viernes, 30 de septiembre de 2011

Elegía



Elegía profana haber inundado de palabras lo vivido.
Resaltar lo abstracto. Causa inmaterial que atraviesa.
La quietud rayana a la miseria. El sinsabor, lo dúctil.

Salto profundo al hoy, perimido. Por tragedias vanas y sorna

Plano. Fuga. Etéreo. Tiempo. Envase. Atmósfera. Discierne.

Y en la arbitrariedad de un dicho, ex profeso

La sabia frialdad de la venganza infiere
Un mar de dudas. Un arrebato cíclico de tempestades
Tan hondo, que lastima.

Esteban Silva

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Dónde las almas convergen

En un instante de fuga citadina observo, café en mano, ser observado. Y en ese instante, dónde un grupo de turistas aprecian el corredor urbano del que formo parte, las cosas se invierten. De repente mi actitud recurrente de cazador desaparece. Una veintena de ojos desde lo alto de un ómnibus se trasladan atentos. En sus auriculares, reciben la información necesaria que los hace partícipe del paisaje. Yo soy un mero mobiliario urbano. Algo típico, un habitante promedio con las angustias y alegrías de una tarde de primavera. Ellos, también son típicos. Con sus botellas de agua, los sombreros de ala ancha, y sus pesadas gafas. No dejan de asombrarme. Cómo, el cambio de contexto despierta humores distintos. Acaso, podría ser ellos, en circunstancias distintas.
¿Qué avatar del agobio me representa?. Caminando a paso firme, en el transcurrir de una instantánea de ocasión.
Dos planos. Cómo un vidrio transparente dónde las almas convergen.
Tan sólo, una lengua y una bandera nos separan…

Esteban Silva

viernes, 23 de septiembre de 2011

Ascenso

Inhóspito. Atravesar por los senderos del alma en busca de consejos.
Es que el derrotero es cuesta arriba…
Sobre la roca madre en procura de salientes dónde aferrarse. Escarpado y hostil.
Para soportar el frío que se desprende de las cornisas, nos abrigaremos de conceptos.
No demasiados, echarían a perder nuestra marcha. El paso firme en una dirección concreta. Imposible.
A veces es mejor contornear los objetos, en procura del lado más conveniente de abordarlos. Estrategia y coraje.
Determinación, para asirse de un risco en el ascenso. Oportunidad, para emprender la retomada en el paréntesis de un cielo abierto.
Equilibrio de espíritu para meditar sobre las metas alcanzadas, proyectar hacia adelante y esperar. El instante preciso, en dónde proferir el grito de victoria.

Esteban Silva

Amor a primera vista

Me enamoré de las palabras. No de la banalidad que ellas expresan, sino de su música.
Yelmo: que con su Y griega por visor, deja entrever la historia de Esparta.
Brújula, me sabe a bruja, destino incierto y conjuros. Tal vez el compás que marca el norte magnético en los cuatro puntos cardinales se refiera a nosotros.
Compás me suena a pasos. Esos, dados por el compás de madera en la pizarra mientras la tiza del extremo describe ángulos de hipotenusa.
Ya a la hipotenusa la veo obtusa, una directora de colegio queriendo imponer su orden rectilíneo al alumnado. Que dicho sea de paso se asemeja a arado. Un conjunto de herramientas en bruto, destinadas a proferir una huella tras su paso.
Cómo la que pretendidamente infiere la educación sobre sus vástagos, ¿o son sus hijos?. Los desdichados augures de su voz trunca, que huele a libros y humedad.
¡Puta debería decir!, porque sale de adentro del alma, y resuena en nuestros labios al pronunciarla. No me has dado nada. Tan sólo el alfabeto y los números. Un puñado de nombres y la ilusión vana de evocarte…

Esteban Silva

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Neurotransmisores

En el año 2018 la empresa Sony entertainment lanzó al mercado un producto del cual siempre se especuló fuese la panacea del mercado cautivo. Los neurotransmisores.
Instalada por décadas en el mercado norteamericano, Sony , hizo pie en el continente, con una estrategia global de mercadeo. Su marca bien ponderada en el inconsciente colectivo, proyectaba vanguardia e innovación. Por eso, no le fue difícil asignar los primeros protocolos de intervención en humanos, allá por los años 15´.
El producto en sí mismo, era un neurotransmisor instalado en el hipocampo del cerebro humano. Mediante una intervención de bajo riesgo, la compañía implantaba un chip en los terminales sensores de la base del cerebro, con el fin de poder divulgar sus contenidos de entretenimiento de una manera nunca vista.
Ante la primera convocatoria, millones de personas en todo el mundo manifestaron su agrado de participar en tal proyecto. Estratégicamente la empresa resolvió inscribir una veintena de cada continente para los primeros ensayos.

