lunes, 31 de diciembre de 2012

Alegoría reflexiva de fin de ciclo.


El tiempo es una ilusión. Un simple anecdotario de segmentos apócrifos. De tanto en tanto, asignamos valor a sus unidades. Por pura convención, por pusilánimes.
Lo cierto, es que nada hay de concreto en su existencia. El preciso instante que transitamos, es divisible en dos. Y su resultante, podrá ser dividida ad eternum en múltiples partes. Visto de ese modo ( el tiempo ), es imposible capturarlo.
Aún así, los humanos nos esforzamos en hacer concreta su presencia a través de diversos dispositivos. Uno de ellos son los calendarios.
El que nos toca a nosotros ( por simple arbitrariedad ) es uno judeo-cristiano con infinitas unidades. Yo creo que la unidad ( año ) está bien diseñada.
En el lapso útil de su existencia, se definen mayoritariamente las actividades importantes, que son el lei motiv de la vida diaria.
Cosechas, ciclos de estaciones, créditos, campeonatos de fútbol, convenciones. Todo se rige por la restricta temporalidad de los doce meses.
Ahora, después de esa marca temporal, útil a nuestras actividades, nada existe amén del lejano siglo aglutinante. Pero esta unidad, de escasa utilidad, sólo es utilizada por los historiadores. Ninguno de nosotros puede hablar en término de siglos. Nuestro escaso tránsito por la tierra, nos insume en el mayor de los casos, una novena parte de su total.
Por eso, es necesario crear segmentos de tiempo atentos a nuestra condición mortal.
Yo propongo por ejemplo, que el siglo este dividido en tres partes iguales de 33, 33 años cada una. A cada una de esas etapas las denominaremos eras, y estarán subscriptas a una serie de objetivos delineados por un consejo de naciones con sede en la ONU.
Treinta y tres años y cuatro meses, es un buen período para desarrollar objetivos y alcanzar intereses afines a la humanidad. El simple hecho de establecer y nombrar estas eras, incentivará sin duda, visualizar en el horizonte las marcas a alcanzar.
Además, representan unos cuatrocientos meses, número concreto y par.
El lustro, sin ir más lejos, fue un intento frustrado de segmentar el tiempo. ¿ Por qué?. Sin duda, su impar estanqueidad, no captura la esencia del ser humano en materia de períodos de tiempo. El ser humano tiene dos marcadores esenciales para dilucidar su tiempo: Uno, son las guerras mundiales. El otro, son las copas mundiales de fútbol.
Cómo las primeras son de escasa utilidad para la humanidad, nos centraremos en la segunda opción fragmentaria, más atenta a nuestro desarrollo como sociedad.
Todo el mundo occidental puede asociar un punto concreto en la historia personal con una copa mundial de fútbol. Estas marcas perentorias son de viva utilidad a la hora de anclar un episodio concreto de nuestras vidas en el tiempo.
Por eso, es menester nombrar a esta nueva era como: “ANNO DOMINI FUTBOL”.
Para reforzar este concepto, podemos retrotraernos al año dos mil y arrancar de lleno con este calendario propuesto.
Si de hecho, el registro histórico de los acontecimiento de la vida diaria, va a estar signado por los sucesos del fútbol, nosotros podemos alentar y magnificar esa condición, desde nuestra humilde condición de hacedores.
Cada año venidero, podrá ser asignado con el nombre del futbolista que haya logrado el balón de oro. Cada era podrá ser nombrada con la selección de fútbol que haya obtenido mayor rendimiento y así sucesivamente…
Sí, ya sé . Hay quienes objeten esta iniciativa tildándola de arbitraria, o parcial.
¡ Qué joder…!. Organicen su propio calendario entonces.
¿Qué es la pelota de fútbol sino?.

