un principio, las personas replicasen objetos de valor o cambio, como por ejemplo el oro, o cualquier material precioso.
Los museos por ejemplo adquirían unas máquinas especialmente diseñadas para, clonar su acervo.
Así , instantáneamente millones de personas exhibía orgullosamente obras originales de los grandes maestro de la pintura.
Museos e instituciones ahora encontraban una salida inpensada. La comercialización de réplicas.
La industria remanente entendió a la perfección el paradigma del narcisista pos-moderno. Surgió una industria a la medida que expresó la individualidad en el contexto de la inter-individualidad.
El individualismo exacerbado le negaba al homo-economicus la posibilidad de asimilar patrones colectivos. En su lugar, los adelantos tecnológicos operaban como una suerte de standarización, amalgamando su deseo obseso con la negativa de ceder su yo al conjunto.
Creyendo expresarse, homogeiniza. Habiendo usufructuado satisface su ego. El Capitalismo hedonista y permisivo, así lo había dispuesto.

La bolsa del oro cayó estrepitosamente como era previsto. Los grandes bancos que tenían acciones en las empresas tecnológicas, tomaron medidas preventivas. Una década antes de la “ implementación”, consiguieron licuar su stock de oro en ofertas secretas con sus asociados. Para la nueva tecnología, era tan solo necesaria la tenencia de un solo lingote a replicar. A pesar de no tener valor comercial, miles de años en la valoración del brilloso metal tuvo su efecto.
Indiscriminadamente las personas dedicaban gran parte de su tiempo en replicar dicho metal y acopiarlo en donde tuviese espacio.
Los que poseían viviendas individuales, acomodaban en todos los rincones, sótanos, y en el propio terreno, pilas inmensas de este material. Lo hacían al resguardo de otras personas, con miedo de divulgar su secreto.
Tal fue el fenómeno, que varias torres de los distritos perisféricos se derrumbaron por el enorme peso.
De nada servía advertir a la población de tales sucesos. Calladamente la avaricia se imponía al buen criterio, primando sobre este.
En el fondo, el hombre a lo largo de doscientos años de historia no había cambiado mucho. Así lo habían hecho los buscadores de oro en el antiguo Oeste Americano. Así lo hicieron en la selva Amazónica de Serra Pelada en el pasado reciente del siglo XX.
Ahí dónde el sistema daba rienda libre al individuo, los resultados eran desastrosos.
Esta era una época distinta. Una época vedada a la exposición, dónde reinaba la vil virtualidad, el hedonismo unido a la pornografía, los cambios de roles…
Los vestigios del despropósito no tardaron en anunciarse.

El veintidós de diciembre del setenta y seis a las 5 ATM, un imperceptible freno en la rotación orbital, desencadenó todo.
Se había extraído todo el material aurífero del manto de la Tierra, en las “ replicaciones y teletransportaciones”.
Este material era de vital importancia para la teoría de “ hipótesis de la dínamo”, que sustenta el campo gravitatorio del planeta, las placas tectónicas en su lugar, los océanos en su lecho en fin, del orden planetario.
Un Tsnunami de escala global arrasó las ciudades costeras. Miles de cráteres surgieron a lo largo del globo expulsando magma de sus entrañas y tornando el aire irrespirable. En tan solo dieciocho horas, un compuesto de azufre y ácido sulfúrico gobernaba los cielos del planeta. Los escasos tres mil millones de habitantes perecieron en el acto.
Tan solo uno pocos de miles autoevacuados a los refugios de montaña sobrevivieron al percance.
Hicimos contacto a las pocas semanas del hecho.
Eramos el equipo terransformador Nº 16 del planeta Marte, en su regreso a casa.
Lo registré en mi bitácora, acto seguido, reemprendimos rumbo a nuestro nuevo hogar.

Esteban Silva




viernes, 28 de octubre de 2011

Cautela



Cuál es la voluntad de la lágrima al inundar lo vasto de la pena. Resarcir al alma de su dicha.¿ Sustentan los pasos la trama de lo urdible.? Criterio. Respuestas preconcebidas desde la no- emoción. Desamparo. Motivos aparentes, volubilidad, embuste.
Sólo el llanto del crío vindica. Quien magnifica el dolor en pos de victimarse, se inmola.
Una tribuna, llena de ojos ciegos, es su escarnio. Inaudibles voces vituperan su antojo. Si lo sabrán los cautos….que en su constante esfuerzo por no perder el equilibrio, caminan temerosos de zozobrar en tierra firme.

Esteban Silva

miércoles, 26 de octubre de 2011

Hoy


Ni un ápice de mi tiempo
he de vivir afirmando
Las palabras que un día
iluminaron exiguas novedades

Celebro el hoy
destino del presente
Instantánea fugaz
inconmensurable

Sentido existencial que vocifera
la actitud que enmarca
No todo es bondad
También prolifera
el vil desequilibrio
lo adverso

Carroña enquistada
en lo más hondo
del mismísimo suelo…

Generación de inquina
Ambiguas certezas
marchan a paso firme
cómo soldados
En virtud
de la tenue ilusión
de lo encomiable

Esteban Silva

martes, 25 de octubre de 2011

Solos

Una bolsa pesada cargo en mis hombros. La de haber acumulado y no vivido.
El triste desamparo de lo adverso. Y por qué no, la esquiva ilusión de lo propicio.
No ha de sentir quien dice: morir usufructuando. Declaración de principios.
Voluntades atiborradas de absurdas necedades. Quien ha de morir, muere simplemente.
En la reyerta oblicua que su fuerza le permita. Sin declarar. Exhalando el tibio aliento de sus pulmones. Entregando el alma llana al universo, nada más.
Vinimos a este mundo creo, a suplir necesidades. A servir de nexo espiritual a otra persona. A rescatarla, y ser recatados. En el breve lapso de nuestra línea temporal fluye,
afianzamos sintonías. Para sentirnos dichosos, para negar lo presumible.

Esteban Silva

lunes, 24 de octubre de 2011

Discurso




Recorre la palabra
la distancia de lo oído
Su legado perdura
en el sinfín del tiempo

Son las obras
no en tanto
desperdigas de historia
que enarbolan
sutiles manifiestos

Un discurso
Un énfasis, de aquello
en que la memoria persiste
Insidiosa
resaltando lo obsecuente

Discernir
Visión prístina de un mar
a oscuras
Aire enrarecido
por una era de sombras
en falsedades vertidas

Y en la mazmorra del olvido
una verdad yace
socavada

Esteban Silva

sábado, 22 de octubre de 2011

Vestigios

Vestigios

La vida descansa
en un manantial de excusas
es así
Por dónde el ánimo
le confiere atributos
su paso
cala

No dirime
quién atiza su llama
la voluntad
de perpetuarse

Es anecdótico

Pero en un punto
incierto del destino
su historia
le confiere
alas

Poniendo rumbo
a lo desconocido
Dejando huellas indelebles
que los ciegos
intentan descifrar
con su murmullo

Esteban Silva

jueves, 20 de octubre de 2011

Génesis




Palidecen las sombras
del tiempo
en que el sol apaga

Enmudecen los gritos
en el aire
mientras el cielo trona

Descarta el agua
el manantial
que fluye

La tierra expele
el aroma de lo muerto
acobardada

Y en el fuego excelso
de su encanto
la naturaleza obra

Esteban Silva

El instinto soy yo




Cuando tengo tiempo de pensar
concluyo, lo que la razón
impone al sentimiento

Cuando tengo tiempo de sentir
actúo
sin mirar atrás

Cuando actúo en consecuencia
divido el ser enajenado
que emana sin piedad

Sopesa el espíritu al existir
su lastre

Ilustra el yo su instinto
prevaleciendo

Esteban Silva

martes, 18 de octubre de 2011

La fragilidad del deseo




Por más que el deseo se agigante
en la idea obsesa de perpetuarse
la realidad acude