El primer paso después de haber hecho los estudios pertinentes en los participantes fue el de rubricar los acuerdos. En dicho contrato Sony, se obligaba con todos los gastos y erogaciones de la intervención quirúrgica, así como una bonificación de por vida de todos los contenidos disponibles para tal artilugio.
Básicamente, el neurotransmisor operaba como una antena satelital en concordancia con un aparato receptor suministrado por la empresa. Su cometido: transmisiones de hiper –realidad, holografías, visión tridimensional, olfato y realidad virtual.
Como era de esperar, la meta de tal emprendimiento, era suscribir la mayor cantidad de personas en el universo. Esa visión totalizadora empero, tuvo los primeros traspiés ya en los primeros experimentos. Una decena de personas al menos, habrían tenido daños severos con el uso del sistema. Y al menos dos, según trascendidos , perecieron.

Sony, intentó por todos sus medios acallar tales eventos. Con su inmenso poder de coacción sofocó las críticas de las compañías contrarias imponiendo un bozal en la mayoría de sus empresas vinculadas. Tamaño emprendimiento no vería contratiempos a estas alturas. Atrás de esta iniciativa, un pool de quinientas empresas auspiciaban por dichos logros. En la más secretas de sus asambleas, firmarían un acuerdo de participación proporcional a los rindes de cada individuo prospecto.
A través de ese medio, canalizarían toda una serie de propaganda individualizada. Los medios de internet venían haciéndolo por veinte años. Ahora era su turno.

En la ceremonia de lanzamiento de la marca no escatimaron en recursos. Diez mega recitales en simultáneo estarían disponibles para los primeros millones de trasplantados. E l procedimiento, parecido a la colocación de una válvula Stent, no demoraba más de quince minutos. Sony bonificaba dicho implante con la suscripción de su paquete Premium de enlace.
Para el año veinte, un estimado de mil millones de personas se encontraban conectados al sistema. Ahí comenzaron los primeros temores.
Organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos imponían recursos en las cortes para auditar los protocolos del implante.
Querían observar con detenimiento el terrible poder de manipulación con que contaba la firma, y del cual no se había logrado un total discernimiento.
En su interior, temían por la alienación mercantil a la que supuestamente serían sometidas infinidad de personas.
Nada de eso ocurrió, a un lustro de implementado el sistema un memorándum, interno del consorcio arrojaba los siguientes datos: “Diferencia sustancial de mercadeo, por acción directa de campaña publicitaria protocolo 01, + 12%”.
A pesar del terrible esfuerzo aplicado a cometer tan vedados cometidos, Sony sólo podía jactarse de tener en su manga, una enorme cantidad de suscriptores.
Las empresas participantes que no obtuvieron sus rindes esperados presionaron, a la Nipo-Norteamericana por resarcimientos compensatorios.
Esta, se declaró ajena a la prospectiva no alcanzada, negándose rotundamente a ceder parte de sus suscripciones a favor de las empresas adherentes.

En la mañana del 25 de diciembre del año 2023 un virus informático se desplegó por la central de Sony en Culver City, California. Expertos intentaron sin éxito frenar la embestida del virus, que a pesar de los cortafuegos, interesaban la columna central del complejo de neurotransmisores.
En el lapso de las dos horas siguientes, el mundo vería sucumbir un tercio de su población en el episodio de los “hackers”.
Una comisión evaluadora apuró las investigaciones sin arribar a resultados concluyentes. El siguiente paso, fue volver a las transmisiones ordinarias de aire, que tanto beneplácito le habían dado al hombre en el siglo XX.

