miércoles, 23 de mayo de 2012

Quiero




Quiero un lugar en la tarima
para pregonar la dicha del mensaje
que balancee
lo apropiado
con el goce estético de la palabra

Y si digo mensaje
hablo de soberbia

Es la siembra estéril
de mis cavilaciones
las que engendran pensamientos

No por mí
ni por los otros
Tan sólo ejercicio habilitado...

Esteban Silva


sábado, 19 de mayo de 2012

Amigo 4


Muchas veces, la buena voluntad tiene cara de pocos amigos. Aunque vale aclarar, la función que ejerzo como tallerista de una organización es rentada , el ánimo que la motiva es de interés social . Así lo encaro yo cada mañana o tarde que enfrento a un grupo de alumnos secundarios, provenientes del conurbano bonaerense.
Me arriesgaría a decir, que un tercio de los chicos que participan del programa no conocen la Capital Federal. Es ese ámbito de necesidades postergadas, las que nos mueve a los participantes del proyecto. El unir la disposición ministerial ( con los medios a su alcance ) con la falta concreta de recursos por parte de las escuelas del cordón industrial. Siempre hay voces exógenas, que tildan de proselitismo a toda ayuda concreta que parta del poder. A nosotros no nos interesa. Sabemos que en definitiva, el objetivo se cumple, cada vez que una sonrisa de adolescente se apropia del espacio público. En la instantánea fugaz de una cámara digital. En el grito expansivo de una alegría contenida. Así reflexionamos a cada encuadre de nuestras salidas.
Pero no todo son perlas en el mundo de la educación.
Esas mismas ganas de participación, ese ímpetu por lo desconocido que la abstinencia conlleva, sacrifica al saber por la inmediatez del goce estético. Sin contenidos.
Locuciones estentóreas a grito pelado, son necesarias para concitar la atención del alumnado. Parvas de mocosos sin interés por el mobiliario urbano, más que el de apuntarlos para una salida próxima. Sorna a raudales en las exposiciones, comentarios superfluos tendientes a boicotear el proceso.
No interesa el material entregado. La rica bibliografía que son acreedores con la visita.
La predisposición para los avatares que toda salida presenta.
No, ellos estarán entonando alguna canción que fluye de sus celulares. Ajustando sus gorras símil delincuente, con las manos en sus bolsillos y la desidia acostumbrada.

Bajando del ómnibus, Plaza de Mayo. Última parada del trayecto.

Cabeza rapada, con un penacho rubio en la parte superior. Piercings por doquier en un rostro afilado. Cejas depiladas. Camperón deportivo multicolor.

- ¡ HEY AMIGO!. ¿ QUÉ NO VAN A DÁ?

Reflexionando un instante, ( Dieron ganas de expresar )

- Mierda, MIERDA , te vamo a dá…



Esteban Silva


jueves, 17 de mayo de 2012

Desiderio Mackenna



El once de mayo de 1997, una computadora de ajedrez ( IBM ) vencía por primera vez a un humano. A lo largo de seis partidas, un monstruo de procesamiento paralelo masivo, derrotaba al gran maestro de ajedrez Garry Kasparov 3 ½ a 2 ½ .
El último test match, fue presenciado por quinientas personas. Ocupando el 35º piso del Equitable Building en Manhattan, observaron en escasos sesenta minutos de juego, el desarrollo de unas aplastantes diecinueve jugadas.
El súper-procesador de juego apodado de “ Deep Blue II”, era un complejo sistema de ordenador destinado a un único fin: poner de rodillas a un humano, en confrontación directa a su inteligencia. Con 480 procesadores VLSI, podía efectuar 200 millones de posiciones por segundo. Lo suyo, no era la inteligencia. Con un poder ilimitado de fuerza bruta, desarrollaba todos los movimientos necesarios para hacerse de la partida.
De comienzo a fin, ejecutaba con precisión los movimientos necesarios para doblegar a su rival. Así lo hizo, en esa promisoria disputa organizada por el gigante de las computadoras. Con el único fin de posicionarse en el mercado mundial, diseño el encuentro a sabiendas del efecto dominó. La suba de acciones posterior a la partida.