Es un hecho
que la voz surja
clamando por criterio

Es que la eterna justa
de lo diestro
exige economía

No hablo de máximas
queriéndose entronizar
en la memoria

Hablo de anhelos
queriendo respirar
en el vacío

De la débil palabra
que se extingue
ensimismada

Esteban Silva

Amistad



Sólo quería decir
lo triste que sabe la ausencia de un amigo
en momentos esenciales
Esos, en los que la acritud del alma
profiere verbos sin destino

Compañía incondicional que resucita
en cada encuentro, en cada mirada
hazte hoy
Surca el tiempo de tu siembra
sin presente

Memoria, evoca, nostalgia, cita, lealtad, favor

Reproduce el paradigma de tus días
dechado de la ilusa sencillez
que te animó
Quienes, en las horas que fueron uno
te nombraron sin pausa

La tibia llama de tu aliento
reverbera
eternamente

Esteban Silva

viernes, 14 de octubre de 2011

Aequat Omnes cinis

Inmensas novedades se ciernen en lo venidero. Un cúmulo de adelantos tecnológicos se precipitarán vilmente. Nadie habrá de notarlo. La abulia contemporánea no discierne lo accesorio de lo válido. Lo real de lo abstracto. En sus pantallas tridimensionales recrean el entorno nunca visto. Su utopía virtual. Efímeros, contemplarán la dicha desaparecer en un manto de intrigas. Control, que ejercen los monetaristas sobre sus súbditos, arrendados por el confort dispensado. Alarmas son desoídas en el discurrir de una advertencia. Nadie cree en el hombre. Todo se relativiza. La escasez de recursos naturales. El cambio de clima global. El paradigma nuclear. La desigualdad de clases. Tal como hoy nos es dado, la única opción para despertar del sueño proferido sea el Holocausto.

jueves, 13 de octubre de 2011

Algo habrá de concluir


Tiñe el cielo sus horas en un reflejo de anil. Aliviado en la superficie mansa de un charco sus bordes mueren. La concavidad intercepta al plano en sus márgenes.
Mientras el volumen definido por el espacio que contiene, acumula nubes.
Quietud alterna. Los árboles desperezan, entregando sus hojas al desprevenido suelo.
Paréntesis de sombras. Rayo axial asoma y se instala.
Algo habrá de concluir concluye la naturaleza. En tanto celebra trivial el proceso que acontece.

Esteban Silva

miércoles, 12 de octubre de 2011

Uno

En la búsqueda de lo alterno, muchas veces he saboreado lo efímero trascendental.
Un momento lúcido dónde todo se revela. Un aleph.
Es curioso asimilar un concepto. Hacerlo práctica de uno, visualizarlo. Cómo una rueda de tragamonedas, que en el instante preciso alinea tres motivos iguales. Un poco por azar, un poco por práctica. Lo cierto es que el conocimiento llega en forma de revelación. El final de una novela, un film, una relación siempre se anticipa.
Basta obtener las claves y ejercer la lectura adecuada.
No me es dado empero, la atribución de poder guiar en la adquisición de este conocimiento, a mis queridos lectores. El sólo hecho de situarme en la calidad de escriba ya es un atrevimiento, creo entender. Aún así me tomaré la libertad de ensayar estas breves líneas, con el único motivo de comprender para sí, el concurso de voluntades que se reúnen a la hora de escribir. Debo adelantar que el camino que sustenta las bases de mis relatos, lejos está de sostenerse por autores clásicos.
Por el peso específico de lo leído, podría decirse que mi instrucción es enciclopedista.
Otra gran parte del lecho oceánico estará regado de autores de best sellers. Con el tiempo muchas de esas obras han sido recubiertas por el sedimento natural que se ha ido acumulando. Hoy poco queda de ellas. El ensayo, ese proceso argumentativo por el cual se pretende arribar a cierta conclusión empírica es innato. Eso quizás se lo adjudique a Ingenieros ; el tono grandilocuente para inundar con palabras una idea exponencial.
Cómo él, el barroquismo me persigue en las frases de pedestal. A pesar de visualizar lo estigmatizado al escribirlas, cierta argucia ególatra se filtra a redimirlas. A ellas atribuyo su culpa. Un segundo nivel más duro de filosofía argumental se deja ver sobretodo en los escritos que tienen de base a conceptos Nieztscheanos. Que los hay ,créanme.
Ahí están las peores cosas. El determinismo Darwineano, el Superhombre, las castas sociales. Todo leído a pie juntillas en Ecce homo. La Gaya ciencia, El Anticristo, El crepúsculo de los Idolos. Ahora que lo pienso, mi poesía está atravesada por Nieztsche..
Un tercer nivel de asimilación lo emprende el género del humor. Por lo general, son los giros imprevistos de un relato a modo de desenlace. Pero también hay textos decididamente humorísticos derivados de hechos cotidianos. Fontanarrosa sin ir más lejos. Aunque si debo hacer memoria, la base de mi hilaridad se la debo a los Cómics, dónde el humor sobreviene después de delicadas observaciones, apoyadas en lo visual o en lo reflexivo. El análisis político que está presente en mis letras no es atribuible a un autor en particular. Quizás la lectura abundante del legado Guevarista me haya impregnado de cierto romanticismo, solo eso nada más. Lo que sí puedo afirmar es la pesada carga que los autores de ciencia ficción determinaron en mi impronta. Voy a nombrar sólo tres para no abrumarlos: J J Benitez, Ray Bradbury y Michael Crichton.
De todos los autores citados, he leído más de diez obras individuales a lo largo de mi vida. Últimamente mi afición por las letras me ha arrimado a Borges. En una distraída lectura de sus obras, me he empapado del manantial que fluye impiadoso y de forma atemporal.
Espero poder seguir haciéndolo, cómo el tango.

Esteban Silva

sábado, 8 de octubre de 2011

Inclusión


Tal como nos es dado
vivir, nos resulte desdeñable
a la inmensa mayoría de los aliviados
de medios habilitados
de estructura inherente
de despertar en la mañana
en la tibia liviandad del confort
Mientras otros
ajenos a la sociedad que margina
reciben el frío saludo del estío
y la pesada carga del desabrigo
en la soledad de un parque

El espacio público los alberga
fuera de eso, la nada misma
Por las horas hábiles
dónde la dicha hace usufructo
estarán en fuga
limpiando cristales
recogiendo cosas
pidiendo limosnas
Apartándose de lo ajeno
por decoro
Hablo de inclusión ( por las dudas )
a los despistados
que no entendien
las atenuantes metáforas.

Esteban Silva

viernes, 7 de octubre de 2011

Paradoja ad hominem

Y, sí. Por más intentemos trascender la materialidad de las horas, lo concreto nos alcanza. No digo, que cometamos la impostura de parecer ajenos.
En lo que nos atañe, la voz debe sonar clara. Para abrir camino, en la vaguedad de lo instalado. Para dejar huellas claras por dónde seguir.
Alguna vez, alguien afirmo un clavo en la superficie agrietada. Fue necesario andar para construir. Morir, para seguir viviendo.
Qué paradoja, pero cuando más ajeno es el hombre a las circunstancias que lo embargan, más le atañe resolverlas.
Nos es dado servir, transformar, poner énfasis en aquello que nos enaltece.
De asimilar lo áspero, de perpetrar lo encomiable de una idea.
De transitar por dónde el destino crea obstáculos al alma.

