viernes, 15 de abril de 2011

No se puede agradar a todos



Por más que lo intentemos, no se puede agradar a todos.
Ni en la temática escogida para desarrollar nuestro relato. Ni en las consideraciones o contenidos que surgen de él. Ni en la forma o estética que escogemos para plasmarlo.
Tampoco podemos pensar en un receptor ideal; testigo y adalid de la interpretación de nuestra prosa.
De las sutilezas emparentadas con metáforas conspicuas.
Del hilo conductor retórico que conduce a un sitio determinado y que en el momento exacto quiebra en un giro imprevisto.
No podemos esperar la risa cierta, ni la lágrima auxiliadora. No tenemos certeza de los cambios de ánimo, ni siquiera aún, al amparo visible de una mueca estentórea.
Triste destino el del escritor.
Que lidia con las palabras ideales durante horas. Para que en un último exhalar de su erudición entregue el término necesario que ilumine el concepto referido.
Que estudia el ritmo requerido para el formato y extensión de su narrativa.
Que hilvana con sus frases, segmentos precisos, teniendo en cuenta el cuadro general al que alude
Por eso, cuando advierto la más débil duda al respecto de mis escritos, pienso en la frase célebre de mi madre: “¡ Más vale criar chanchos..!”.

Esteban Silva

No hay comentarios:

Publicar un comentario