Esteban Silva

Despedida

Una despedida es como un epitafio, no hay nada más que agregar.
En el sempiterno deseo de subsistir se inmola, subrayando lo que enaltece.
Todo tiene su tiempo: la palabra empeñada, el afecto mutuo, la mente que proyecta.
En algún momento el objeto sale del círculo en que orbitra . Inercia pura, desarraigo.
El camino nuevo que se abre se presenta hostil, distinto diría. En su nuevo andar, deja huellas claras sobre la materia inhóspita. Todo el peso de su carga, lega marcas.
Con el tiempo vendrá lo cotidiano, eso lo sabe. Por eso huele el presagio y lo esquiva.
La mirada fácil, condescendiente, obstinada a perpetrarse. La reciprocidad de conveniencia que dicta el amparo. La crudeza de un adiós.
Si pudiese hablar, sugeriría, tan sólo lo hondo de un abrazo…

Esteban Silva

martes, 20 de septiembre de 2011

Recomienzo

¿Cómo saben las lágrimas ocultas?, esas, las que alma le niega a los intrusos.
Interior, hábito exiguo dónde florece el desconsuelo. Echa raíces y se afirma.
Es menester que la voz se alce. La profecía se cumpla. El destino invada.
La quietud turba el desarraigo, lo sabe la desdicha.
Capaz de arrastrar en su océano lo vasto de su fe, imagina paraísos dónde exiliar su ánima. Ahí sola, en el escarceo brioso de su engaño, se reconcilia. Abre sus venas para mitigar su agobio, alucina. Y en el estertor propio de su aliento, recomienza a andar…

Esteban Silva

lunes, 19 de septiembre de 2011

Bits

El hombre se para frente a su teléfono celular y lo observa. Por un instante la tecnología parece dialogar con el individuo, hacerlo parte. Absorto, ingiere bits de información alimentando su conciencia global. Su mente, paralizada, no discierne que ha cedido el control de sus actos. Ahora, un dispositivo es el nexo entre su yo ( diluido ) y el estanque. Su conciencia activa se ha fundido con las pre-rogativas del mercado. De las marcas cautivas, de la alienación, de sus designios.
De pronto, se observa jugando una trivia, participando de un concurso o reuniendo requisitos para el cambio de su unidad receptora. En ese preciso instante, la máquina opresora extiende sus tentáculos. Lo abraza por el cuello, le quita su frágil voluntad inyectándole su veneno letal: fidelidad, deseos irreprimibles de consumo, sentido falso de pertenencia, saciedad espiritual.
Quién diría, el triunfo de lo colectivo por lo individual no acerco al hombre al conjunto. Más bien lo confino a una celda de aislamiento, haciéndole creer ser partícipe de su destino.

Esteban Silva

viernes, 16 de septiembre de 2011

sueño de clases


¿Porqué el recurrente sueño de volar nos asemeja a pájaros?. ¿Qué construcción ilusoria de nuestra mente recrea el entorno nunca visto?. La perspectiva insólita de la altura por la que nunca transitamos..Los deseos reprimidos que nuestra angustia evoca. No lo sé.
¿Es arqueoptérix que fluye en nuestras venas, reclamando un lugar en la historia?
¿Son los emuladores de ingenio quienes mitigan el deseo obseso?. ¿O son sólo los medios habilitados que la vida moderna ofrece? . Rara paradoja ser águila y mecano.
Dormir en la cúspide de los nimbos y ser atendidos como altezas.
Una bandada de humanos se dirige a un punto determinado. No migran a ninguna parte. Tan sólo satisfacen sus anhelos pueriles de éxodo y vanagloria.
A su regreso, regurgitarán historias compradas en tiendas de souvenirs.
Habrá registros por doquier de su dicha, alimentada a plástico y divisas. Todo es sonrisa, el acopio efímero de lo vivido, el sentimiento sórdido de pertenecer, las anécdotas intrascendentes de ocasión, las ventajas obtenidas por el discernimiento hábil. Todo.
Mientras, que amuchados en sus madrigueras, las alimañas sueñan con habitar la superficie. Disfrutar las cosas simples. Transitar por aquel lugar dónde el paso del amo no los interesa, pisoteándoles sus cabezas.

Esteban Silva

Breve actitud


La breve actitud de la vida me sorprende. Queriendo persistir en el aciago tiempo de sus horas. Reclamando a gritos.
Nosotros, los tristes pasajeros de su marcha, contemplamos atónitos su espasmo. Su discurrir nos concierne. Somos sus artífices, sus guías. En el trayecto, una amplia vela de retazos nos servirá de impulso. Como palo mayor, clavaremos una idea inquebrantable, transversal a nuestros conceptos.
Para qué, en el tremor agitado de una tormenta, no sucumbamos. Al embate externo e ingobernable, o a nuestra propia desidia.