A quince años de ese encuentro IBM se encontraba nuevamente frente a otro reto.
Si bien su liderazgo en el segmento de los ordenadores institucionales no había sido cuestionado, el ingreso al nicho de los ordenadores hogareños distaba de ser el ideal.
Otro coloso de las computadoras ( Apple ) , con un movimiento de pinzas, cercaba a los infructuosos esfuerzos de IBM por ingresar sus productos a los hogares.
El diseño de los celulares inteligentes con sistema android y las polivalentes tablets inundaban el mercado mundial. Relegado al nicho excluyente de las instituciones, paseaba su deprimente gris, por cuanta oficina reclamase de sus servicios.
Nadie dudaba de sus prestaciones. Pero para el 2012, quedaba a las claras, que el gigante norteamericano resignaba todas sus pretensiones de liderazgo en el segmento de los portables. Notebooks, impresoras, cámaras, tablets y otros dispositivos inalámbricos coexistían con otras marcas líderes que lo aventajaban.
Por ese motivo, decidieron dar un golpe de efecto con el lanzamiento de su último producto. La “Deep Blue III”.
Cómo en las versiones anteriores, un complejo software de juego de ajedrez, se disponía a enfrentar ahora, no sólo a un gran maestro. No. Ahora el reto era superior. IBM ofrecía la suma de 1 Millón de u$s, a cualquier ciudadano del mundo que venciese en una partida comprobada online al poderoso procesador.
En quince años de aquella famosa revancha, la tecnología había crecido exponencialmente. No sólo sus cálculos eran su fuerte. Poseía una capacidad de reacción de la millonésima parte que su antecesora. Utilizada en el proyecto Pathfinder de la NASA, retransmitía las complejas órdenes al vehículo experimental sobre la superficie marciana.
Lejos de la intrincada operación inter-espacial, el cometido de este monstruo de la tecnología recaía ahora sobre el área de mercadeo y posicionamiento.
Querían en un golpe propagandístico mundial, ofrecer el nuevo producto de su línea de ordenadores portables: las “Lenovo Diamond”. Rápidos de cintura, recurrieron al consumido ardid del pasado. En conferencia a los medios internacionales lanzaron su convite. Las Federaciones de Ajedrez Mundial, a través de su lista de rankeados participarían de un sorteo para enfrentar a “ Deep Blue III”, sobre la base de las Lenovo.
Un mes después un nombre surgía del random proporcionado por la FIDE.
El nombre del afortunado era: Desiderio Mackenna. Argentino de 22 años de edad, de la localidad de Colonia Mackenna, Córdoba, Argentina.

