domingo, 27 de marzo de 2011

Círculos Ajenos





Círculos Ajenos

En mi vida, he rozado tangencialmente infinidad de círculos. Generalmente atrapado en vocaciones de poca vida, incursioné en las más variadas disciplinas, en el afán de encontrar aquella que me completase espiritualmente. En todas, adquirí los conocimientos básicos para su ejecución. Me empapé de los autores que desarrollan la actividad en sus más amplias facetas. Siempre creí necesaria la teorización de todo concepto, por encima de la práctica. Para luego sí emprender con todo el bagaje necesario, el acto creativo.
Pero hete aquí, que empleando una estrategia como esta, se cae en una profunda contradicción.
El saber generalizado de una vasta bibliografía atenta contra el acto creativo. Lo contamina.
Ya en mis épocas de estudiante de fotografía me advertían de cortar con la conceptualización. Que fuese yo mismo, natural, sin ideas preconcebidas a las que responder.
Siempre tuve una tendencia a la retórica, a ver ejemplificada la devolución pretendida, en los términos propuestos por mi cerebro. Como una tesis.
Teorizante, conducente.
Con el tiempo vi que las expresiones más genuinas son las que nacen de uno. De la emoción despojada, del preconcepto, de la idea rectora. La espontaneidad tan pretendida.
Apartarme de esta génesis creativa en mi persona no resulta fácil. Pareciese que la estructura brinda el soporte necesario para la prosecución de una obra. De cualquier género.
Por eso, sin ser rupturista ( no podría serlo), intento guiarme más por la emoción que por el raciocinio.
No siempre lo consigo. La fórmula, está constantemente al alcance para cualquier actividad.
El largo período en la carrera de Arquitectura, me signó para siempre. El diseño que responde a un programa establecido, la verificación la propuesta, la pragmaticidad y utilitarismo. Son conceptos muy fuertes anclados en el disco rígido de mi memoria, difíciles de desinstalar.
Es una lucha constante.
Además, hay una cuestión de empatía pendiente, que sobrevuela a todo emprendimiento.
Una repetida reyección al círculo del cual pertenecen.
Es como una constante, una especie de antídoto ante el embate de lo prestablecido. Como si mi persona intentase mantenerse al margen del nuevo círculo de pertenencia. Es algo visceral. Sin explicación.
Un mecanismo de defensa. Una psicopatología, ahora sí..
A todo nuevo ámbito, mi mente se encarga de buscarle los aspectos negativos. De buscar las contras, de encontrar aquellos aspectos que no compatibilizan con mis arquetipos concretos y empíricos.
Leí los estados de “ no-mente” del Bushido, el “ zasen” del Budismo y otros.
No dieron resultado, es difícil pedirle a un adicto al cine y la fotografía una mente despejada de imágenes.
Desde mi sesgada perspectiva todo círculo es objetable.
En algunas de sus prácticas, en algún aspecto menor del entorno que generan sus practicantes.
No puedo integrarme en la totalidad de una empresa creativa, no me siento parte. No puedo resignar parte de mi identidad a la construcción de un colectivo.
Aún, ( aunque sea paradójico ) que suene a individualismo.
Los que me conocen, saben a lo que me refiero. Una sensación de no pertenecer. De querer encontrar todas las aristas que reconstruyan el arquetipo, y no poseerlas…
De manifestar entendimiento, cuando no se ha asimilado aún.
De comprender instantáneamente, lo que otros tardan una vida en vislumbrar.
Como un engranaje con una mueca.
Como subir un cierre sin un diente.
Sin ideologías ni creencias
Así, yo mismo.

Esteban Silva

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