Esteban Silva

lunes, 12 de septiembre de 2011

La Pata energética



Hacia el año 2016 Argentina entró en una insuperable crisis de recursos energéticos.
Superados todos los estándares de crecimiento, vio colapsar todo el programa de abastecimiento al caer su socio principal en materia de petróleo, Venezuela.
Al impulso del mandato chavista, la nación boricua cambio de signo político, volviendo al tradicional liberalismo conveniente a los EEUU. Sin la pata petrolera, y con sus reservas esquilmadas por décadas , Argentina debió enfrentar una reconversión drástica de sus recursos debido a la salida del sistema de sus pozos continentales y sus proveedores de crudo acostumbrados. Sin el asistencialismo recurrente de la nación caribeña, debió buscar un socio estratégico que le permitiese sostener los índices de su industria pesada. Con un sexto puesto en producción de automóviles, un parque automotor superpoblado y una dependencia agraria de gas- oil, Argentina tenía más que suficientes preocupaciones por atender su rueda económica, tan beneficiada en la última década.
En otras oportunidades, estrategas del gobierno habían propuesto una integración a gran escala con la Nación Boliviana. Sí hasta entonces, el gobierno argentino había desdeñado la idea, a partir de los recientes anuncios de desvinculación Bolivariana, tomaría bien en serio a los socios del altiplano. En la práctica, una asociación tácita de mutuos beneficios existía entre ambas naciones. Bolivia proveía de gas a la región en un precio muy conveniente, por otro lado los argentinos eran permisivos en materia inmigratoria sirviendo de sostén a un tercio estimado de la población boliviana.
Ahora la cosa era distinta, conscientes de la escasez de recursos nacionales, los hermanos latinoamericanos entraron en la rueda de negociaciones con otras exigencias.
En concreto, el proyecto que se debatía para la firma del tratado contenía a grandes rasgos dos pautas primordiales. Argentina trasladaba su sede YPF al país andino y se aseguraba una importación de 15 millones de btu diarios por el gasoducto del norte.
Bolivia a cambio tendría la concesión por 20 años de un corredor transoceánico desde la ciudad de Tarija hasta el puerto de Rosario en el gran Paraná.
El descabellado ( para entonces ) proyecto, preveía una extensa carretera de 1600 km que atravesaba el Chaco Salteño, Formosa, bordeando por las provincias Mesopotámicas hasta el puerto de aguas dulces de la ciudad Rosarina.
La faraónica obra correría por cuenta de los argentinos claro. Cómo era de suponer, surgieron voces opositoras del lado argentino. Objetaban el tremendo grado de intromisión en cuestiones de soberanía que supondría una medida de estos alcances.
Empero, el poder ejecutivo Argentino selló rápidamente el acuerdo, a sabiendas de las otras propuestas de similar calibre que merodeaban en la región…

El 1º de enero del 2017 frente a una comisión bilateral compuesta por mandatarios de ambas naciones, se dio por inaugurado el corredor “ transoceánico binacional”, a orillas del Paraná. Un júbilo estremecedor fue la cúspide del encuentro. Por años la nación Boliviana esperaba por una salida al mar. Sin saberlo, por casi 150 años de oclusión y oscurantismo, habían forjado una nación de ánimo introspectivo.
Por eso, por los tabúes derribados en décadas de atraso y aislacionismo, por la falta de mediterraneidad asumida y ahora vencida, por la Pachamama y por las primeras 10 toneladas de clorhidrato de cocaína “ libres de impuestos” a el viejo continente, es que brindaban los hermanos bolivianos.