Cuando la noticia llegó vía Fax a la pequeña federación ajedrecística de Vicuña Mackenna el estupor fue mayor. Desde temprano el teléfono de la asociación no había dejado de sonar reclamando por la atribulada noticia. Periodistas de todos los medios de la capital de la Nación, discaban el número proporcionado por la escueta página web .
No estaban al tanto del sorteo, ni de su resultado. Si conocían al afortunado concursante que había sido seleccionado. Desiderio, se encontraba rankeado en 1ª lugar en la colonia. Peón rural, ostentaba su meritorio primer lugar regional al vencer el abierto de Tandil. A nivel nacional, su puesto era el 438ª.
En horas de la mañana, el movimiento en la sede de ajedrez era nulo.
Colonia Mackenna tiene una sosegada vida social. Con apenas diez mil habitantes, su casco céntrico se extiende por un radio de quince cuadras.
Comunidad agrícola ganadera por excelencia, se encuentra en un punto equidistante de cien kilómetros de las próximas localidades. Al oeste de Mercedes, al norte con río Cuarto, al este con Laboulaye y al sur con Huinca Renancó. Es esa falta de mediterraneidad con sus vecinos más próximos que la definen. Debe su nombre a Benjamín Vicuña Mackenna. Político renombrado chileno del siglo XIX, al que Sarmiento decidió honrar con la inauguración de la estación de ferrocarriles que lleva su nombre.
Los Mackenna provienen de Irlanda del Norte. Desiderio en cuestión, representa a la 6ª generación en la región. Repartidos a ambos lados de la cordillera, están enraizados en la historia de Chile desde sus inicios. Tátara –tátara nieto de Cecilia O´Higgins, se encuentra totalmente alejado de las cuestiones políticas que movían a sus congéneres.
Benjamín Vicuña, tátara abuelo de Desiderio, había sentado las bases del desarrollo agrícola allá por la década de 1880 en la abigarrada Valparaíso.
De ideas liberales, recorrió los mismos senderos que el Sanjuanino en su querida Chile.
Varias veces desterrado por sus enfrentamientos con el clero y la burguesía local, destinaba su ostracismo a la investigación de otros horizontes.
Fue también fundador del “ El Mercurio”, dónde nuestro Prócer ejerció algunas pasantías. Desde esas tierras, Sarmiento se dedicaba a hostigar elípticamente al gobierno federal de Rosas. Dicen las malas lenguas, que el origen del nombre del periódico trasandino, se debía a lo tóxico de su contenido…
Podrían haber sido amigos de confluir en la historia. Ambos , Sarmiento y Vicuña Mackenna tenían una idealizada visión anglosajona.
Ambos empero, consumieron la diatriba de sus discursos en amedrentar principalmente a sus opositores.
Uno, al menos dejó sentado las bases de la enseñanza media.

Desiderio era peón dentro de la propia empresa familiar. Podría tranquilamente haber hecho una carrera universitaria de quererlo. O haber escalado dentro del escalafón familiar. Sin embargo, su lúcida brillantez lo vería asomarse en una única actividad encomiable: los torneos de ajedrez de pueblo. Destacado participante en todas sus versiones, no salía de su alejado 438º puesto Nacional debido a la imposibilidad de asistir a torneos foráneos. Absorbido por las tareas de campo veía pasar sus oportunidades con desmedro. Su esbelta figura coronada por una boina roja, transmitía una serena tristeza en sus ojos. Era diestro en las tareas de campo. Su especialidad eran las labores del tambo. Por las mañanas conectaba sus cincuenta vacas Holando-Argentina a los extractores de leche. A medio día, después del ordeñe, le dedicaba dos horas exactas de su tiempo a su juego predilecto. En ese breve lapso, practicaba aperturas, desarrollos , remates a dos y tres piezas. Los peones de la estancia hacían de sparrings. Sobre unos tocos de eucaliptos que quedaron de una tala, se juntaba la peonada. Desiderio traía bajo el brazo a la hora acostumbrada seis tableros de ajedrez.
Dependiendo de la disposición, jugaba simultáneas en todos ellos
Nunca había perdido una partida. A pesar que muchos de sus pares estaban rankeados a nivel provincial, ninguno de ellos le hacía sombra en Colonia Mackenna.
En eso estaba cuando lo noticiaron. Con un pie apoyado al lado del tablero y su brazo de soporte en la quijada, se dirigió a Solano Gomez, vocal titular de la asociación.
Lo extrañaba la visita del viejo por aquellas horas, sin duda la participación en este encuentro, debía ser lo suficientemente importante como para no esperar a la habitual reunión de los sábados. Ni Solano Gomez, ni Desiderio, comprendieron la real magnitud del evento. A ciencia exacta, sólo comprendieron que el Match de ajedrez sería en los Estados Unidos, que la partida estaba marcada para el 23 de septiembre del 2012. A cuatro meses exactos de la invitación.