Una alegoría simple y concreta de nuestro planeta Tierra.
Una esfera en disputa por grupos de individuos, en traslado constante hacia su destino final…

Esteban Silva

miércoles, 26 de diciembre de 2012

El hombre invisible

Un hombre decidió ser invisible, a la temprana edad de 43 años. Lo hizo por voluntad propia, aunque bien podría haberse sentido coercionado a hacerlo, dadas las circunstancias…
Agusto Paredes es un empleado común y corriente de la city porteña. Trabaja de lunes a viernes en horario corrido. Su menester: el armado y diagramación de tarjetas micro-perforadas para la confección de etiquetas textiles. Tarea que desempeña a tiempo completo, por el período de 27 años, hasta el día de la fecha. Su oficina pivota entre el sector de expedición al frente del establecimiento y la parte de atrás del galpón destinada a la producción. Ubicado en un entrepiso, puede distinguir tanto las actividades productivas como las comerciales, a través de su panel de ventanas.
El recinto en que desempeña su labor es anodino. Tanto como su vida misma.
Un tablero de dibujo técnico contra una de las paredes, un escritorio mostrador de chapa con cajones y vidrio encima. Un archivero en la esquina de columna simple, un sillón giratorio, un cesto de alambre y nada más, son sus implementos.
Su computador portátil, al frente del escritorio es su ventana al mundo.
La fábrica de etiquetas no se había agiornado aún. Su escasa producción empero, se mantenía debido a su gran cartera de clientes colectada por los años ochenta.
Agusto, hacía el diseño inicial en su ordenador. Transmitía toda la información reunida a un papel milimetrado según la escala requerida. Imprimía sus originales y los mandaba a taller. Tal minuciosidad era producto de un largo proceso, ahora acortado por la tecnología. El paso posterior, era substituir los telares analógicos por otros computarizados. En ese momento, pensó, su presencia física en la fábrica sería prescindible, por lo que podría optar por un trabajo a distancia. Bien podría ser, desde su cómoda residencia.

Cuando el inmenso telar de veinte colores ingresó por el portón de la fábrica, Agusto vio concretarse su premeditado sueño. La sustitución progresiva de su presencia en la fábrica, hasta su definitivo destierro residencial.
No le fue difícil convencer a los dueños de la nueva implementación prevista.
Una comunicación directa con el sector comercial, y una operativa simultánea con el telar completaban el círculo. Además su oficina, había sido destinada a los operarios cesantes de producción. Desde ahora, Cacho y Rubén envasarían lotes genéricos de etiquetas importados de China, más la creciente producción de la nueva máquina.
Al fin, una vez en casa, Agusto podría dedicarse a su pasatiempo favorito: el armado de barcos a escala en madera balsa.
A lo largo de todo su tiempo en la empresa, había logrado atesorar, la ostentosa suma de veintisiete navíos. A razón de uno por año, ordenados de la siguiente manera: diez fragatas, nueve galeones, tres bergantines, tres carabelas, una galera y un distintivo drakar. Su habitación principal se encontraba atiborrada de estos barcos.
Alquilaba este cuarto a una pareja de ancianos. Como en la fábrica, su cuarto estaba en una posición privilegiada. Una amplia balaustrada de concreto, por sobre un garaje en planta baja. Atrás una habitación de amplios ventanales con postigones. A la derecha, el resto de la casa chorizo, con profusos detalles de marquesinas y apliques.
Era una linda construcción de finales de los treinta. Palmera al frente, amplios ventanales de vidrio coloreado y patio coronado por una profusa parra de uva chinche.
Agusto no participaba del confort de la casa. Le sobraba con su habitación, el baño compartido en el exterior del patio y una breve cocina con dispensario improvisado en un rincón del garaje.
Pagaba puntualmente su renta, y no participaba de la vida social de la pareja a excepción del brindis navideño o de fin de año.

Agusto no es lo que se dice un anti-social. Apenas, su dedicado esfuerzo a su pasión hobbista , y sus escasos vínculos con la sociedad le determinaron un carácter introspectivo, ensimismado, eremita diríamos…
Las nuevas tecnologías aportarían lo suyo. La suscripción paga a un servicio de películas premium, las compras online a supermercados y los delivery de comida completaban su cerco de soledad. Soledad, que dicho sea de paso, se veía menguada sobremanera frente a las distracciones citadas.
Los últimos contactos con el mundo exterior habían sido suprimidos. Los impuestos y cobranzas se debitaban de su cuenta corriente. El dinero por su trabajo era acreditado, y Agusto lo disponía a discreción desde su ordenador.
Sus únicos amigos eran virtuales. Un puñado de hobbistas como él, que una vez al año coincidían en una convención de maquetas navales.
Para Agusto, esa fecha a inicios de diciembre, era lo único destacable al año. Su modelo a escala, era el motivo principal de su existencia. Visto desde un punto de vista filosófico, tal aseveración no era exagerada. Vivía, en el interior de esos barcos, en las estructuras cubiertas de cuadernas, aparejos y mástiles. En la historia naval de la que habían sido objeto esas naves. Sus enfrentamientos en batallas memorables de ultramar, en las expediciones del nuevo mundo, o en el comercio de tráfico y especias.
A su manera, en la vida diaria se comportaba como el capitán de algún barco errante.
Su autosuficiencia y destino, al comando de un simple navegador digital.
Como los barcos errantes, no precisaba anclar en puerto alguno.
Sin misión por objeto, que la de la simple admiración de sus modelos, desapareció físicamente de la vida cotidiana un primero de enero.
Sus barcos de madera hicieron lo propio, dejando huecos visibles en los anaqueles y estantes.
En tanto, sus cuentas comerciales y compromisos de trabajo siguieron a la orden del día.
Cómo si nada hubiese ocurrido…