Esteban Silva

viernes, 9 de septiembre de 2011

Chacal



Hay una lectura pormenorizada de los textos clásicos y hay una lectura a vuelo de pájaro. Frecuentemente incurro en esta última. Tratando de compatibilizar la enseñanza con el gusto personal, es común que abrevie la lectura en aquellos párrafos que son de mi interés. Tampoco respeto la estructura propuesta por el autor. Puedo ir de la página final al prólogo en un salto. Y de éste al corpus del relato sin mayores reparos. Después, si la obra es de mi interés, la re construyo en sus partes originales. Mastico sus palabras hasta obtener el sabor preciso. Memorizo alguna de sus frases célebres, que por días habitan el universo indómito de mi memoria. ¿ Qué espero de ello?, no lo sé.
También sucede lo mismo con el cine. Apenas salgo de la sala, analizo con detalles la narrativa. Evalúo el desempeño de los actores, la originalidad del libreto, la fotografía que entrega. Y también, el mensaje subyacente perdura por un tiempo. ¿Qué quiero decir con esto? .Que toda obra de arte es una puerta de entrada al conocimiento, y que dicho conocimiento es el punto de partida a la re elaboración de una idea. Es la evolución de las letras y del pensamiento. A veces, cuando la iluminación nos alcanza, logramos transmitir un eslabón más a esta cadena de sucesos. Otras, simplemente arañamos la superficie dura de estos conceptos de manera estéril. No hay dónde clavar nuestras garras, nos es impenetrable. En ese momento, en ese preciso momento de pudor abyecto de decoro, me imagino un chacal.

Esteban Silva

miércoles, 7 de septiembre de 2011

La debilidad, corrompe.




La extrema lasitud de lo profano define al débil. En su burbuja de aire jabonosa se escuda esmirriado. No por defender su honor, sino por victimizarse ante los demás.
Intentando distraer, atrae. Circunspección aparente que esgrime por objeto.
Podría pasar por ingenuo, pero no lo es. Créanme . Nos es dado a los hombres vituperar a estas alimañas. Descubrir las piedras en dónde se ocultan. Llenar de humo sus madrigueras. Cazarlos cómo a la mulita. Sí, con un dedo en el culo por arpón.
Para que a la luz del sol, expongan sus flaquezas. Sus mañas inútiles, su descaro.
Preparemos el cadalso de su deshonra, afilemos el hacha, martillemos el cerrojo del fusil junto al paredón. O mejor no. Dejémosle blandir su bandera . Desconsideremos su esfuerzo con indiferencia. Para que su voz trémula se ahogue en la soledad de su amparo. Para que el veneno de su ponzoña circule eternamente por sus venas.
Solo así, podremos reparar en la maldad que quiso ser, y que no ha sido…

Esteban Silva

sábado, 3 de septiembre de 2011

Totius Orbis Descriptio Tam Veterum Quam Recentium Geographorum Traditionibus Observata Novum




“E assim foi, que no ano VI do rei Don Joao II, se assinou o tratado de Tordesilhas com motivo de dividir as terras do nosso senhor de Lisboa, em uma linha reta ao meridiano das ilhas de Cabo Verde, deixando ao leste, todas as terras em poseçao da coroa portuguesa”( 1493 )

Cuando Américo Vespucio arribo a aguas brasileñas por tercera vez, tenía un objetivo. Providenciar para el reino de Portugal una línea demarcatoria real, que a tan sólo siete años de distancia una bula papal había impuesto a modo de igualdad pero de manera muy arbitraria. En la empresa, distribuyó a lo largo de la costa brasileña unos monolitos que tenían su sello. Un siglo más tarde, Joao Pedro III, retiraría estos mojones cuando declarase “ la capitanía de las tierras conquistadas”. En la práctica, una parcela de terreno en la costa que se adentraba por la selva amazónica indefinidamente…

Y creo que fue este episodio catastral lo que a la postre definiría al ser brasileño.
Esa voluntad de crecimiento sostenido. Ese optimismo del ladrillo, fundador de ciudades a lo largo de su costa beneficiada. De aguas calmas con remansos, De valles fértiles y de asombro.
Como el que me propició la esmerada piedra en la mañana estival de marzo en la isla de Itacuruça. Lejos de estos registros históricos en el amanecer de esta nación tan prodigiosa, más cercano al ocio displicente de unas vacaciones bien merecidas, reflexioné cual arqueólogo al contacto intempestivo de esta piedra con mi dedo gordo pulgar. Había interceptado con mi pie descalzo una de estas losetas semi-enterradas de la playa virgen: Américo Vespucio, y la ¡reputísima madre que te parió!, proferí para mis adentros, en ambos idiomas…

Estevao Silva

viernes, 2 de septiembre de 2011

Perspectiva




Adoro la jactancia que se pavonea impune en el marco de su ignorancia. La incorrección manifiesta que escupe el necio. Los elefantes de bazar. La turba cegada que arrasa por mandato propio. Los rebeldes que infligen las leyes. Los enchastradores de cabezas recién recibidas. Los saqueadores de tiendas . El carro del cartonero que demora la fila de autos. El trapito ad honorem por veinte mangos. El limpiavidrios de prepo. El insulto despiadado de tribuna. El mangazo policial de circunstancia. La letra chica de los contratos. Los falsificadores de cosas. Los usurpadores de lo ajeno. El huevo anónimo que se estrella en la cara del funcionario. Los cortes de ruta. Las tomas de tierras improductivas. El billete apócrifo.
Todo ello y mucho más, me encanta. Siempre y cuando, no lo sufra en carne propia claro.