Cuando Desiderio Mackenna arribó a Manhattan con su comitiva, fue abordado por una multitud de periodistas. Destacadas ex figuras del ajedrez le eran presentadas en una rueda de prensa acordada por IBM. A su lado y principal sostén de esta aventura estaba su hermano mayor: Eugenio Mackenna. Más allá, en los sillones contiguos se encontraban Nicolás Barrera, Presidente de la F.A.A ( Federación Argentina de Ajedrez), Sonia Fredizzi por la F.A.P.C ( Córdoba ).
Del lado de la Multinacional, se encontraba su vocero de relaciones públicas, y artífice de este evento John Harvey, el presidente de IBM Samuel J Palmisano, y un ignoto operador del teclado, simulando la correspondencia humana.
Es que en los estudios previos al encuentro, investigadores de la empresa sostenían lo potencialmente perjudicial que podría ser dejar una silla vacía en representación de IBM.
Nada de esto preocupaba a Desiderio. El juego en sí mismo, sería uno más de los que estaba acostumbrado. Había estudiado las seis partidas anteriores de la máquina. No pudo encontrar patrones distintos de los empleados por sus adversarios habituales.
Le habían indicado insistentemente, que la Deep Blue III contaría tras las sombras con una legión de ajedrecistas para asistirla en caso de ser necesario. No haría falta.
En estudios previos al evento, fueron simuladas ocho mil partidas reales de ajedrez.
En ninguna de ellas, la máquina había sido amenazada. Ni siquiera aún con la desventaja de las negras debió recurrir a una ignominiosa tablas.
Le advirtieron también que Deep Blue III no accedía servilmente a los sacrificios propuestos. Que defendía a cada pieza de manera excepcional, haciendo uso de un programa colateral de posicionamientos. Después de todo, Desiderio pensaba que era sólo ajedrez. Que no tenía nada de malo exponerse en una partida con desequilibrios marcados a favor de la tecnología.
Pero que de ninguna manera, se la dejaría fácil “a la computadora”…

A las 8 AM del día 23, se encontraban igualmente reunidos como quince años atrás.
Una cantidad enorme de medios se encontraban dispuestos para transmitir el evento.
En una medida excepcional, Youtube dispuso de equipos propios para difundirlo.
En IBM , habían calculado este horario vespertino por un motivo fundamental. La salida a operaciones bursátiles de la hora 10: 00 AM. Si todo corría por los andariveles normales, no se insumiría más de una hora de juego. El tiempo necesario para difundir la noticia y propiciar las subas auguradas.
Como en el juego, la vida real se valía de estas movidas anticipadas para consolidar su estrategia. La estrategia de Desiderio en cambio, era durar el mayor tiempo posible.
No lo haría por el fructuoso cheque de 50 Mil u$s que había recibido, ni por la lujosa acogida de que había sido objeto. Lo haría sólo, por perpetuar su nombre en la historia de ser posible.

