martes, 31 de julio de 2012

“La Conquista de América”


Con este término de tinte histórico, es que mi mujer se refiere a la etapa de noviazgo que nos une ininterrumpidamente desde hace una década.
Hay un tono entre jocoso y revisionista en atribuirme el rol clásico de conquistador, eso es insoslayable. Quizás por el hecho de ser descendiente directo de españoles…Tal vez por la razón nada desdeñable de que ella es un habitante autóctono de la “ América” andina. Lo cierto es que con esta frase inapelable, suele calificarme cuando en rueda de amigos surge el tema de los inicios en las relaciones. Específicamente, se refiere a la etapa inicial de enamoramiento, cuando es menester mostrarse receptivo.
Oriunda de Cochabamba Bolivia, residía en el barrio porteño de Bajo Flores cuando la conocí. Y cuando digo “BJ” digo 1-11-14 para ser específico. Manzana 29 casa 101.
Ahora que lo recuerdo, no debe haber estado muy lejos en aquel entonces el pensamiento que me atribuye en retrospectiva de conquistador. Todo un mundo nuevo se abría ante mis ojos. No sólo las cuestiones sociales de matiz antropológico, son las que me animaban a surcar esas tierras vírgenes, Había también un encantamiento primigenio con toda una cultura a hasta el momento me había sido vedada.
Pero principalmente, y cómo salvaguarda estaba el amor incondicional que le profesaba.
Es en esa etapa inicial, que me vi sometido a los más duros contrastes. Contrastes que tienen que ver con un montón de factores distintivos de la cultura andina.
Y no es que mi mujer comulgase de buena manera con esa tradición. Muy por el contrario, ella profesa una manifiesta aversión a la cultura de su país.
Occidentalizada por el hecho de convivir a pleno en nuestra sociedad capitalina, forjó su identidad a base de un continuo aprendizaje en sus lides laborales. El trato directo con las personas, los viajes de perfeccionamiento a Europa, y porque no, su propio convencimiento de causa, la alejó definitivamente de la “tradición” para instalarla de lleno en las costumbres y formas de nuestra sociedad.
Unos pequeños vestigios quedan da la mujer de entonces. El gusto por la comida de su tierra, que hoy en día, a intervalos regulares debemos someternos.
No es que me desagrade la culinaria boliviana debo aclarar. Pero para ser sincero, creo que tranquilamente puede ser sustituida por otra de iguales características con un mejor desempeño: La cocina Peruana. Claro, en este momento, muchos expertos en la materia pueden querer saltarme a la yugular por estas declaraciones. Lejos está en mi ánimo avivar polémicas entre países hermanos. Lo mío es más una cuestión de preferencias.
La cocina peruana incluye en su menú los mariscos y pescados.
En materia de desayunos, debó confesar que intenté de buena gana asimilar las manifestadas condiciones proteicas del “ Tojorí” o del “ Api”. Estas bebidas calientes son a base de maíz. Usualmente se la acompaña con pasteles fritos de queso.
Más allá de lo pintoresco de la infusión, creo que el tiempo decantó los valores arraigados en mis tradicionales costumbres. El café express con medialunas, como Dios manda.
Por entonces, también asistía a la reunión anual de los bailes tradicionales de Urkupiña, en honor a la Virgen. Y otras celebraciones emparentadas, como la chaya y los carnavales. A la salida del barrio étnico, muchas de estos ritos sincréticos quedaron en el olvido. Apenas si de vez en cuando, a instancias de familiares afines, es que entramos en contacto con su cultura.
Entonces sí, un observador ajeno podrá inferir cómo válida la hipótesis de conquistador. En este trueque implícito de intercambios de culturas, ella adquirió el status que buscaba. La comodidad intrínseca de un modo de vida. El bienestar.
En cambio Yo, me quedé con su bien más preciado.
El oro eterno de su amor…