Esteban Silva

Una vez mañana

Cabe denunciar lo inicuo de la era que nos sucede, con palabras graves.
Tal vez todo siempre fue así. Y el brusco malestar que habita en nuestro tránsito en fuga, sea sólo eso. Un instante perdido en la memoria del sueño colectivo.
Un anillo en el tronco de un árbol, una capa de cebolla.
Las cosas nos anteceden. Todo tiene un inicio; pero no lo percibimos.
Nadie puede atravesar el tiempo en que maduró el ser. No, en la contemporaneidad que acontece. Tal vez, el registro logre discernir con su pincel de cerdas y su tamiz, la extensa tierra que se deposita. Era tras era.
Habrá un momento en lo recóndito de la historia dónde no haya nada más que preguntar
Sin medidas, sin razones, sin motivos aparentes.
Y en la especulación manifiesta de argumentar, una voz exógena, hablará por nosotros.

Esteban Silva

miércoles, 5 de octubre de 2011

Caso C

Es inútil discernir sobre el olvido, que acalla la impiedad de los seres.
Obseso despertar dominado por el cúmulo de bienes.
Desata ira, traición. Destroza códigos.
En su lapso oculto de vida, mansilla el candor de los buenos
Básicamente estrecho, el pensamiento que sostiene el arquetipo. Construido de la greda pústula de las ciénagas, huele a azufre.
Y en el sinfín crepuscular del tiempo que abarca la desdicha, dibuja calas, gladiolos, hojas de palma.
Mientras suspira lágrimas, su paso de letargo se entumece.
Ahí, justo ahí. Al pie de un túmulo recién cubierto.

Esteban Silva

viernes, 30 de septiembre de 2011

Elegía



Elegía profana haber inundado de palabras lo vivido.
Resaltar lo abstracto. Causa inmaterial que atraviesa.
La quietud rayana a la miseria. El sinsabor, lo dúctil.

Salto profundo al hoy, perimido. Por tragedias vanas y sorna

Plano. Fuga. Etéreo. Tiempo. Envase. Atmósfera. Discierne.

Y en la arbitrariedad de un dicho, ex profeso

La sabia frialdad de la venganza infiere
Un mar de dudas. Un arrebato cíclico de tempestades
Tan hondo, que lastima.

Esteban Silva

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Dónde las almas convergen

En un instante de fuga citadina observo, café en mano, ser observado. Y en ese instante, dónde un grupo de turistas aprecian el corredor urbano del que formo parte, las cosas se invierten. De repente mi actitud recurrente de cazador desaparece. Una veintena de ojos desde lo alto de un ómnibus se trasladan atentos. En sus auriculares, reciben la información necesaria que los hace partícipe del paisaje. Yo soy un mero mobiliario urbano. Algo típico, un habitante promedio con las angustias y alegrías de una tarde de primavera. Ellos, también son típicos. Con sus botellas de agua, los sombreros de ala ancha, y sus pesadas gafas. No dejan de asombrarme. Cómo, el cambio de contexto despierta humores distintos. Acaso, podría ser ellos, en circunstancias distintas.
¿Qué avatar del agobio me representa?. Caminando a paso firme, en el transcurrir de una instantánea de ocasión.
Dos planos. Cómo un vidrio transparente dónde las almas convergen.
Tan sólo, una lengua y una bandera nos separan…

Esteban Silva

viernes, 23 de septiembre de 2011

Ascenso

Inhóspito. Atravesar por los senderos del alma en busca de consejos.
Es que el derrotero es cuesta arriba…
Sobre la roca madre en procura de salientes dónde aferrarse. Escarpado y hostil.
Para soportar el frío que se desprende de las cornisas, nos abrigaremos de conceptos.
No demasiados, echarían a perder nuestra marcha. El paso firme en una dirección concreta. Imposible.
A veces es mejor contornear los objetos, en procura del lado más conveniente de abordarlos. Estrategia y coraje.
Determinación, para asirse de un risco en el ascenso. Oportunidad, para emprender la retomada en el paréntesis de un cielo abierto.
Equilibrio de espíritu para meditar sobre las metas alcanzadas, proyectar hacia adelante y esperar. El instante preciso, en dónde proferir el grito de victoria.

Esteban Silva

Amor a primera vista

Me enamoré de las palabras. No de la banalidad que ellas expresan, sino de su música.
Yelmo: que con su Y griega por visor, deja entrever la historia de Esparta.
Brújula, me sabe a bruja, destino incierto y conjuros. Tal vez el compás que marca el norte magnético en los cuatro puntos cardinales se refiera a nosotros.
Compás me suena a pasos. Esos, dados por el compás de madera en la pizarra mientras la tiza del extremo describe ángulos de hipotenusa.
Ya a la hipotenusa la veo obtusa, una directora de colegio queriendo imponer su orden rectilíneo al alumnado. Que dicho sea de paso se asemeja a arado. Un conjunto de herramientas en bruto, destinadas a proferir una huella tras su paso.
Cómo la que pretendidamente infiere la educación sobre sus vástagos, ¿o son sus hijos?. Los desdichados augures de su voz trunca, que huele a libros y humedad.
¡Puta debería decir!, porque sale de adentro del alma, y resuena en nuestros labios al pronunciarla. No me has dado nada. Tan sólo el alfabeto y los números. Un puñado de nombres y la ilusión vana de evocarte…

Esteban Silva

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Neurotransmisores

En el año 2018 la empresa Sony entertainment lanzó al mercado un producto del cual siempre se especuló fuese la panacea del mercado cautivo. Los neurotransmisores.
Instalada por décadas en el mercado norteamericano, Sony , hizo pie en el continente, con una estrategia global de mercadeo. Su marca bien ponderada en el inconsciente colectivo, proyectaba vanguardia e innovación. Por eso, no le fue difícil asignar los primeros protocolos de intervención en humanos, allá por los años 15´.
El producto en sí mismo, era un neurotransmisor instalado en el hipocampo del cerebro humano. Mediante una intervención de bajo riesgo, la compañía implantaba un chip en los terminales sensores de la base del cerebro, con el fin de poder divulgar sus contenidos de entretenimiento de una manera nunca vista.
Ante la primera convocatoria, millones de personas en todo el mundo manifestaron su agrado de participar en tal proyecto. Estratégicamente la empresa resolvió inscribir una veintena de cada continente para los primeros ensayos.

El primer paso después de haber hecho los estudios pertinentes en los participantes fue el de rubricar los acuerdos. En dicho contrato Sony, se obligaba con todos los gastos y erogaciones de la intervención quirúrgica, así como una bonificación de por vida de todos los contenidos disponibles para tal artilugio.
Básicamente, el neurotransmisor operaba como una antena satelital en concordancia con un aparato receptor suministrado por la empresa. Su cometido: transmisiones de hiper –realidad, holografías, visión tridimensional, olfato y realidad virtual.
Como era de esperar, la meta de tal emprendimiento, era suscribir la mayor cantidad de personas en el universo. Esa visión totalizadora empero, tuvo los primeros traspiés ya en los primeros experimentos. Una decena de personas al menos, habrían tenido daños severos con el uso del sistema. Y al menos dos, según trascendidos , perecieron.