Una mesa de mármol sólida se encontraba en el centro del recinto. Su estructura de arco reticular tallado soportaba tan sólo a dos ordenadores portátiles. Una notebook roja por el lado de Desiderio, y una azul por la empresa.
Atrás en el fondo, e iluminada cenitalmente por reflectores de led estaba Deep Blue.
Tres metros de ciencia al servicio de la empresa se erguían desafiantes e incólumes.
Sus dos gabinetes de aluminio azul anodizado contenían el sumun de la inteligencia artificial sobre el planeta Tierra. A cada lado del ordenador, se encendían en color rojo los marcadores de tiempo. Desiderio Mackenna con bandera de Argentina por un lado. Deep Blue III con el logo institucional de IBM por el otro.
La primer movida estuvo a cargo de Desiderio como era de esperar. Huésped necesario en esta movida de marketing, ejecutó como era de esperar el ortodoxo 1.e4 con blancas.
Deep Blue , se defendió con una series se posiciones dinámicas desequilibrantes como contrajuego. Al cabo de los diez primeros minutos, confluirían en una paridad posicional. Si bien el gigante azul había efectuado el “ gambito Marshall” de la apertura española, Desiderio dudaba seriamente que la computadora se atuviese al manual convencional que desembocaba en un empate de negras. Pensó, que sin duda sería una, distracción para desarrollar su juego medio y arribar a posiciones de ataque.
De todas formas evitaría jugar de forma posicional heterodoxa. La máquina debía tener cargada toda la teoría al respecto. En todo caso, enfrentaría al monstruo de forma combinativa e aleatoria.
En el intento de apoderarse del centro del tablero se intercambiaron una cantidad de piezas, sostenidas por el juego de base. A esta altura, nada preveía un desenlace favorable a la máquina. Esto era algo que Desiderio había tomado nota. No caería en la trampa de intercambiar piezas en ventaja posicional. Despejado el tablero de las fuerzas superfluas, esa ventaja posicional podía ser fácilmente revertida desencadenando un desenlace fatal.
Todo esto, sucedía a una 1hs 15minutos de partida para ser exactos.
Por primera vez, los operadores de segundo rango de la empresa observaban de reojo al reloj oficial Longines del Match.
¿ Qué es lo que estaba pasando?. Veintitrés jugadas por ambos lados sin arribar a una ventaja de consideración. A esta altura quince años atrás Garry Kasparov estaba llamando a conferencia de prensa acusando a IBM de manipular a la máquina..
Lejos de incomodarse; Desiderio Mackenna sostenía una estrategia de medio juego sublime cómo nunca se había visto. En sus movidas había trazos de Capablanca, de Fisher, del gran Najdorf según se estimase.
A 1hs 30Minutos, a veinticinco jugadas del final, inexplicablemente Deep Blue ofrece tablas. El desconcierto para entonces era generalizado. El comité de soporte, que la empresa tenía en una sala contigua evaluaba lo sucedido.
Ningún asesor de ajedrez dentro de ese cuarto, veía más allá de diez jugadas a tres variantes. Era imposible evaluarlo. Rápidamente el comité de crisis determinó pasar a control manual. Todos los firewalls se hallaban inutilizables. La demanda excesiva de asistencia en el site, había atraído a los hackers de todo el mundo.
Mancomunadamente se habían organizado para desligar toda la red de soporte adicional. Ahora sí, el gigante azul estaba por su cuenta en la contienda.

Desiderio para ser sincero, no vislumbro las tablas. Apenas, si notaba cierto desenlace a favor coronando un peón en seis intercambios. Claro, nada hacía suponer que la máquina lo aceptase. Pero en virtud de las circunstancias, decidió redoblar la apuesta.
No se quedaría con el acomodaticio empate, lucharía hasta el final a riesgo de perderlo todo si fuese necesario. Dicha actitud, dejó perplejo a los expertos. Para qué arriesgar un empate con el coloso de IBM. El sólo hecho de llegar a esa instancia era una hazaña.
En vista de los adelantos tecnológicos, y la desproporción de fuerzas, un empate debía ser considerado como una victoria. Desiderio no lo creyó así.
Bisnieto de Irlandeses y chilenos, con sangre argentina en sus venas, reunía lo más exacerbado de las tres nacionalidades. De sus ancestros sajones había heredado la tozudez a ultranza que caracteriza a los irlandeses. De su pasado chileno la pasión irredenta por ceder algún territorio. De su patria natal Argentina, la genialidad y el deseo de coronación.