Esteban Silva

jueves, 1 de septiembre de 2011

Vísperas del Amduat ( Vk 62 )

-¿ Fue Caronte o Anubis, el que en las vísperas del Amduat pronunció mi nombre en el gran tribunal?. ¿Merezco su gracia? Equilibrio prófugo de mi corazón frente a la pluma de Ptah. Doce horas me esperan para volver a ver el día. Llevaré todos mis enceres. Mi cuerpo está preservado. Los recipientes canópicos conservan mis órganos. Hay trigo y cebada en las alforjas, vino de palma y cerveza en las ánforas. Nada ha de faltar. Venceré a la serpiente que habita en el submundo. Recitaré el libro de las puertas. Señor, rey de la necrópolis, que presides la tienda divina por sobre el zenit de almas. Sopla tu ánimo en mi Bâ.- En la madrugada tórrida del solsticio de verano, Lord Carnarvon despertó de un pesado sueño. Recordó vagamente los trazos de una historia en la que él era el desdichado protagonista. Recostado en su litera de campaña con una lámpara de keroseno por única fuente de luz, se apresuró a secar su rostro empapado . Intentó recordar una palabra que lo persiguiera durante su pesadilla. No lo logró. Visto desde la recién excavada rampa de Hatschepsut, el campamento parecía un delicado arreglo de linternas de papel anaranjado. A pesar de la oscuridad y silencio reinante, pudo hacerse de una hora aproximada. El numeroso grupo de trabajadores que acampaban en los alrededores aún no habían comenzado sus rezos del fayr . Un cuadrado de veinte metros de lado en la roca basal, había sido cuidadosamente destinado en los días previos. Las alfombras individuales se encontraban dispuestas, orientadas en sentido norte. En ese punto preciso de la piedra caliza de Luxor, todas las madrugadas doscientos trabajadores postraban sus rodillas en señal de respeto. Un cielo azul profundo ,salpicado de constelaciones los contemplaba. Carnarvon, observó con dificultad que el borde superior de la tienda estaba abierto. La tela protectora contra los temidos insectos no vedaba la puerta de entrada. Inmediatamente sintió un leve escozor en su pómulo . Su rostro pálido y delicado de la campiña inglesa era presa de uno de los azotes del desierto.. Rápido de reflejos, consiguió aplastar al mosquito que se posó en su rostro. El espejo de campaña que utilizaba para rasurarse le devolvió la mirada y la confirmación. Hizo una mueca preocupado, con el rictus de su expresión apretó un monóculo en su ojo izquierdo observando los bordes listados de las alas del mosquito. Le recordó el báculo de lapislázuli, que tan afanosamente estaba buscando. Pero también le recordó , que la herida del Aedes Aegyptis le ocasionaría serios traspiés en su investigación. En ocasiones, las enfermedades tropicales mal tratadas, derivaban en agudos cuadros persistentes en los que la muerte asomaba asidua. En medio de sus cavilaciones ,un edecán ingresó por la misma puerta, con una bandeja de plata en mano. Advertido de los movimientos de la tienda, correspondía afanosamente con la infusión habitual de oriente: un te de menta con azúcar. En rigor, lord Carnarvon había esperado esa noticia por cuatro largos años. A punto estuvo de vender, la mansión Highclere Hampshire, para continuar esta prolongada aventura arqueológica. Lejos de la parsimoniosa y metódica búsqueda de sus pares, el suyo, junto a Carter, era un acto de fe. Ultimo mecenas de la era Eduardiana, dónde un financista privado apostó todo su capital y prestigio. Su suerte, empero, arribó en el momento indicado, cómo veinte años antes lo hacía de la mano de su esposa Almina Wombwell, hija ilegítima y heredera de la dinastía Rothschild. Un anillo de oro con incrustaciones de diamantes, selló su destino para entonces. Ahora su presente era otro. Atrás quedaba su época de bon vivant en la sociedad inglesa, su afición por el automovilismo, los casinos y las compulsas carreras de caballos. Finalmente, cuando todo estuvo listo abordó el ferry que lo aguardaba en el puerto de Sáfaga , Luxor . En horas de la noche, se lo veía instalado habitualmente en unas de las mesas de juego . Ahora su accionar era otro .Paseó solitario por la cubierta superior