Esteban Silva

miércoles, 5 de diciembre de 2012

Agua adentro ( fábula )


La historia que refiero, tiene sus orígenes, en la génesis misma de una localidad.
Allá por la década del setenta, los sueños de un adelantado de la costa atlántica, veían sus frutos. Villa Gesell, se consolidaba como un balneario con características distintivas.
Una amplia franja de médanos atravesaba su geografía. En ellos, una extensa plantación de coníferas se extendía salvaje y planificada. Cuando la ciudad hubo crecido lo suficiente, dos remanentes de bosques intactos aún permanecían de salvaguarda en sus extremos. Eran parajes, sin centro cívico. Apenas casas aisladas que dependían del municipio. Más adelante, se constituirían en destacados balnearios boutiques.
Pero el partido, que engloba a la región es el de General Madariaga.
Una zona rural arrendataria, característica de la llanura pampeana. Cría de ganado, agricultura, productores locales de chacinados y quesos, miel, lo usual.
Para cuándo General Madariaga , llanura pampeana, se encuentra con el mar, el mundo es testigo de un espectáculo inusual para estas tierras.
Una pequeña zona de transición, transforma la tierra fértil en arenas sedimentarias.
El verde liso y llano de las pasturas, en ondas vagas y sinuosas que desembocan en el mar. La gramínea blanda de los campos ganaderos, a las colas de zorro que se prenden a los médanos.
Uno de estos capítulos, que el hacedor de las cosas escribió para el regocijo de los humanos, se dio en llamar: “ Mar de Las Pampas”.

Una tarde de enero, de esas en la que el sol parecería querer abrasar con todo vestigio de naturaleza, un grupo de vacas se encontraba deambulando por la región.
Aunque no lo parezca a simple vista, la manada tiene un tipo de organización verticalista digna de observación. La aparente desorganización, la falta de estímulo, y la desidia generalizada, puede cambiar repentinamente ante un mugido sólido de uno de sus componentes.
El problema de la vaca, es que delega mucho. Y en esa inacción por tomar las riendas, es que el hombre filtra sus designios, cooptando el vacío de poder.
Pero éste no era el caso.
El nutrido grupo de cuadrúpedos ( ciento setenta y ocho por caso ), se encontraban a las órdenes de una hembra Abeerden Angus de tres años de edad.
“ Lucrecia”, como se hacía llamar, tenía un mandato asegurado por dos años de edad cómo mínimo. Desde la temprana edad de seis meses, cuando la yerra, maldijo la manipulación violenta de la que era objeto, y se impuso cómo referente entre sus pares a la hora de un reclamo. Lucrecia era un espécimen común. De porte habitual enfundado en un traje oscuro de cuero negro.
Era esa cualidad, poco refractaria de los rayos solares, que ocupaba la mente de Lucrecia y de sus súbditos. La escasa sombra que proveían los carteles publicitarios junto a la ruta 11, se esfumaban de tarde, al verse perpendiculares a sol, en sentido oeste. El bañado al que estaban acostumbradas, se había secado por completo.
La única fuente de humedad posible, se encontraba a 7 km de distancia en el casco de la estancia. Eso, con el mayor de los empeños les insumiría el día entero a paso firme.
Dada la hora en que se encontraban ( las 3:00 Pm ), llegarían al tanque australiano por lo menos a la medianoche.
En un día común, esa sería una travesía habitual como tantos otros.
Pero este no era un día común. Por la mañana, había visto desfilar por el sendero que lleva a las casas, a tres camiones jaulas.
La hacienda, se hallaba esparcida en una amplia región del campo de 10000 ha.
Por eso Lucrecia había decidido llevar a su manada a los confines del establecimiento. La alambrada junto a la ruta inter-balnearia.
Ya podrían embarcar a otros contingentes no tan atentos a estas observaciones…