Esteban Silva

Breve glosario de la jerga actual argentina





Como todo el mundo sabe, el lenguaje coloquial está atravesado por una serie de expresiones de distinto origen. Con el paso del tiempo, alguna de ellas caen en desuso.
Otras sin embargo, se instalan definitivamente llegando a formar parte del lenguaje formal. Observemos algunas “ al voleo”… Y aquí, sin querer entramos en la primer disyuntiva. Al voleo de: “ (Acción ) ,algo que se hace al azar o sin pensar; o boleo de: jugar por puro entretenimiento y no de forma organizada ateniéndose a alguna regla”.
Cualesquiera de las opciones enunciadas, ingresemos de lleno en esta breve glosario.
La forma de hablar del vulgo se ve influenciada en términos generales por dos grandes estereotipos. El canchero porteño, y el piola vago.
El canchero porteño, es el habitante común de a pie, que inserto en el ámbito de la capital se identifica con ciertos rasgos del lenguaje contemporáneo.
El piola vago, es el arquetipo del hombre lumpen de villas y suburbios argentinos.
A diferencia del porteño, su origen se arrastra y se nutre, del lunfardo habitual del presidario y su contracara: las fuerzas “del orden”.
Ambos lenguajes conviven en ciertos estratos de la sociedad, pero por lo general se encuentran bien diferenciados. Dificilmente el “ CP” utilice la jerga del guachín.
A la inversa, esto sucede con naturalidad. Veamos algunos ejemplos del hampa:

-Ponerse la gorra- Expresión que alude a la gorra policial. Atribuirse un mandato superior , que no le ha sido otorgado.

- Atrevido- Atrevido tiene el mismo significado, pero con una connotación especial.
Es una condición, mediante la cual se gana la enemistad de una persona por infligir algún derecho aludido, con derecho a réplica por parte de la persona afectada

-Arruinar-. Acción de imprimir un castigo, tanto de forma física como monetaria.
Véase también: “ Quemar el rancho “, hacer daño a algún familiar etc.

- Alto, Alta- Superlativo utilizado con frecuencia para magnificar un objeto o evento.
“ Alta fiesta”, “ Alta moto”, “Alto fierro” etc.

- Quebrar- Es un lenguaje que tiene su origen en los claustros policiales. En la práctica, se referían a la acción de obtener la confesión de un reo de forma coercitiva. Hoy en día ,derivo en sacar rédito de una persona maltratándolo.

- Pillo- Aquella persona que aventaja a las otras mediante el embuste. Esa acción insoslayable es percibida, y de ahí el calificativo denostativo.

- No me cabe- Situación que alude, a la baja receptividad de una acción o palabra en que se ve aludida una persona.

- Gateo- Actos del gato ( ladrón ). Actividad que emprende dentro de su entorno.

- Enfierrarse- Proveerse de “ fierros” ( armas de fuego ), para cometer algún ilícito o protegerse de un venganza anunciada.

- Flashear- Imagen distorsionada de algo por breve exposición a un evento.
Puede ser positiva o negativa. Comúnmente le agregan el aumentativo “re” y el sufijo “ mal” en caso de ser negativa.

- Mechera/o- Ladrón de baja monta. Para cometer sus atracos no utiliza armas de fuego.
Es utilizado de forma peyorativa, recalcando la poca “ profesionalidad” en la tarea a cumplir.

- Mandar fruta- En el ámbito del hampa, es atacar a tiros a un rival o grupo adverso.

- Rescatarse- Darse cuenta a tiempo de una equivocación y torcer el rumbo.
Puede ser de forma individual o conminado a hacerse de forma intimidatoria.

-Transa- Que: Trafica, adultera, roba, hace intercambio de algo en forma ilícita.

- Bigote- Gendarme o policía. También “ gorra” por la parte del uniforme, o “ botón “ en alusión al antiguo uniforme de policía con botones de metal.

Estas son algunos de los modismos frecuentes que se utilizan en la actualidad.
Como ha de saberse, conviven con todo un legado orillero que los sucedió. El malevaje de los arrabales descriptos por Jorge Luis Borges, los personajes y letras de tango porteños en infinidad de canciones y otras tantas fuentes.