Sony, intentó por todos sus medios acallar tales eventos. Con su inmenso poder de coacción sofocó las críticas de las compañías contrarias imponiendo un bozal en la mayoría de sus empresas vinculadas. Tamaño emprendimiento no vería contratiempos a estas alturas. Atrás de esta iniciativa, un pool de quinientas empresas auspiciaban por dichos logros. En la más secretas de sus asambleas, firmarían un acuerdo de participación proporcional a los rindes de cada individuo prospecto.
A través de ese medio, canalizarían toda una serie de propaganda individualizada. Los medios de internet venían haciéndolo por veinte años. Ahora era su turno.

En la ceremonia de lanzamiento de la marca no escatimaron en recursos. Diez mega recitales en simultáneo estarían disponibles para los primeros millones de trasplantados. E l procedimiento, parecido a la colocación de una válvula Stent, no demoraba más de quince minutos. Sony bonificaba dicho implante con la suscripción de su paquete Premium de enlace.
Para el año veinte, un estimado de mil millones de personas se encontraban conectados al sistema. Ahí comenzaron los primeros temores.
Organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos imponían recursos en las cortes para auditar los protocolos del implante.
Querían observar con detenimiento el terrible poder de manipulación con que contaba la firma, y del cual no se había logrado un total discernimiento.
En su interior, temían por la alienación mercantil a la que supuestamente serían sometidas infinidad de personas.
Nada de eso ocurrió, a un lustro de implementado el sistema un memorándum, interno del consorcio arrojaba los siguientes datos: “Diferencia sustancial de mercadeo, por acción directa de campaña publicitaria protocolo 01, + 12%”.
A pesar del terrible esfuerzo aplicado a cometer tan vedados cometidos, Sony sólo podía jactarse de tener en su manga, una enorme cantidad de suscriptores.
Las empresas participantes que no obtuvieron sus rindes esperados presionaron, a la Nipo-Norteamericana por resarcimientos compensatorios.
Esta, se declaró ajena a la prospectiva no alcanzada, negándose rotundamente a ceder parte de sus suscripciones a favor de las empresas adherentes.

En la mañana del 25 de diciembre del año 2023 un virus informático se desplegó por la central de Sony en Culver City, California. Expertos intentaron sin éxito frenar la embestida del virus, que a pesar de los cortafuegos, interesaban la columna central del complejo de neurotransmisores.
En el lapso de las dos horas siguientes, el mundo vería sucumbir un tercio de su población en el episodio de los “hackers”.
Una comisión evaluadora apuró las investigaciones sin arribar a resultados concluyentes. El siguiente paso, fue volver a las transmisiones ordinarias de aire, que tanto beneplácito le habían dado al hombre en el siglo XX.

Esteban Silva

Despedida

Una despedida es como un epitafio, no hay nada más que agregar.
En el sempiterno deseo de subsistir se inmola, subrayando lo que enaltece.
Todo tiene su tiempo: la palabra empeñada, el afecto mutuo, la mente que proyecta.
En algún momento el objeto sale del círculo en que orbitra . Inercia pura, desarraigo.
El camino nuevo que se abre se presenta hostil, distinto diría. En su nuevo andar, deja huellas claras sobre la materia inhóspita. Todo el peso de su carga, lega marcas.
Con el tiempo vendrá lo cotidiano, eso lo sabe. Por eso huele el presagio y lo esquiva.
La mirada fácil, condescendiente, obstinada a perpetrarse. La reciprocidad de conveniencia que dicta el amparo. La crudeza de un adiós.
Si pudiese hablar, sugeriría, tan sólo lo hondo de un abrazo…

Esteban Silva

martes, 20 de septiembre de 2011

Recomienzo

¿Cómo saben las lágrimas ocultas?, esas, las que alma le niega a los intrusos.
Interior, hábito exiguo dónde florece el desconsuelo. Echa raíces y se afirma.
Es menester que la voz se alce. La profecía se cumpla. El destino invada.
La quietud turba el desarraigo, lo sabe la desdicha.
Capaz de arrastrar en su océano lo vasto de su fe, imagina paraísos dónde exiliar su ánima. Ahí sola, en el escarceo brioso de su engaño, se reconcilia. Abre sus venas para mitigar su agobio, alucina. Y en el estertor propio de su aliento, recomienza a andar…

Esteban Silva

lunes, 19 de septiembre de 2011

Bits

El hombre se para frente a su teléfono celular y lo observa. Por un instante la tecnología parece dialogar con el individuo, hacerlo parte. Absorto, ingiere bits de información alimentando su conciencia global. Su mente, paralizada, no discierne que ha cedido el control de sus actos. Ahora, un dispositivo es el nexo entre su yo ( diluido ) y el estanque. Su conciencia activa se ha fundido con las pre-rogativas del mercado. De las marcas cautivas, de la alienación, de sus designios.
De pronto, se observa jugando una trivia, participando de un concurso o reuniendo requisitos para el cambio de su unidad receptora. En ese preciso instante, la máquina opresora extiende sus tentáculos. Lo abraza por el cuello, le quita su frágil voluntad inyectándole su veneno letal: fidelidad, deseos irreprimibles de consumo, sentido falso de pertenencia, saciedad espiritual.
Quién diría, el triunfo de lo colectivo por lo individual no acerco al hombre al conjunto. Más bien lo confino a una celda de aislamiento, haciéndole creer ser partícipe de su destino.

Esteban Silva

viernes, 16 de septiembre de 2011

sueño de clases


¿Porqué el recurrente sueño de volar nos asemeja a pájaros?. ¿Qué construcción ilusoria de nuestra mente recrea el entorno nunca visto?. La perspectiva insólita de la altura por la que nunca transitamos..Los deseos reprimidos que nuestra angustia evoca. No lo sé.
¿Es arqueoptérix que fluye en nuestras venas, reclamando un lugar en la historia?
¿Son los emuladores de ingenio quienes mitigan el deseo obseso?. ¿O son sólo los medios habilitados que la vida moderna ofrece? . Rara paradoja ser águila y mecano.
Dormir en la cúspide de los nimbos y ser atendidos como altezas.
Una bandada de humanos se dirige a un punto determinado. No migran a ninguna parte. Tan sólo satisfacen sus anhelos pueriles de éxodo y vanagloria.
A su regreso, regurgitarán historias compradas en tiendas de souvenirs.
Habrá registros por doquier de su dicha, alimentada a plástico y divisas. Todo es sonrisa, el acopio efímero de lo vivido, el sentimiento sórdido de pertenecer, las anécdotas intrascendentes de ocasión, las ventajas obtenidas por el discernimiento hábil. Todo.
Mientras, que amuchados en sus madrigueras, las alimañas sueñan con habitar la superficie. Disfrutar las cosas simples. Transitar por aquel lugar dónde el paso del amo no los interesa, pisoteándoles sus cabezas.

Esteban Silva

Breve actitud


La breve actitud de la vida me sorprende. Queriendo persistir en el aciago tiempo de sus horas. Reclamando a gritos.
Nosotros, los tristes pasajeros de su marcha, contemplamos atónitos su espasmo. Su discurrir nos concierne. Somos sus artífices, sus guías. En el trayecto, una amplia vela de retazos nos servirá de impulso. Como palo mayor, clavaremos una idea inquebrantable, transversal a nuestros conceptos.
Para qué, en el tremor agitado de una tormenta, no sucumbamos. Al embate externo e ingobernable, o a nuestra propia desidia.