En ese momento, las preocupaciones eran otras . Cómo obtener al menos un tanto de sombra, que les permitiese emprender el éxodo necesario al atardecer.
En esos días de sol radiante, e único alivio, lo proporcionaban las esporádicas nubes que correteaban por el páramo. Alcanzar una de ella sería su objetivo.
Emprendieron la fatigosa marcha junto al alambrado. Distante doscientos metros por delante, se encontraba la reparadora sombra.
La alcanzaron justo cuando estaba por dislocarse. Al darse cuenta de lo esporádico del alivio, decidió acompañar a la nube solitaria.
Las demás, hicieron lo propio, ante las concisas ordenes de Lucrecia.
Cuando la nube transpuso el alambrado perimetral, las vacas forzaron la marcha y arremetieron contra la arbitraria cerca.
Cruzaron la ruta rápido, para no alertar al tránsito vehicular. Los primeros obstáculos comenzaban a aparecer. Extensas dunas de arena se extendían por delante.
Era un terreno al que no estaban acostumbradas. Sus pezuñas se hundían en aquel terreno blando carente de humedad. Pero un nuevo aliento las acompañaba.
Una extraña sensación de libertad nunca experimentada. Como que a cada paso dado por la geografía reciente, sus reflejos se expandían hasta para darles fuerzas.
Podían oler el agua cercana. Un esfuerzo más y estarían a tiro de un refrescante baño.
La última barrera parecía imposible de sortear. Una empinada cuesta de unos veinte metros de altura.
Del otro lado, podía oírse el rugir acompasado del agua.
Una a una, llegaron a la cima de la duna y se internaron en la playa.
Lucrecia intentó beber desesperada de ese manantial.
Le fue imposible. Las demás observaban a unos pasos con atención.
Entonces, torció el pescuezo hacia atrás y miró contemplativamente a su manada.
No hubo quejas ni reclamos.
Decidió marchar junto a sus pares “ agua adentro”, como quién atraviesa la costa de un río.

A la semana siguiente, los cuerpos sin vida de los voluminosos mamíferos, se encontraron costa abajo, en los márgenes de Mar Chiquita.
Nadie pudo develar entonces, los misteriosos sucesos aquí relatados…

Esteban Silva



martes, 20 de noviembre de 2012

Alambiques


A diferencia de lo que muchos aseveran, no creo que el principal motivo que anima a los escritores sea el hábito de la lectura. En detrimento de tales enunciados, debo argumentar, que la principal causa que moviliza al acto de escribir, es el hecho de plasmar el inmenso caudal de pensamientos que asalta a nuestra conciencia.
Ese diálogo constante con uno mismo. Ese recorrer permanente de los conceptos desdoblados de la vida utilitaria. Y si, no hay de que asustarse. El escritor tiene una doble vida constante.
Una, minimizada. Atendiendo las cuestiones mundanas, el quehacer doméstico, las relaciones inter-personales. Otra en tanto, la más importante, se desarrolla en su psiquis atormentada .
La conceptualización. La creación de personajes y de historias. El juego didáctico con las palabras y los enamoramientos temporarios. El desarrollo argumental y el cierre pertinente.
Y otras consideraciones de orden técnico, que no vienen al caso…
La lectura empero, sirve de base al canon habitual en dónde se desenvuelven sus historias.
De un hábito eficaz y constante, se llega a una gimnasia de aprendizaje que estimula al acto creativo por emulación. Pero tal semilla, instalada subrepticiamente en el interior del escritor, no se traslada de forma automática a las páginas.
Antes, ocurre el hecho creativo por excelencia. La compactación del material circundante y el proceso de destilación que abreva en dicho proceso.
Eso somos. Alambiques en estado de ebullición. No importa la materia prima a ser utilizada.
Importa el proceso y el producto terminado.
Que a veces, sabe amargo. Seco. Áspero. Cómo la vida misma.