del barco meditando las palabras que emplearía al día siguiente. A sabiendas de tener una buena mano, desdeño la idea de enfrentar a sus pares en una ronda de naipes. Imaginó que la mirada escudriñadora, pudiese descubrir el secreto que él portaba por aquellas horas En el amanecer, la suave brisa del Nilo lo encontró nuevamente en cubierta. Sobre los márgenes fluviales del delta , un rojo profundo entregaba sus tintes al alba. Los pequeños caseríos agrupados a cada lado del río, despertaban sin saber del día trascendental para la historia de Egipto. Desde lo alto de las mezquitas llegaron los primeros acordes del rezo matinal. Las sombras alargadas se estrellaban contra la proa de la embarcación a cada instante. A cada momento, una manada de camellos abrevaba sobre las orillas de las aguas ancestrales. Carnarvon, solo entonces, disfrutó por primera vez de su infusión de té . Sorbió lentamente en su paladar la esencia de Oriente, reflexionando. Por la mañana arribó a la capital y se dirigió sin dilaciones al Hotel Continetal-Savoy en el Cairo. Ya en el lobby , ordenó un cuarto de comunicaciones a la brevedad . Tamañas noticias exigían cuidados extremos en su divulgación. Trataría de evitar por todos los medios que la noticia llegara a oídos locales. Lo acompañaba Henry Moos ,operadador telegrafista de la línea naviera “ White Star” de Southamptom.. El cuarto acondicionado para la ocasión, una adornada sala victoriana de unos cinco metros de lado. En el centro, un sillón de tres cuerpos en pana verde haciendo juego con las pesadas cortinas de los ventanales. Atrás de ellos la, magnificente vista de las tres pirámides refulgía en el basalto central.. Por un instante, Carnarvon posó sus ojos sobre ellas al descubrir levemente una de las cortinas, irradiando de manera fugaz la sala. En el interior del recinto, otros dos sillones individuales y una mesada de mármol blanco con bordes de bronce completaban el mobiliario. Encima de la mesa, se encontraba el telégrafo. Junto a él, un servicio completo aguardaba. Carnarvon, desestimo estos arreglos y tomó uno de sus puros del interior de su saco. Caminó en círculos por el interior de la sala rodeando el conjunto de muebles victorianos. Exhaló cuatro pesadas volutas de humo. Meditó las palabras con que se dirigiría a los principales medios de toda Europa. El operador, atento a cada movimiento de Carnarvon , modificaba su postura para ofrecer su mejor perfil de escucha. A pesar del regodeo que tal idea le deparaba, creyó necesario comenzar con una maniobra distractora. Detuvo su marcha ,colgó su sombrero de lino en uno de los percheros y ordenó en un pausado inglés, trabajos dilatorios en la cara norte del complejo. Carter, sin duda entendería estas lacónicas órdenes tendientes a ganar tiempo para el arribo de los grandes medios La noticia, habló por sí sola. Se invitó al registro de la primera tumba intacta del valle de los muertos… El día de apertura, unas doscientas personas se reunieron en la superficie escarpada del valle sepulcral. Medios de toda Europa se encontraban dispuestos con sus pesadas cámaras de placa a la salida del túnel principal. Esperaban por la remoción de delicados tesoros. Joyas que tres mil quinientos años de historia guardaban celosamente. Muy a su pesar, compartiría el último sello junto a Howard Carter, su hombre de campo y nexo erogativo por dónde vio escurrirse gran parte de su fortuna. La expedición para entonces, llevaba cinco años de continuos fracasos. Ya era hora que tanto esfuerzo rindiese sus frutos. Llamó a su hija Lady Evelyn para los honores, y aguardó a dos escalones de distancia por la apertura conjunta. Sus pies enfundados en costosos zapatos de cocodrilo, rebosaban de polvo y ansiedad. No había querido apoyarse en las paredes recién excavadas. Con un pañuelo de algodón cubrío su boca de las partículas que sobrevolaban. Más abajo, en la puerta misma de entrada, los operarios intentaban infructuosamente entrar en el corredor principal. Se hallaba repleto de escombros. Este no sería el último contratiempo. Después de muchos esfuerzos en