Ahora, veamos la jerga utilizada por el arquetípico capitalino y gran bonaerense. Hay que acotar, que en esta breve lista se engloba a toda la capital y los barrios perisféricos. A fuerza de ser sincero, creo que podríamos diseccionar aún más los dichos barrio a barrio. No voy a ir tan lejos. Solo voy a nombrar unas pocas generalidades. Vayamos.

-Ni a ganchos- Expresión utilizada para referirse a la imposibilidad de un evento.
Es que “ los ganchos” en este caso , ejemplifican la acción de retirar algo por la fuerza, sirviéndose de la ayuda con este adminículo.

- Ni a palos- Como en la anterior, negativa a ejercer una acción. A pesar de la pre- rogativa insidiosa de “ los palos”, se niega a participar.

- Onda que- Intermezzo explicativo que ejemplifica con distintas palabras, una acción sometida a análisis.

- ¿ Qué onda?- Pregunta retórica que pone a prueba de dudas la veracidad de un dicho o acción.

-Ponete media pila- Orden manifestada para infundir ánimo en el interlocutor. Por lo general se la expresa ante sucesos adversos recientes. Indica la mínima capacidad de carga eléctrica para ejecutar una acción.

-Ningunear- ( Moria Casán) . Palabra que alude a la acción de rebajar los actos o labores emprendidos por una persona. Del ámbito del espectáculo se traslado rápidamente a la sociedad.
-Zarpado- Dos acepciones. La buena, cuando una persona o acto se ejecuta de manera ejemplar. La mala, cuando una persona se extralimita en sus funciones, causando perjuicio en los demás. Puede darse la ambigüedad de “ zarpado maaal”, que entraría dentro de las excepciones, pues al contrario de lo que regularmente significa, quiere decir: Exagerado pero bien.

- Derrapó, Volcó- Jerga que surge del ámbito automovilístico, para referirse a situaciones de la vida cotidiana que afectan a los individuos.

-Hace banda- Literalmente, hace mucho tiempo. Pero también puede ejercerse el reduccionismo de “ banda” a mucho.

- Cualquiera- Un argumento o proposición que no se sostiene. La palabra “ cualquiera”, es usada para relativizar algo como calificativo.

-Bancá- Puede tener dos significados. Espera de tiempo para la prosecución de un evento. Solventar económicamente una empresa, de forma temporal.

-Ladri- Persona que ejerce una acción rentada u obtiene algún beneficio con una labor objetable. Persona que miente, exagerando de parte sus atributos.

- Mandar fruta- Disertar sobre un tema, del cual se desconocen sus aspectos esenciales.
Es una mentira trivial, empleada para satisfacer temporalmente la atención de una persona o grupo, por el hecho de no mostrarse como desconocedor.

- Chapear- Exhibir una credencial identificatoria haciendo valer el rango de autoridad, En general para valerse de algún beneficio instantáneo sin sometimiento a pruebas mayores.

- Groso- Algo que en buena medida es bueno o alcanzó un lugar destacado.

- Fiesta- Como en su acepción original, reunión social de característica alegre. La distorsión está en la índole sexual del encuentro.

- Enfiestarse- hacerse partícipe con una o más señoritas, en una “ fiesta” de claro tinte sexual.

-Estar en el horno- Estar en una situación complicada, de difícil resolución.
Es la situación previa a estar cocinado. Vease tambíen: " Listo el pollo".

- De terror- Aspecto negativo de una situación o persona. Se usa como adjetivo calificativo.

El círculo de las drogas también provee una amplia variedad de jergas. Algunas de ellas son observadas por el público sano-dependiente admitiéndolas alegremente en su léxico.

- Puesto- ( Babasónicos ). Situación que elude al máximo grado de éxtasis producido por una droga en su período de rush. La cima del efecto en que el estupefaciente se manifiesta.