Esteban Silva

lunes, 12 de septiembre de 2011

La Pata energética



Hacia el año 2016 Argentina entró en una insuperable crisis de recursos energéticos.
Superados todos los estándares de crecimiento, vio colapsar todo el programa de abastecimiento al caer su socio principal en materia de petróleo, Venezuela.
Al impulso del mandato chavista, la nación boricua cambio de signo político, volviendo al tradicional liberalismo conveniente a los EEUU. Sin la pata petrolera, y con sus reservas esquilmadas por décadas , Argentina debió enfrentar una reconversión drástica de sus recursos debido a la salida del sistema de sus pozos continentales y sus proveedores de crudo acostumbrados. Sin el asistencialismo recurrente de la nación caribeña, debió buscar un socio estratégico que le permitiese sostener los índices de su industria pesada. Con un sexto puesto en producción de automóviles, un parque automotor superpoblado y una dependencia agraria de gas- oil, Argentina tenía más que suficientes preocupaciones por atender su rueda económica, tan beneficiada en la última década.
En otras oportunidades, estrategas del gobierno habían propuesto una integración a gran escala con la Nación Boliviana. Sí hasta entonces, el gobierno argentino había desdeñado la idea, a partir de los recientes anuncios de desvinculación Bolivariana, tomaría bien en serio a los socios del altiplano. En la práctica, una asociación tácita de mutuos beneficios existía entre ambas naciones. Bolivia proveía de gas a la región en un precio muy conveniente, por otro lado los argentinos eran permisivos en materia inmigratoria sirviendo de sostén a un tercio estimado de la población boliviana.
Ahora la cosa era distinta, conscientes de la escasez de recursos nacionales, los hermanos latinoamericanos entraron en la rueda de negociaciones con otras exigencias.
En concreto, el proyecto que se debatía para la firma del tratado contenía a grandes rasgos dos pautas primordiales. Argentina trasladaba su sede YPF al país andino y se aseguraba una importación de 15 millones de btu diarios por el gasoducto del norte.
Bolivia a cambio tendría la concesión por 20 años de un corredor transoceánico desde la ciudad de Tarija hasta el puerto de Rosario en el gran Paraná.
El descabellado ( para entonces ) proyecto, preveía una extensa carretera de 1600 km que atravesaba el Chaco Salteño, Formosa, bordeando por las provincias Mesopotámicas hasta el puerto de aguas dulces de la ciudad Rosarina.
La faraónica obra correría por cuenta de los argentinos claro. Cómo era de suponer, surgieron voces opositoras del lado argentino. Objetaban el tremendo grado de intromisión en cuestiones de soberanía que supondría una medida de estos alcances.
Empero, el poder ejecutivo Argentino selló rápidamente el acuerdo, a sabiendas de las otras propuestas de similar calibre que merodeaban en la región…

El 1º de enero del 2017 frente a una comisión bilateral compuesta por mandatarios de ambas naciones, se dio por inaugurado el corredor “ transoceánico binacional”, a orillas del Paraná. Un júbilo estremecedor fue la cúspide del encuentro. Por años la nación Boliviana esperaba por una salida al mar. Sin saberlo, por casi 150 años de oclusión y oscurantismo, habían forjado una nación de ánimo introspectivo.
Por eso, por los tabúes derribados en décadas de atraso y aislacionismo, por la falta de mediterraneidad asumida y ahora vencida, por la Pachamama y por las primeras 10 toneladas de clorhidrato de cocaína “ libres de impuestos” a el viejo continente, es que brindaban los hermanos bolivianos.

Esteban Silva

viernes, 9 de septiembre de 2011

Chacal



Hay una lectura pormenorizada de los textos clásicos y hay una lectura a vuelo de pájaro. Frecuentemente incurro en esta última. Tratando de compatibilizar la enseñanza con el gusto personal, es común que abrevie la lectura en aquellos párrafos que son de mi interés. Tampoco respeto la estructura propuesta por el autor. Puedo ir de la página final al prólogo en un salto. Y de éste al corpus del relato sin mayores reparos. Después, si la obra es de mi interés, la re construyo en sus partes originales. Mastico sus palabras hasta obtener el sabor preciso. Memorizo alguna de sus frases célebres, que por días habitan el universo indómito de mi memoria. ¿ Qué espero de ello?, no lo sé.
También sucede lo mismo con el cine. Apenas salgo de la sala, analizo con detalles la narrativa. Evalúo el desempeño de los actores, la originalidad del libreto, la fotografía que entrega. Y también, el mensaje subyacente perdura por un tiempo. ¿Qué quiero decir con esto? .Que toda obra de arte es una puerta de entrada al conocimiento, y que dicho conocimiento es el punto de partida a la re elaboración de una idea. Es la evolución de las letras y del pensamiento. A veces, cuando la iluminación nos alcanza, logramos transmitir un eslabón más a esta cadena de sucesos. Otras, simplemente arañamos la superficie dura de estos conceptos de manera estéril. No hay dónde clavar nuestras garras, nos es impenetrable. En ese momento, en ese preciso momento de pudor abyecto de decoro, me imagino un chacal.

Esteban Silva

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La debilidad, corrompe.




La extrema lasitud de lo profano define al débil. En su burbuja de aire jabonosa se escuda esmirriado. No por defender su honor, sino por victimizarse ante los demás.
Intentando distraer, atrae. Circunspección aparente que esgrime por objeto.
Podría pasar por ingenuo, pero no lo es. Créanme . Nos es dado a los hombres vituperar a estas alimañas. Descubrir las piedras en dónde se ocultan. Llenar de humo sus madrigueras. Cazarlos cómo a la mulita. Sí, con un dedo en el culo por arpón.
Para que a la luz del sol, expongan sus flaquezas. Sus mañas inútiles, su descaro.
Preparemos el cadalso de su deshonra, afilemos el hacha, martillemos el cerrojo del fusil junto al paredón. O mejor no. Dejémosle blandir su bandera . Desconsideremos su esfuerzo con indiferencia. Para que su voz trémula se ahogue en la soledad de su amparo. Para que el veneno de su ponzoña circule eternamente por sus venas.
Solo así, podremos reparar en la maldad que quiso ser, y que no ha sido…

Esteban Silva

sábado, 3 de septiembre de 2011

Totius Orbis Descriptio Tam Veterum Quam Recentium Geographorum Traditionibus Observata Novum




“E assim foi, que no ano VI do rei Don Joao II, se assinou o tratado de Tordesilhas com motivo de dividir as terras do nosso senhor de Lisboa, em uma linha reta ao meridiano das ilhas de Cabo Verde, deixando ao leste, todas as terras em poseçao da coroa portuguesa”( 1493 )

Cuando Américo Vespucio arribo a aguas brasileñas por tercera vez, tenía un objetivo. Providenciar para el reino de Portugal una línea demarcatoria real, que a tan sólo siete años de distancia una bula papal había impuesto a modo de igualdad pero de manera muy arbitraria. En la empresa, distribuyó a lo largo de la costa brasileña unos monolitos que tenían su sello. Un siglo más tarde, Joao Pedro III, retiraría estos mojones cuando declarase “ la capitanía de las tierras conquistadas”. En la práctica, una parcela de terreno en la costa que se adentraba por la selva amazónica indefinidamente…

Y creo que fue este episodio catastral lo que a la postre definiría al ser brasileño.
Esa voluntad de crecimiento sostenido. Ese optimismo del ladrillo, fundador de ciudades a lo largo de su costa beneficiada. De aguas calmas con remansos, De valles fértiles y de asombro.
Como el que me propició la esmerada piedra en la mañana estival de marzo en la isla de Itacuruça. Lejos de estos registros históricos en el amanecer de esta nación tan prodigiosa, más cercano al ocio displicente de unas vacaciones bien merecidas, reflexioné cual arqueólogo al contacto intempestivo de esta piedra con mi dedo gordo pulgar. Había interceptado con mi pie descalzo una de estas losetas semi-enterradas de la playa virgen: Américo Vespucio, y la ¡reputísima madre que te parió!, proferí para mis adentros, en ambos idiomas…

Estevao Silva

viernes, 2 de septiembre de 2011

Perspectiva




Adoro la jactancia que se pavonea impune en el marco de su ignorancia. La incorrección manifiesta que escupe el necio. Los elefantes de bazar. La turba cegada que arrasa por mandato propio. Los rebeldes que infligen las leyes. Los enchastradores de cabezas recién recibidas. Los saqueadores de tiendas . El carro del cartonero que demora la fila de autos. El trapito ad honorem por veinte mangos. El limpiavidrios de prepo. El insulto despiadado de tribuna. El mangazo policial de circunstancia. La letra chica de los contratos. Los falsificadores de cosas. Los usurpadores de lo ajeno. El huevo anónimo que se estrella en la cara del funcionario. Los cortes de ruta. Las tomas de tierras improductivas. El billete apócrifo.
Todo ello y mucho más, me encanta. Siempre y cuando, no lo sufra en carne propia claro.