Los pasos siguientes fueron un salto al vacío. Un territorio inexplorado en el que el ser humano se pondría a prueba. Diezmada de sus piezas mayores, la máquina comenzó a demorar sus jugadas. Ya no tenía el automatismo confiado del inicio. Parecía que a cada movimiento intentase evitar lo inevitable.
Del gabinete metálico, comenzó a salir un humo azul. En su tremendo esfuerzo por procesar la información había sobrecalentado todos los circuitos. Un olor a cable quemado se respiraba en el aire. Los ingenieros hacían lo posible por hiperventilar la estructura. En la sala “ B” un monitor auxiliar, dejaba ver los índices de la bolsa.
Las acciones perdían su posición. Llegando al punto de inflexión sobrevino el crash.
Deep Blue, reconoce lo inevitable a dieciocho movimientos del final.
Desiderio estalla en un júbilo indescriptible . Su puño cerrado en el aire es tomado por la transmisión en vivo. Detrás de él , el logo desdibujado de IBM comienza a opacarse.
Una bandera de la federación regional ajedrecística de Mackenna es exhibida a todo el mundo. Dos puños la sostienen. Y el orgullo de toda una raza…

Esteban Silva


sábado, 12 de mayo de 2012

Máscaras





Acaso
la actitud incierta de nuestra voz
nos redima
En este vertedero de lágrimas
que llamamos vida

Queriendo compatibilizar
renunciamos
lo único auténtico que tenemos:
el instinto

Sucumbir a las reglas
trae aparejado
persistir en un engaño
a sabiendas

En tanto que
el símil de nosotros persista
en su intento aunado
de prevalecer sobre el yo
Seguiremos representando.

Esteban Silva





miércoles, 9 de mayo de 2012

¡Seguimos ganando!



Caminando por Plaza San Martín, me topé con un singular personaje. Es común que su esbelta figura se pasee ahí, junto al ombú que flanquea al cenotafio de Malvinas.
Alto de pelo corto al estilo militar viste un uniforme de fajina verde a usanza. Su aspecto andrajoso, denota unos cincuenta años de edad.
Por la lejanía de su mirada, es común inferir su pasado. Sus ojos celestes demuestran los signos de batalla. En su andar errante por el monumento a los caídos imagino al alma trashumante que perdió su pasado en la turba helada de las islas.
A cada persona que se acerca al túmulo recordatorio, él se acerca en busca de afecto.
Tal vez, para reseñar anécdotas de primera mano, y así en el tibio recuerdo del mano a mano, brindar el debido homenaje a sus compañeros caídos en combate.
Atrás del monumento, guarda unos pocos enceres. Cosas, que la situación de calle le obliga en su subsistencia. Es inevitable preguntarse cómo un hombre prefiere la hidalguía del desamparo, a la acomodaticia liviandad del reparo de un subsidio.
Seguramente, enfrente estoico los embates del crudo invierno porteño, para igualarse en la condición de aquellos, que como él, sufrieron las inclemencias de una guerra.
Por eso, es que me acerqué al hombre para compartir sus historias.

- Buenas amigo…¿ En qué compañía sirvió ?-

- No, yo no soy ex combatiente, pero me siento como si hubiese sido sabe…

Ahí noté, que el acercamiento a las personas tenía intereses más terrenales. Que la ropa de fajina emulaba una situación más que representarla. Que el abrigo al costado del monumento, era tan sólo eso: un abrigo de un desamparado…
Ahora yo me pregunto: ¿ No podría haber tenido al menos, un poco de piedad y haberme mentido?

Esteban Silva

lunes, 7 de mayo de 2012

La "13"