- Colocado- Al igual que en la anterior, es la epicrisis de la droga. Hace alusión análoga a un objeto, que duro por su condición, puede ser ubicado con comodidad en cualquier lugar.

- De la cabeza- Efecto de la droga en un individuo. En este caso, está más emparentado con la condición de euforia.

- Bajón- Depresión manifiesta en el individuo tras el consumo de estupefacientes.
También, simple depresión por un suceso adverso.

- Careta- Que no consume o consumió drogas. Dado el aspecto serio del individuo que “ supuestamente” no se liberó mediante el uso de las drogas , de su propio “yo” oculto tras esa máscara de la realidad que es su rostro.

Como verán, este ha sido un breve glosario de las jergas comunes que abordan al idioma en estos días. No pretende ser un decálogo , ni un reduccionismo de la extensa lista que sin duda, el experimentado lector, sabrá completar para sus anales.
Por mi parte, la del escritor conspicuo debo aclarar, no me interesa interactuar con este submundo de palabras rayanas al mal gusto y a su pretendida originalidad nomencladora.
Empero su pobre desempeño, podrán pasar por la voz de mis personajes si así lo requierese. Y no hay nada más que agregar.

Esteban Silva






lunes, 23 de julio de 2012

Estratificación / Teoría de conjuntos: Intersección



Supermercado Disco, 13:00 pm fila de cajas, a dos personas de mi vez. Dos femeninos.
Uno caucásico de joven edad, otro natural de igual lapso de vida.

Ella ( Barrio Norte ) , gorro de lana, campera North Face, pantalones North Land, zapatillas Salomon, celular Blackberry y tarjeta Santander. Compra pan salvado, galletas de salvado, agua mineral de botellón, yogures “ Activia”, yogur “ Griego” y un Skip ( Jabón en polvo ) chico.

Ella ( Barrio Norte inside bed ), rodete con hebilla plástica, camperita “ Egresados 2005”, pantalones joggings genéricos, zapatillas Topper celestes, celular Blackberry y tarjeta Banco Nación. Compra milanesas prontas, dos jugos “ Tang “, pan fraccionado en bolsa, un shampoo y desenredante “ Sedal” chicos, y una yerba mate “La Tranquera” de medio.

Todo sucede por los carriles normales. Nada distintivo para reportar.
O sí…

Esteban Silva

viernes, 20 de julio de 2012

Ejercicio




El ecuador de tus caricias, engendra la matriz de los días. De sólo pulular por tu alma acobardada, persisto hoy. No sabrán las crónicas discernir este craso amor. No habrá registro valedero que ilumine aquella sinrazón. Si por fortuna, tu breve paso es invocado, será para maldecir. Un mundo que quiso ser, y se frustró en ciernes.
Y así, después de todo, después de contraer los músculos orbiculares, en cataratas espasmódicas de ilusión, es que te recuerdo.

Esteban Silva

martes, 17 de julio de 2012

En vano




El vidrio transparenta, porque está hecho de materiales translúcidos. Puede encontrarse en estado natural, como la obsidiana. O puede re crearse con diversos silicatos.
Hay personas transparentes en sus acciones. Porque el ánimo que las motiva, nace de su propia manifestación. Y hay quienes se imponen la ética como costumbre, generando un brillo que cautiva. Empero beneficioso, carece de autenticidad perenne. Pues su paradigma, está anclado en la línea temporal que habita.
Lo que es digno para una sociedad, difiere para otra. Para otro tiempo. Para sí.
Entonces, si todo es una puesta en escena, ¿ para qué esforzarse en vano?.
Para qué confluir en lógicas de sustentabilidad, cuando todo está construido sobre bases inermes. Para qué mostrarse favorable, queriendo deificar:
A un modelo. A un sistema. A una creencia. A una imagen votiva.

Sangre. Cuerdas. Madera. Espinas. Manto. Piedra. Bronce. Vinagre. Agua. Cielo. Nazaret. Gólgota.