Esteban Silva

jueves, 1 de septiembre de 2011

Vísperas del Amduat ( Vk 62 )

-¿ Fue Caronte o Anubis, el que en las vísperas del Amduat pronunció mi nombre en el gran tribunal?. ¿Merezco su gracia? Equilibrio prófugo de mi corazón frente a la pluma de Ptah. Doce horas me esperan para volver a ver el día. Llevaré todos mis enceres. Mi cuerpo está preservado. Los recipientes canópicos conservan mis órganos. Hay trigo y cebada en las alforjas, vino de palma y cerveza en las ánforas. Nada ha de faltar. Venceré a la serpiente que habita en el submundo. Recitaré el libro de las puertas. Señor, rey de la necrópolis, que presides la tienda divina por sobre el zenit de almas. Sopla tu ánimo en mi Bâ.- En la madrugada tórrida del solsticio de verano, Lord Carnarvon despertó de un pesado sueño. Recordó vagamente los trazos de una historia en la que él era el desdichado protagonista. Recostado en su litera de campaña con una lámpara de keroseno por única fuente de luz, se apresuró a secar su rostro empapado . Intentó recordar una palabra que lo persiguiera durante su pesadilla. No lo logró. Visto desde la recién excavada rampa de Hatschepsut, el campamento parecía un delicado arreglo de linternas de papel anaranjado. A pesar de la oscuridad y silencio reinante, pudo hacerse de una hora aproximada. El numeroso grupo de trabajadores que acampaban en los alrededores aún no habían comenzado sus rezos del fayr . Un cuadrado de veinte metros de lado en la roca basal, había sido cuidadosamente destinado en los días previos. Las alfombras individuales se encontraban dispuestas, orientadas en sentido norte. En ese punto preciso de la piedra caliza de Luxor, todas las madrugadas doscientos trabajadores postraban sus rodillas en señal de respeto. Un cielo azul profundo ,salpicado de constelaciones los contemplaba. Carnarvon, observó con dificultad que el borde superior de la tienda estaba abierto. La tela protectora contra los temidos insectos no vedaba la puerta de entrada. Inmediatamente sintió un leve escozor en su pómulo . Su rostro pálido y delicado de la campiña inglesa era presa de uno de los azotes del desierto.. Rápido de reflejos, consiguió aplastar al mosquito que se posó en su rostro. El espejo de campaña que utilizaba para rasurarse le devolvió la mirada y la confirmación. Hizo una mueca preocupado, con el rictus de su expresión apretó un monóculo en su ojo izquierdo observando los bordes listados de las alas del mosquito. Le recordó el báculo de lapislázuli, que tan afanosamente estaba buscando. Pero también le recordó , que la herida del Aedes Aegyptis le ocasionaría serios traspiés en su investigación. En ocasiones, las enfermedades tropicales mal tratadas, derivaban en agudos cuadros persistentes en los que la muerte asomaba asidua. En medio de sus cavilaciones ,un edecán ingresó por la misma puerta, con una bandeja de plata en mano. Advertido de los movimientos de la tienda, correspondía afanosamente con la infusión habitual de oriente: un te de menta con azúcar. En rigor, lord Carnarvon había esperado esa noticia por cuatro largos años. A punto estuvo de vender, la mansión Highclere Hampshire, para continuar esta prolongada aventura arqueológica. Lejos de la parsimoniosa y metódica búsqueda de sus pares, el suyo, junto a Carter, era un acto de fe. Ultimo mecenas de la era Eduardiana, dónde un financista privado apostó todo su capital y prestigio. Su suerte, empero, arribó en el momento indicado, cómo veinte años antes lo hacía de la mano de su esposa Almina Wombwell, hija ilegítima y heredera de la dinastía Rothschild. Un anillo de oro con incrustaciones de diamantes, selló su destino para entonces. Ahora su presente era otro. Atrás quedaba su época de bon vivant en la sociedad inglesa, su afición por el automovilismo, los casinos y las compulsas carreras de caballos. Finalmente, cuando todo estuvo listo abordó el ferry que lo aguardaba en el puerto de Sáfaga , Luxor . En horas de la noche, se lo veía instalado habitualmente en unas de las mesas de juego . Ahora su accionar era otro .Paseó solitario por la cubierta superior del barco meditando las palabras que emplearía al día siguiente. A sabiendas de tener una buena mano, desdeño la idea de enfrentar a sus pares en una ronda de naipes. Imaginó que la mirada escudriñadora, pudiese descubrir el secreto que él portaba por aquellas horas En el amanecer, la suave brisa del Nilo lo encontró nuevamente en cubierta. Sobre los márgenes fluviales del delta , un rojo profundo entregaba sus tintes al alba. Los pequeños caseríos agrupados a cada lado del río, despertaban sin saber del día trascendental para la historia de Egipto. Desde lo alto de las mezquitas llegaron los primeros acordes del rezo matinal. Las sombras alargadas se estrellaban contra la proa de la embarcación a cada instante. A cada momento, una manada de camellos abrevaba sobre las orillas de las aguas ancestrales. Carnarvon, solo entonces, disfrutó por primera vez de su infusión de té . Sorbió lentamente en su paladar la esencia de Oriente, reflexionando. Por la mañana arribó a la capital y se dirigió sin dilaciones al Hotel Continetal-Savoy en el Cairo. Ya en el lobby , ordenó un cuarto de comunicaciones a la brevedad . Tamañas noticias exigían cuidados extremos en su divulgación. Trataría de evitar por todos los medios que la noticia llegara a oídos locales. Lo acompañaba Henry Moos ,operadador telegrafista de la línea naviera “ White Star” de Southamptom.. El cuarto acondicionado para la ocasión, una adornada sala victoriana de unos cinco metros de lado. En el centro, un sillón de tres cuerpos en pana verde haciendo juego con las pesadas cortinas de los ventanales. Atrás de ellos la, magnificente vista de las tres pirámides refulgía en el basalto central.. Por un instante, Carnarvon posó sus ojos sobre ellas al descubrir levemente una de las cortinas, irradiando de manera fugaz la sala. En el interior del recinto, otros dos sillones individuales y una mesada de mármol blanco con bordes de bronce completaban el mobiliario. Encima de la mesa, se encontraba el telégrafo. Junto a él, un servicio completo aguardaba. Carnarvon, desestimo