la remoción de la puerta de entrada, ocho metros de depósitos de grava se taponaban el corredor. Fueron necesarios dos angustiantes días para extraerlos. Todo se volvía a repetir entonces, la angustia impaciente de los hombres de la expedición, los medios habilitados, los atemorizados fellah… El murmullo bereber, se esparcía a cada lado de la roca de entrada. Su tez morena, contrastaba con el blanco a rigor de sus túnicas. La piel ajada, por el rigor del desierto. Sus miradas turbadas ante el inminente hallazgo, iluminaron ojos azules de profecía. A cada obstáculo, el momento esperado se confundía con la sombría advertencia Cuando finalmente el corredor de entrada se despejó por completo y los murmullos acallaron, Carter se presentó insobornable ante la requerida puerta. Un rayo horizontal a sus espaldas iluminó la losa granítica. Recordó vagamente a el complejo Wadi Abu Hash el-Bahri ,situado a escasos seis kilómetros, dónde años antes, había trabajado en la tumba de Akenatón, tío de Tout Ankh Amon, soberano reformador del legado monoteísta y motivo principal de este descubrimiento. Introdujo un taladro de acero en uno de los extremos. Con la ayuda de dos asistentes horadó la roca hasta traspasarla por completo. Por la abierta hendidura, metió una vara con un espéculo en su punta. La débil luz de vela inundó tenuemente el recinto y alcanzó los diseminados objetos. Oro por doquier. Lámparas de alabastro, carruajes, enceres de los más diversos tipos. Pero principalmente un objeto dominaba el centro de la escena. Un sarcófago intacto. Emocionado, Carter expresó a continuación las palabras esperadas por todos: -“Veo cosas maravillosas”-. Un vaho de miles de años se escapó por la hendija. El olor rancio a especias y humedad sacudió su rostro, apagando la luz de vela y suspendiendo momentáneamente la contemplación de los tesoros. El último sello era un complejo empaste de lacre con sogas de cáñamo. Con un cincel de carpintero en una mano, y un martillo de madera en la otra, ellos conminaron el acto profanatorio. Ansioso, Carnarvon se deshidrataba con su boca reseca y sus manos ásperas de roca caliza. Por primera vez posó sus palmas en un territorio virgen. Debajo de los pedazos de empaste, la losa granítica dejaba ver unos indelebles jeroglíficos. Carter, había advertido a todo el grupo sobre esto. Hombre de ciencia, temía que las maldiciones ahuyentasen a su cuadrilla, tan dispuesta a estas historias proféticas. Lord Carnarvon, esperó a escasos metros. Tras su traje blanco con sombrero a tono, toda una humanidad aguardaba por tamañas revelaciones. No sólo joyas maravillosas verían la luz en esa mañana del veintiuno de noviembre de 1922. Con ellas, el examen exhaustivo de las inscripciones y su contexto , aportarían visiones esclarecedoras del imperio medio en Egipto. Carter, entró en las páginas de la historia con el fenomenal hallazgo. Una tumba intacta con todos los artefactos en perfecto estado de conservación. Para Carnarvon, el advenedizo tesoro recomponía su delicada situación patrimonial, y lo devolvería a las primeras páginas de la prensa mundial. Esa era su principal preocupación por entonces. Impaciente, al ver la contemplación en silencio del arqueólogo, profirió: -¡ Howard, traduzca para nosotros!- El empleado, atento a una orden directa de su mentor, observó con detenimiento los surcos proferidos en la roca madre. Un demótico antiguo, del imperio medio para ser más rigurosos. Estudió la frase y dio su dictamen final: - ir remet neb(et) (i)chet-sen hat ten em-a- ¡Yo agarraré a los profanadores como a un pájaro..! En ese preciso instante, Carnarvon armó las piezas del rompecabezas que lo tuvo abstraído por esas horas. Conectó la profecía al escuchar erroneamente la palabra insecto en vez de pájaro, mientras tocaba absorto la entumecida herida en su rostro. Durante los 365 días restantes de su existencia en la faz de la tierra, sería una constante en su atormentado pensamiento secular. A un año exacto de su fenomenal hallazgo, pereció de septicemia en su lecho de Hampshire, a las 2 AM del año 1923. Esteban Silva