Mar. Plomo. Cañaverales. Verde. Fusiles. Rojo. Estrellas. Negro. Sierra Maestra. La Higuera.

Todo lo demás, redunda en caracteres apócrifos de poca valía.
Sin altares. Sin dogmas. Sin fronteras.
Tan solo, en beneficio de los demás.

Esteban Silva

lunes, 16 de julio de 2012

Yo necesito



Compramos objetos por necesidad. Y por impulso, cada vez más. Es que en la nueva rueda de la modernidad suplimos nuestros anhelos de felicidad a cada instante. Lo concreto, se nos presenta como moneda de cambio. Compramos ilusiones, de vidas de representación, en modelos de éxito garantizado. Compramos oro, monedas de trueque.
Compramos salud. Relaciones de corto plazo. Vida de laboratorio. Nichos mortuorios.
Viajes al espacio. Espacios de privilegio. Seguridad personal. Servicios.
Compramos tierras. Convenciones de habitabilidad en recintos pre determinados. Planes en cuotas. Al contado. Diferido. Con descuentos. Compulsivamente.
Dependencia.

¿ Y si no hubiese nada más que comprar?.

Y si tuviésemos que ser autosustentables. Proveernos nuestro alimento. Ser felices con los que nos rodea.
Necesitaríamos un cambio de paradigma.
Algo que cambiase de raíz nuestro modo vida, y para siempre. Algo a gran escala.
Un Holocausto. Eso, estamos necesitando

viernes, 13 de julio de 2012

El Fragor de la batalla


Transitando por uno de los corredores urbanos de la ciudad de Buenos Aires, refiere esta historia. A la altura de Perú, en San Telmo dos automóviles circulaban encadenados por la avenida Juan de Garay. En los tiempos modernos, de compañías aseguradoras con remolques y prestadoras no es común el circular de esta manera. Tal vez por ello, fije mi atención en la precariedad de los vehículos que acometían con tal intimidad.
Al frente, impulsando al incordio, un Wolkswagen 1500 de mediados de los ochenta.
En la retaguardia, una cupé Fuego última serie, del año noventa y uno.
Tales rodados, para los fanáticos de TC 2000, tienen un significado muy especial.
Es que en la referida década del noventa, protagonizaron duelos antológicos en las carreras de autos de su categoría. Antes del reinado de los Ford Sierra, estos dos rivales de las pistas se enfrentaron directamente por la disputa del campeonato. Alternando los primeros puestos, esta lucha ; era una lucha desigual.
El VW de “ Yoyo Maldonado”, era notoriamente inferior al Renault de Juan María Traverso. Atenuado por la excelente maniobrabilidad en los mixtos del multicolor “ milqui”, la coupé fuego vería pasar su infiabilidad en manos del oriundo de Nueve de Julio. Por lo menos, así fue por una temporada. Las seis siguientes quedarían en manos del “flaco” con Renault.
El hecho es, que ver esa imagen de caballerosidad en el remolque de los vehículos me resultó esclarecedora. De cómo, los opuestos se juntan en algún lugar de la historia.
Cómo los viejos enemigos que se reúnen años después, a recordar el fragor de las batallas. Ya no hay enemistad. Todos son anécdotas y cordialidad.
¿Qué paradoja del destino atrae a los polos opuestos?. ¿Qué circunstancia magnifica al oprimido con el paso del tiempo?.
Estamos hechos a re-encontrarnos.
Da lo mismo una batalla, una disputa, o un amor perdido…

Esteban Silva

miércoles, 11 de julio de 2012

De Borges y yo














Nunca he escrito la palabra tigre
en un poema
Ni he nombrado a los espejos
No me he referido a mi mismo
en perspectiva
No hablé de las sombras
ni de los arrabales
No he citado a Whitman, Schopenhauer, Stevenson,
Coleridge o Shakespeare
No he invocado a dioses perdidos
en mitologías o epopeyas ( salvo a Tout Ankh Amon en “ VK 63” )
No he referenciado a mis ancestros
como génesis de mis crónicas
No inferí el nombre de una mujer
para justificar un pasado de desamor
No avivé debates de género
No fundé un movimiento
No fui perseguido o discriminado
No sostuve banderas
ni abrevé de la literatura anglosajona.
No declaré en contra de la mitología gauchesca
o el caudillismo