estos arreglos y tomó uno de sus puros del interior de su saco. Caminó en círculos por el interior de la sala rodeando el conjunto de muebles victorianos. Exhaló cuatro pesadas volutas de humo. Meditó las palabras con que se dirigiría a los principales medios de toda Europa. El operador, atento a cada movimiento de Carnarvon , modificaba su postura para ofrecer su mejor perfil de escucha. A pesar del regodeo que tal idea le deparaba, creyó necesario comenzar con una maniobra distractora. Detuvo su marcha ,colgó su sombrero de lino en uno de los percheros y ordenó en un pausado inglés, trabajos dilatorios en la cara norte del complejo. Carter, sin duda entendería estas lacónicas órdenes tendientes a ganar tiempo para el arribo de los grandes medios La noticia, habló por sí sola. Se invitó al registro de la primera tumba intacta del valle de los muertos… El día de apertura, unas doscientas personas se reunieron en la superficie escarpada del valle sepulcral. Medios de toda Europa se encontraban dispuestos con sus pesadas cámaras de placa a la salida del túnel principal. Esperaban por la remoción de delicados tesoros. Joyas que tres mil quinientos años de historia guardaban celosamente. Muy a su pesar, compartiría el último sello junto a Howard Carter, su hombre de campo y nexo erogativo por dónde vio escurrirse gran parte de su fortuna. La expedición para entonces, llevaba cinco años de continuos fracasos. Ya era hora que tanto esfuerzo rindiese sus frutos. Llamó a su hija Lady Evelyn para los honores, y aguardó a dos escalones de distancia por la apertura conjunta. Sus pies enfundados en costosos zapatos de cocodrilo, rebosaban de polvo y ansiedad. No había querido apoyarse en las paredes recién excavadas. Con un pañuelo de algodón cubrío su boca de las partículas que sobrevolaban. Más abajo, en la puerta misma de entrada, los operarios intentaban infructuosamente entrar en el corredor principal. Se hallaba repleto de escombros. Este no sería el último contratiempo. Después de muchos esfuerzos en la remoción de la puerta de entrada, ocho metros de depósitos de grava se taponaban el corredor. Fueron necesarios dos angustiantes días para extraerlos. Todo se volvía a repetir entonces, la angustia impaciente de los hombres de la expedición, los medios habilitados, los atemorizados fellah… El murmullo bereber, se esparcía a cada lado de la roca de entrada. Su tez morena, contrastaba con el blanco a rigor de sus túnicas. La piel ajada, por el rigor del desierto. Sus miradas turbadas ante el inminente hallazgo, iluminaron ojos azules de profecía. A cada obstáculo, el momento esperado se confundía con la sombría advertencia Cuando finalmente el corredor de entrada se despejó por completo y los murmullos acallaron, Carter se presentó insobornable ante la requerida puerta. Un rayo horizontal a sus espaldas iluminó la losa granítica. Recordó vagamente a el complejo Wadi Abu Hash el-Bahri ,situado a escasos seis kilómetros, dónde años antes, había trabajado en la tumba de Akenatón, tío de Tout Ankh Amon, soberano reformador del legado monoteísta y motivo principal de este descubrimiento. Introdujo un taladro de acero en uno de los extremos. Con la ayuda de dos asistentes horadó la roca hasta traspasarla por completo. Por la abierta hendidura, metió una vara con un espéculo en su punta. La débil luz de vela inundó tenuemente el recinto y alcanzó los diseminados objetos. Oro por doquier. Lámparas de alabastro, carruajes, enceres de los más diversos tipos. Pero principalmente un objeto dominaba el centro de la escena. Un sarcófago intacto. Emocionado, Carter expresó a continuación las palabras esperadas por todos: -“Veo cosas maravillosas”-. Un vaho de miles de años se escapó por la hendija. El olor rancio a especias y humedad sacudió su rostro, apagando la luz de vela y suspendiendo momentáneamente la contemplación de los tesoros. El último sello era un complejo empaste de lacre con sogas de cáñamo. Con un cincel de carpintero en una mano, y un martillo de madera en la otra, ellos conminaron el acto profanatorio. Ansioso, Carnarvon se deshidrataba con su boca reseca y sus manos ásperas de roca caliza. Por primera vez posó sus palmas en un territorio virgen. Debajo de los pedazos de empaste, la losa granítica dejaba ver unos indelebles jeroglíficos. Carter, había advertido a todo el grupo sobre esto. Hombre de ciencia, temía que las maldiciones ahuyentasen a su cuadrilla, tan dispuesta a estas historias proféticas. Lord Carnarvon, esperó a escasos metros. Tras su traje blanco con sombrero a tono, toda una humanidad aguardaba por tamañas revelaciones. No sólo joyas maravillosas verían la luz en esa mañana del veintiuno de noviembre de 1922. Con ellas, el examen exhaustivo de las inscripciones y su contexto , aportarían visiones esclarecedoras del imperio medio en Egipto. Carter, entró en las páginas de la historia con el fenomenal hallazgo. Una tumba intacta con todos los artefactos en perfecto estado de conservación. Para Carnarvon, el advenedizo tesoro recomponía su delicada situación patrimonial, y lo devolvería a las primeras páginas de la prensa mundial. Esa era su principal preocupación por entonces. Impaciente, al ver la contemplación en silencio del arqueólogo, profirió: -¡ Howard, traduzca para nosotros!- El empleado, atento a una orden directa de su mentor, observó con detenimiento los surcos proferidos en la roca madre. Un demótico antiguo, del imperio medio para ser más rigurosos. Estudió la frase y dio su dictamen final: - ir remet neb(et) (i)chet-sen hat ten em-a- ¡Yo agarraré a los profanadores como a un pájaro..! En ese preciso instante, Carnarvon armó las piezas del rompecabezas que lo tuvo abstraído por esas horas. Conectó la profecía al escuchar erroneamente la palabra insecto en vez de pájaro, mientras tocaba absorto la entumecida herida en su rostro. Durante los 365 días restantes de su existencia en la faz de la tierra, sería una constante en su atormentado pensamiento secular. A un año exacto de su fenomenal hallazgo, pereció de septicemia en su lecho de Hampshire, a las 2 AM del año 1923. Esteban Silva