Esteba Silva

martes, 6 de noviembre de 2012

Que significa ser humilde


Está sobrevaluada la humildad. Revisemos este concepto. Caracterizada como “ aquella persona que que tiene la capacidad de restar importancia a los propios logros y virtudes”, hoy en día se nos ocurre extraña. Y no es, que no deba ser así. Pero el tiempo actual, carente en dechados en virtudes, se nos plantea como campo propicio para las manifestaciones del individuo.
La humildad vivió al rescoldo de una era. De la era cristiana, para ser específicos.
Pero hoy en día, como todo el mundo bien sabe, el pensamiento universal sobrevive por encima de estas anacrónicas letanías.
La humildad está relacionada al pobre. Por la segunda caracterización de la que consta el vocablo. Pero hay humildad en todos los estratos, independiente de la condición.
A mi me gustaría considerar que humildad, no es quien resta importancia a sus logros, sino quien no se vale de ellos para proseguir su empresa u obtener un rédito extra.
Aquella condición intrínseca, del que se siente en igualdad de condiciones y oportunidades frente a las manifestaciones culturales de la sociedad.
Que nos impide, confiar en nuestros valores, a instancias de ser tildados de vanidosos.
La confianza en uno mismo, al cabo, se proyecta exponencialmente en nuestro derrotero. No descubriremos la pólvora con ello, pero todo el mundo sabe, que somos aquello que queremos ser.
Entonces, si esto es así, y nuestra condición se ciñe al modelo de normas y conductas de la sociedad actual, podremos seguir adelante impunes a las consideraciones ajenas.
Que después de todo, no hacen solo sino coartar nuestro más dedicado aliento espontáneo, la motivación…

Esteban Silva

jueves, 1 de noviembre de 2012

La mano que guía al hombre



En una oportunidad, tuve la dicha de guiar a un no vidente, en uno de los paseos que ofrece el Ministerio de educación. Y digo la dicha, porque es muy gratificante la sensación de poder transmitir algo de mi experiencia, a una persona tan deseosa de conocimiento. A pesar de lo favorable de la empresa, debo confesar que no me inspiró a continuar con acciones tan encomiables . Confesión de parte, paso a relatar algunos pormenores del caso.
En principio, me sorprendió gratamente la soltura con que se desenvolvía en el grupo.
Al cuidado circunstancial de docentes y compañeros, apoyaba su brazo a instancias de acompañamiento. Nada había de protocolar en su andar. Dispuesto a tropezar en el transcurso de la salida, seguía el ritmo normal impuesto por el grupo.
En los lugares destinados a esparcimiento, dónde el grupo se distiende y hace mano de algún refrigerio, el hizo lo propio. Comió un alfajor que dan las escuelas, para estas paradas previstas. Recuerdo preguntar a su lado, acerca de la brisa ocasional en las fuentes de Plaza de Mayo. Una vez en el monumento de caídos en Malvinas de Retiro, guié sus manos por los surcos de las lapidas que ilustran los nombres del cenotafio.
Con ambas manos exploró la superficie del mármol, interrumpida por cientos de personas que perecieron en ese conflicto.
Parados, frente a los dos guardias Patricios que flanquean el monumento, le describí detalladamente el atuendo de los mismos. Las bandas cruzadas color rojo sobre el traje azul. Las charreteras blancas de cuero en la cintura. El pantalón blanco que se pierde entre las botas negras de cuero con espuelas de bronce. Los guantes de paño blanco de ceremonial. El sombrero de copa alta con la pluma característica.
Al frente, las manos firmes asegurando el fusil en posición de descanso.
Tomé sus dedos, y los posé en el filo mocho de la bayoneta. Hice lo propio con los botones del saco cruzado. El chico tomó confianza y siguió la exploración personal, que acaso le devolviese una visión más aproximada de su mundo de supuestos.
Pasó sus manos por la visera del sombrero, tocó las manos de los guantes. Sintió la fría sensación del cañón y la aspereza de los correajes.
Y por fin expresó:

