sábado, 25 de mayo de 2013

Patio de injusticias



Sujeto a vanas imposibilidades
remito estas líneas
No con el afán de advertir
sino en el de abstraer
Lo vacuo de comprender
para el inadvertido que asista
el etéreo concepto que insta
mediante el logro adecuado
la trama sucinta e inicua
que evoca este humilde recado…

Quienes adviertan lo profano de la historia
bienvenidos sean
Quienes adviertan la lúdica propuesta
y aun advertidos propugnen por esclarecimientos
quedan advertidos:

Que no hay bien que por mal no venga
en esta tierra lejana
que abjura de sus raíces y llama
de próceres a sabandijas,
entreguistas ,extranjerizados
Mientras se instala en el llano
una clave premisa
que es la de destruir
a los valores logrados

Patio de injusticias
en dónde la diatriba exalta
argucias, argumentaciones
sin solución
Hoy se me hace ocasión
prestarle voz por acaso
y redimir del atraso
que la historia oficial le asigna
a la figura votiva
de Don Mariano Moreno.

Esteban Silva




viernes, 24 de mayo de 2013

La Era del Coltán…y otros procesos.



El ser humano ha atravesado diversos estadios evolutivos. Comúnmente, estos segmentos de tiempo en dónde la humanidad desarrolla en particular un nuevo recurso son denominados: “eras”. Hemos atravesado decenas de eras. Estas se atomizan cada vez más en períodos de tiempo limitados. Otrora en miles de años, posteriormente en cientos. La actualidad nos brinda una superposición de eras visadas principalmente en la explotación de la energía ( petróleo y atómica), y unas minis eras de recursos innovadores ligados a las nuevas tecnologías: cadmio, litio, vanadio etc.
El recurso vital para la plataforma de los superconductores en los chips de celulares y ordenadores del momento es el: coltán. Un material que se encuentra casi en un 90 % concentrado en un solo país. La azotada república del Congo.
Así cómo los “ingenuos” compradores de diamantes de sangre de las minas de Rwanda, Angola o Uganda en la década pasada, un creciente número de operadores en el mercado de este producto ligado principalmente a la firma escandinava de teléfonos Nokia, puso objeciones a la actual situación de explotación en la que se obtiene el preciado material. En la actualidad, las minas de coltán son explotadas por distintos grupos paramilitares del Congo, altamente cooptables al designio del mercado internacional. Atravesando las permeables fronteras del país, una delicada trama de estructuras de exportación derivan los suministros a las líneas de producción de las empresas informáticas que los solicitan. Un apurado informe, relata el suplicio de dos millones de desplazados en la nueva actividad. Mayormente menores de edad y mujeres, son explotados en la extracción del recurso.
Hasta aquí ninguna novedad. Nada que nos haga vislumbrar un destino distinto, a estas operaciones encubiertas que diezman recursos en países subdesarrollados. Una vez que las observaciones son reparadas a través de políticas de control y destino, ya es demasiado tarde. Una nación seguramente habrá sufrido una enajenación sin par, a la medida que su recurso vital le es expoliado impunemente.
Es que en el contemporáneo vértigo de las innovaciones, el crecimiento ha dejado de ser a lo que estábamos acostumbrados. Para inicios del siglo XX, y con la tradición de la revolución de la revolución industrial el mundo planificaba a larga escala. Vale decir, en tiempos prolongados, con la premisa de proporcionar objetos de uso perennes o de máxima eficiencia. Ya para mediados del 50´, los procesos productivos habían advertido la necesidad de acortar la vida útil de las mercancías, re-encauzando la producción en períodos predeterminados de suministro y reposición.
La era digital tergiversó esos valores. Ya no sería necesario ahondar en políticas de “obsolescencia programada”, “sostenibilidad productiva” o cómo quieran llamarle.
El tiempo que nos toca vivir nos dicta la: obsolescencia por moda…
El usufructo de la tecnología actual se vale de una premisa fundamental, el sostenimiento del desarrollo de nuevos productos instalables en la psiquis del consumidor. La necesidad vital de poseer ciertos artículos de uso cotidiano que están asociados al confort y la vida diaria. Un complejo sistema de propaganda opera a ciegas de los consumidores. Campañas pergeñadas con el fin de someter la voluntad, arremeten de manera continua.
¿ Qué nos queda a los seres humanos entonces?
Resistir. Resistir en la medida de lo posible advertidos, en la observancia de estos procesos. Cuestionar las motivaciones y mensajes constantemente de las campañas publicitarias. Premiar con nuestra decisión, el favoritismo por tal o cual producto en detrimento de otro. Dilucidar la estrategia de las empresas en la implementación de una nueva línea: ¿ Es realmente necesario para nuestra vida? , ¿Podemos suplir esta “necesidad” con los elementos a nuestro alcance?.
En definitiva tener una actitud de alerta y resistir el consumo indiscriminado de modas y tendencias. Todo el mundo ve con buenos ojos la innovación.
Que no se malentienda, nadie abjura de la modernización ni de las ventajas comparativas con los viejos modelos.
Así como un grano de arena es la base para la formación de un preciada perla, un argumento sólido hará lo propio para el sostenimiento de una teoría.
Este concepto en que nos remitiremos para sustentar le teoría será el de lo útil, por encima de lo accesorio.

Esteban Silva