La “13” es una línea fantasma que opera el recorrido CHACARITA-BAJO FLORES.
Digo fantasma, porque a lo largo de su historia ha ido reduciendo drásticamente sus unidades. Hoy en día, aunque cueste creerlo, tan sólo cuenta con un vehículo.
Estas consideraciones generales, pueden rastrarse en el Museo de Colectivos de Buenos Aires. En principio, me asombró la falta del número trece de entre las principales líneas que surcan el suelo capitalino. Supuse, como era de esperar, que tal número no se encontraba entre las preferencias del porteño común. Por tal motivo, arriesgué, debe haber sido suprimida de los recorridos urbanos. Pero indagando un poco pude dar con la historia errante de la malograda empresa.
Para mediados de los 40´, cuando la mayoría de las empresas de tranvías re-emplazaban sus unidades por colectivos, la línea 13 era una modesta, aunque pujante transportadora.
Con doce unidades entre su flota, cubría el trayecto que une a los dos cementerios más importantes de Buenos Aires. A través de los años, su recorrido no ha sufrido grandes modificaciones. En escasos cuarenta y cinco minutos, la distancia que separa a las dos necrópolis, es salvada sin mayores obstáculos.
Amén de la superstición común del porteño a pie, la línea tuvo un golpe mortal con la incorporación al recorrido de la línea “ 44”.
Es que esta última empresa, recorre casi sin diferencias , el mismo trayecto. Si a esto le sumábamos una considerable superioridad de unidades y frecuencias, el desenlace sería inevitable. A pesar de ello en los años ochenta aun circulaban en la “13” dos unidades.
Un viejo 1114 de Mercedes y un Bereford adquirido en remate, a la disuelta “ Corporación de Transporte”.
En los noventa, sin embargo, rara vez se dejaba ver por horas de la noche su última unidad. El viejo colectivo, aún recorría los dos polos mortuorios con una frecuencia cercana al charter. Su color rojo y celeste descascarado, las ventanas en diagonal, su interior abovedado , llamaban profundamente la atención. Quien subiese para la época en este vehículo estaría siendo transportado automáticamente treinta años atrás.
Con la incorporación de la nueva señalización, las paradas de colectivos suprimieron en sus carteles toda referencia a la línea. Desde ese momento, su existencia, pasó a ser sólo un secreto a voces.
Limitado por las reglamentaciones vigentes, pasó a la clandestinidad un febrero del año dos mil y uno. De nada servirían las filigranas ornamentales que obraban cómo salvaguarda. Los profusos adornos demodé que eran él lei motiv de su subsistencia. La imposibilidad de implementar la máquina expendedora de monedas, resignó sus escasas posibilidades. Desfasado en el tiempo, y con tan solo veinte lugares capacidad, su antigua anatomía no se adaptó con las exigencias actuales.
Y podría ser una de las tantas historias de decadencia a las que estamos acostumbrados, si no fuese porque días pasados, me enfrenté cara a cara con la desaparecida unidad.
No estaba cómo antes debo decir. Lucía un intimidante color negro, en la cerrada noche que ofrecen las sombras de los jacarandaes . De aspecto brillante, su interior reflejaba en tonos rojizos los cristales empañados.
Yo esperaba cómo de costumbre al “47” en la cara Oeste del cementerio. El frío arreciaba por el escarpado de las vías del tren. Y me tenté de pararlo, no voy a negarlo.
Tal vez, por la poca velocidad a la que circulaba vacío, o ese pizcar de luces con que pareció reconocerme es que no lo tomé.
Me dio un poco de zogaca para ser sincero…

Esteban Silva




viernes, 4 de mayo de 2012

Egonautas




Lo cierto, es que nadie viene al mundo por voluntad propia. Apenas si descubrimos algún propósito en la mirada de nuestra sangre. Y ese discurrir de sentimientos desencontrados que acaso nos brinda el destino, nos define.
El segmento circunscripto por dónde transitamos. La vaguedad de las cosas.
Árboles caídos después de un temporal. Agua estancada que demora en evaporar. Accidentes geográficos sin resolver. Eso somos.
Tamaña magnitud queriendo articular el beneplácito, lo loable, la dignidad de ser.
Nos abruma.
¿ Quién puede ver el mapa y ser parte al mismo tiempo?. ¿ Quién puede ver lo auténtico?. Por eso preferimos sin saber el anonimato, ser voces ahogadas en una multitud, el gris moderador.
Siempre claro, que el ego no hable por nosotros.

Esteban Silva