martes, 30 de agosto de 2011

CO2



¡Vamos a quemar las naves!. O mejor dicho vamos a mandarlas a desguace. A la India.
A desmontar esas estructuras oxidadas para sacarles provecho. Con los materiales combustibles haremos una pira enorme. Que se note. Las columnas de humo tiñendo el cielo azul de azabache. Los residuos tóxicos fluyendo por el suelo fértil. No nos detendremos ante voces alarmistas. Tenemos toda una eternidad para reparar.
Acabemos con los recursos naturales. Este es nuestro tiempo. Sólo cuando la última gota de petróleo se encienda en un carburador nos veremos satisfechos. Sacrificaremos todos los recursos en pos de mover la rueda. Plantemos dónde haya bosques. Y dónde no haya nada, construiremos ciudades. Desordenadamente, pero con ímpetu. No nos preocupemos por la contaminación. Ya habrá soluciones al alcance en su momento.
Dejemos el planeta yermo, estéril. Y desde un lugar cómodo en una órbita geoespacial, recitemos una oda a la nueva luna.

Esteban Silva

lunes, 29 de agosto de 2011

Plaga




La década del noventa fue la panacea de la agricultura transgénica. A la sombra de las semillas tratadas con potentes agroquímicos, florecieron los países exportadores.
Sus rindes, se vieron multiplicados con el uso de este conjunto. La semilla-herbicida, diseñada para soportar la mayor cantidad de insectos, amplió su mercado potencial hasta ocupar todos los nichos. Dos empresas de origen Norteamericano estuvieron a la vanguardia de estos procesos, Monsanto y Syngenta.
Ambas introdujeron sus poderosas semillas libres de todo ataque parasitario. El complemento, un pesticida ( glifosato ) que acaba con todo rastro de vida animal en la planta. En sus comienzos, y aún hasta los 60´ la agricultura, punta de lanza del oeste norteamericano se vio muy afectada por estas resistentes plagas que afectaban los volúmenes finales de cosecha. Los pesticidas tradicionales eran muy peligrosos para el consumo humano, amén de saturar el contenido componencial de suelo tratado.
Tradicionalmente los insectos que afectaban a las cosechas se contaban en dos grandes grupos: Las plagas mayores, dónde participaban el gusano manteca, las crisomélidas, la mosca de la semilla y el barrenador de tallos. Por otro lado, los comedores de follaje y perforadores hacían de las suyas: La lagarta militar, el helótero bellotero, el barrenador sureño de tallos, el gorgojo del maíz, la polilla del grano y el ácaro del sorgo.
Todas estas rémoras del cultivo vieron sus días contados en los albores del nuevo milenio. Con una década de continuo tratamiento lograron cuasi erradicar estos temibles agentes de la cizaña.
Sí ya se, habrá voces que se alcen en contra de estos métodos. Vociferarán acerca de los peligros a largo plazo en el consumo de estas especies. Lo cierto, es que la economía mundial , afectada desde este siglo por el creciente número de habitantes, necesitaba de un método eficaz en el control de sus cosechas. Millones de personas se veían afectadas por la variabilidad del alimento plantado. Las naciones en vías de desarrollo vieron en la oportunidad, el momento propicio para escindirse de la pesada carga de regalías que exigían estas empresas en su suministro.
Ahora sí, los graneros del mundo rebosaban de optimismo y oportunidades. Toda un vida a merced de los condenados insectos. Pensar que la solución estaría a cargo de la tecnología subsidiaria del avance militar de la época de Vietnam.
Granjeros, hacendados , farmers, en todas latitudes veían incrementada su situación patrimonial. La industria automotriz no daba abasto para suplir el ego consumista de estos nuevos ricos. Las ciudades se transformaban a medida que los dineros proveniente de esta industria verde recaían en el mercado constructivo. Los barrios privados florecían al lado de las grandes urbes. Había inversión en todos los ámbitos. Lujo y sofisticación primaban en el ánimo de los detentores de tierras cultivables.
Su ímpetu era tal, que envalentonados por el poder que detentaban, querrían imponer sus propias autoridades que los beneficiasen aún más. Y estuvieron casi a punto de hacerlo créanme.
No la vieron venir. Toda una legión de postergados esperaba por ocupar un lugar en la historia. Al abrigo de las ciudades que le dieron cobija, una generación de alimañas esperaba por su turno. Gatas peludas, bichos bolitas, luciérnagas, escarabajos de cuerno, hormigas de culo marrón y vaquitas de San Antonio invadieron sincronizadamente las grandes plantaciones del mundo entero.
Por décadas habían consumido los alimentos transgénicos, tornándolos híper-resistentes a los pesticidas habituales.
El hombre, al ver mermar su fuente principal de alimentos entró en pánico.
Muchos, cegados por la inanición producto de la escasez, cercenaban los apéndices extras que crecían indiscriminadamente en sus cuerpos mutantes…

Esteban Silva

sábado, 27 de agosto de 2011

Confesión de parte






Los escritores noveles pecamos en nuestros comienzos por cierto barroquismo ilustrado.
Conscientes o inconscientes de citas alusivas, referencias o estilo literario, irrumpimos en el vasto océano de las palabras con una única arma por emblema: la creatividad.
Con ella, podemos estar a la altura de los grandes maestros. Podemos hacer reflexionar, reír, o admirar a quien nos lee. Sin ella, todo se resume a un conjunto de frases más o menos imaginativas. Rastreables, de escasa vida útil diría.
A mí me gusta contar historias. Traspasar ese universo interior al lector y hacerlo partícipe de un viaje a un lugar concreto de mi memoria. Ficcionalizada claro. En ese trayecto utilitarista que es la base de mi relato, espero que advierta la historia detrás de la historia. El verdadero sentido de lo escrito. No es un mensaje subliminal ni nada que se le parezca. Sino tan sólo, es el sentimiento inicial que me embarga al emprender tal acometida. Es para este sentimiento, de retórica pura si se quiere, que dedico mis mayores esfuerzos. Inconscientemente, y aunque suene poco creíble.
Siempre está presente al escribir congraciarse con la otra parte. Para ser aceptado, para crear un puente dónde atravesar el vacío que nos separa. A veces ese sendero al que aludo es franco, de superficie lisa y amplia. Otras, es un simple claro que se abre en la espesura. Zigzagueante y pedregoso. Yo los invito a tomarlo, y los conduzco de la mano hasta el borde de entrada. Esa es mi misión. O así creo entenderla yo.
El destino final es incierto. Siempre se escapa de las manos.
Y está bien que así sea. Por el bien de ambos.

Esteban Silva

jueves, 25 de agosto de 2011

Basural



La tarde de invierno dispara gris a mansalva. En el escarpado pajonal de una tosquera.
En la superficie lisa de un reflejo. Notas de savia emergen a cada pisada. A cada rama que aparta un yuyo por un claro. A cada balón que se interna sin destino, en la espesura de su verde virgen.
Suburbio llano dónde la ciudad descansa.
La inocente alegría de los unos niños te habitan. Desconocen el peligro que se cierne.
Trampa mortal que acecha impávida. Allá a lo lejos, dónde los caseríos se atreven, el humo gana altura. Residuos, cosas rancias, perros matreros. Y en el sendero que se interna para perderse, un automóvil perdido, yace en estructuras.
Ánimas arriban en bandadas. Arrastran su paso de dádiva por los lugares en dónde el barro no interesa sus huellas. Vienen por cientos. Son los menesterosos.
Podría ser un fresco de la realidad que se intenta tapar, pero no lo es. Tan sólo son los márgenes de la sociedad, y que la pobreza, que no debería ser, aglutina.

Esteban Silva

miércoles, 24 de agosto de 2011

Séptimo Círculo



El diario de la muerte tenía instrucciones precisas para los allí reunidos.
Sus órganos vitales removidos ocupaban los recipientes canópicos de alabastro. Tendidas en mesas de piedra, con el cuerpo abierto de su reciente ablación, las almas suplicaban en silencio. Un fuego de lenguas arrancadas ardía en el recinto. Un olor acre y nauseabundo se esparcía, dándoles la bienvenida a los recién llegados. Muchos provenían de la casa de los dejados. Otros habían ingresado por la espiral recurrente de su falsa moral y falta de ética. Todos eran dignos de tormentos. Su martirio estaba garantizado. A la orden del día, las vejaciones más inenarrables consumían el ánimo de los desmembrados cuerpos.
El piso gelatinoso, exhibía las marcas por dónde los verdugos transitaban y efectuaban su tarea.
Cuando ya no quedaba espacio dónde infligir dolor. Cuando todos los huesos habían sido quebrados, la piel desollada y los miembros mutilados se procedía a la cremación.
Un ceibo calderero era el receptáculo. Su madera fibrosa de espinas cumplía un doble propósito. Maltratar a las víctimas desgarrándolas y cómo combustible en la hoguera .
Pero eso no era todo. Lejos de concluir, el ciclo se repetía por toda la eternidad..
Vida, muerte, premio, castigo. Variables de una ecuación sin nombre, que habita en la memoria del tiempo, y de la cual los humanos somos su triste música.

Esteban Silva