Aún así,
me reconozco brevemente
en su prosa

Esteban Silva

martes, 10 de julio de 2012

Recuerdos alterados


Mediados de los noventa. Me encomiendan retirar un mueble, de una casa familiar que había estado cerrada por veinte años. Tome la tarea con entusiasmo. Por un lado, me re encontraría con un espacio físico muy querido a mis afectos. Por años, esa casa había sido de mis tíos. Parte de mi infancia transcurrió incidentalmente en ese hogar.
Para entonces, todo ese núcleo familiar había emigrado a otras fronteras. A cuidado de sus abuelos, la propiedad avizoraba un destino herencia póstuma.
A pesar de que la partida de mis tíos había sido programada, nada de lo que había dentro de esa casa fue retirado con fines gananciales. Los muebles de estilo, los enceres, el equipamiento del hogar, todo se encontraba intacto. Con sus particularidades, claro.
La encomienda en cuestión, era retirar un sofá. En uno de los negocios de mi padre, un amplio sótano se encontraba vacío. Por tal motivo, previa autorización de mis tíos abuelos, podría retirarlo, con todo aquello que me interesase.
Me dirigí a la propiedad con una camioneta. La puerta de entrada estaba tal cual la recordaba. Dos vueltas de cerrojo para cada una de las tres cerraduras fueron necesarias.
La puerta de roble se abrió lentamente y con esfuerzo. A su paso, las hojas y los volantes deslizados por su parte inferior dificultaban la apertura. Fue necesario un empellón con el hombro para transponerla. Un vaho a humedad fue el primer contacto con la casa. Intenté en vano accionar los interruptores de electricidad. El servicio había sido interrumpido hace años. No me quedaba más remedio que transponer un pasillo a oscuras antes de interesar una de las cortinas de madera. La casa, era una construcción de los años sesenta. Al frente, un pasillo corredor comunicaba con la vivienda. Al costado un local comercial hacía de fachada, indemne al paso del tiempo. Por otro lado, facilitaba el cuidado de la propiedad en caso de inclusiones.
Es que el contacto con el exterior, era tan solo esa puerta integrada a la fachada comercial. Bien podría suponerse, que la puerta fuese parte del negocio.
Como un tesoro oculto a la vista de todo el mundo. Como aquellos que se encuentran en las necrópolis de Egipto pensé.
Pero mi tarea para entonces era más terrenal. Franqueé los veinte metros de pasillo oscuro hasta la sala principal. Una leve luz cenital venía desde la cocina. Recordé la lucarna de la terraza, que en mis días de chico visitaba insistentemente.
Al arriostrar la cuerda de la cortina, temí que el paso del tiempo acometiese. No fue así.
Con las dificultades del caso, el amplio ventanal fue cediendo paso a la luz una vez más en esa casa.
La primera sensación que tuve fue de incompatibilidad. Incompatibilidad con el recuerdo añorado de mis días de infante. Una desproporción del espacio abismal.
La sala, que en mis recuerdos poseía un tamaño descomunal era tan solo un acomodado recinto de cinco por seis metros. La perspectiva de los muebles había cambiado.
Esa visión que mi vida de infante me había proporcionado, colisionaba ahora con la constatación de esta otra realidad. Ese plano secuencia alrededor de la mesa principal al correr entre las sillas. El tamaño de la araña , con sus lámparas imitación de velas.
Los cuadros con motivos marinos de las desvencijadas paredes. La vitrina de vidrio en un rincón. El modular con mesada de mármol.
Se me ocurrió de pronto, que los objetos vistiesen el carácter de piezas arqueológicas.
De un pasado cercano y personal. Pero arqueológicos en fin.
Antes de retirar aquello a lo que había sido encomendado, recorrí la casa.
Varias manchas de humedad se habían apoderado del lugar. Una capa de polvo cubría de forma regular todo el hogar.
Aún con la experiencia de la sala, no dejaba de asombrarme cada recinto. Es como si a cada paso traspusiese una recámara..
La cocina, iluminada por la luz cenital me impresionó. Era set ambientado en la década del setenta. Una heladera Siam en uno de los rincones puesta en diagonal. Una mesada cementicia roja con incrustaciones en negro y blanco. El calefón con su manija sobresaliente. La cafetera de aluminio puesta en una de las hornallas.
Todo me parecía habitual y cercano. Pero el detalle más concluyente de la partida de mis tíos estaba en la pared. Un almanaque de arranque, con su última fecha intacta:
19 de Abril de 1979. Tal precisión de repente me pareció atemporal.
A esta altura y fuera de todo registro incidental, esa fecha se me aparecía crucial en la vida de esa familia. Medité en ese instante los pormenores de su partida.
No pude obtener datos concluyentes. Todo estaba muy recortado en el recuerdo. Apenas si documentaba cierto cambio laboral favorable en el exterior. Y punto.
Es que el recuerdo fragmentado que la memoria de un chico ofrece es tendencioso pensé. Teñido de los aspectos beneficiosos particulares. Sesgado por la débil apreciación de caracteres y conflictos. Despojado diría..
Pero en la actualidad, en la plena conciencia que la madurez otorga, me asaltaban mil dudas. ¿ Qué razón de peso obró en el pasado, para que con tanta diligencia se deshiciesen de esa casa?. ¿ Porqué el desapego a los objetos personales que formaban parte de su vida para entonces?. Eran, preguntas de un presente inquisidor y revisionista.
La verdad ( aparente ), que un presente acomodado , y la dilatada vuelta al país, habían postergado las tareas extractivas indefinidamente y para nunca más.
En los cuartos, la herrumbre se apreciaba nítida. Las camas húmedas y rancias. Los placards estaban deshojados de su recubrimiento superficial.
Solo por curiosidad, hurgué en ellos. La ropa de invierno se encontraba colgada en los percheros. Camperas de cuero, gamulanes y otras prendas para el frío que no serían necesarias en el destino escogido. Nada de lo que había ahí, servía en la actualidad.
Diminutas manchas de hongo se habían apoderado de ellos.
Recordé vagamente a mis tíos y primos con esas prendas.
De la extensa colección de Long plays del living tomé dos. Uno de Deep Purple y otro de Ruben Blades & Willie Colón.
Cuando concluí el breve tour al pasado, y retiré el sofá reflexioné lo siguiente:
Que toda intromisión a un recuerdo idealizado es obscena. Que todo tiene un tiempo y una forma. Que no se pueden recuperar cosas del pasado. Que todo concluye al fin. Y es mejor que así sea…

Esteban Silva

miércoles, 4 de julio de 2012

La riostra de lo oportuno




De los tres motivos que mueven la rueda de lo honorable, dos están viciados de nulidad y un último adolece de circunstancias atenuables. Así , la contemporaneidad de los días se manifiesta maniatada. De costumbres devenidas en conductas, que los tolerantes aceptan. Caballos de fuego que pugnan ungir la riostra de lo oportuno. Para sí y sus secuaces. ¿ Quién habrá de inmolarse, por los que vienen detrás?.

De conquistas perdidas por inacción servil
De arrebatos ociosos de proclama
De ilusiones postergadas por coyunturas
De su propia suerte…

Ejemplos. Coacción. Tolerancia. Despotismo. Mandato. Sumisión.

Sumidero. Letrina. Cloaca.
Pestilencia. Nauseabundo.
Poder de turno.

¿ Y la Justicia?

Bien, gracias.

Esteban Silva