- ¡Es de verdad!-

Esteban Silva


martes, 30 de octubre de 2012

Del autor, al lector



Un ultraísmo a la medida de las circunstancias. Una retórica sesgada de los elementos esenciales. Un discurso que se adapte al interlocutor, a su voz dilecta. A aquella en que las palabras mellan con entusiasmo su estima, pudiendo inferir estocadas en lo más hondo. Habrá quien hable de oportunismo. Pero oportunismo, es el acto consciente de dirigir el mensaje a sabiendas de no sostenerlo. Yo hablo de las formas.
Porque se puede reflexionar en el humor. Reír con un drama. Llorar en la comedia.
Todo depende del grado de credibilidad. Esa, es la retórica.
El lugar previamente asignado a dónde el autor dirige su rebaño.
Hubo un tiempo, que estas cuestiones de género eran asumidas generacionalmente.
Hoy en día, convive el eclecticismo clasicista, con los paradigmas de la modernidad.
Un ultraísmo a la inversa, iconoclasta. En un mundo cargado de imágenes, provistas por los medios gráficos y audiovisuales, indagar al respecto, es en vano.
Mejor será volver a las fuentes. Al ejercicio idóneo de las palabras y su significado. A resolver los enigmas filosóficos que nos plantea esta nueva era. La arena mágica.
Hablar genérico, no nos hará estoicos. Parte del escepticismo imperante es derivado del avance de la ciencia y el declive de lo espiritual.
Lo importante será entonces, como siempre lo fue, lo novedoso y original de nuestras empresas. Ese punto de vista disímil del pasado, que se reformula en el presente y tiene en cuenta los nuevos condicionantes.
Sólo así, podremos contar fabulosas mentiras, teñidas de verdad.

Esteban Silva


viernes, 26 de octubre de 2012

Entre pitos y flautas



En el último año, reciente pasado, mi mujer y yo hemos emprendido la búsqueda profesional para la fertilización asistida. A sabiendas de exámenes rigurosos, nos sometimos a los más diversos test para allanar las dificultades imperantes.
En vista de los valores normales que ambos tenemos, recurrimos al servicio de fertilización, para poder completar el ciclo reproductivo lo debidamente monitoreados.
Pero hete aquí, que para llegar a esa instancia crucial que es la inoculación hay que someterse a exhaustivos exámenes previos. Que no son muchos, pero arduos.
En la mujer: colposcopia, trasvaginal, mamografía y análisis clínicos. En el hombre: espermograma completo, túnel espermático, análisis clínicos.
Cabe señalar empero, que la mujer lleva la mayor carga en este sondeo pormenorizado del aparato progenitor. En su mayoría, las mujeres están acostumbradas a estos análisis de rutina.
A excepción claro de la mamografía. Según testimonios: “ te aplastan las tetas como en una matambrera”. En alusión clara, a la compresión de la ubre entre dos partes, lo que facilita su estudio…
El hombre en cambio deberá eyacular en un recipiente estéril, con al menos, dos días de abstinencia y no más de seis.
Y es a este acto contra natura, de la reproducción humana al que me quiero referir.
En principio, y de aquí en adelante, consideraremos semánticamente al producto recabado de la extracción masturbatoria como: “ la muestra”.
La muestra deberá tener un máximo de una hora de extraída para conservar su anatomía.
Esto implica varios pormenores. Que se debe constar con el tiempo suficiente de delivery, entre la extracción y el punto de llegada.
Que en el caso “ nada aconsejable” de extraer la muestra “ in situ”, se debe constar con el espíritu y motivación suficientes como para lograr el objetivo previsto.
Y no es que haya hecho muchas muestras, pero de las veces que me he acercado, nunca observé a alguien concurrir a alguna dependencia para obtenerla.
Por eso, en los contados casos al que me sometí, decidí por la cercanía del laboratorio antes que cualquier otro aspecto facultativo.
Es en ese espíritu , en que me enfrasqué la primera vez que hice un examen.
Distante a apenas diez cuadras de mi casa, consulté un laboratorio que efectuaba este tipo de análisis. El lugar estaba despejado, apenas dos asistentes, rellenaban formularios y ensobraban exámenes. No me pareció “ una maravilla de la tecnología” el lugar. Pero sin duda, cumpliría con su cometido. Un precio acorde y la cercanía me inclinaron definitivamente para contratar sus servicios. Como estaba combinado, a la hora diez, llegué al laboratorio con mi muestra en mano.
Ahora, cabe destacar, la situación era otra. El salón principal, se encontraba atestado de ancianos en pugna, acechando la única ventanilla por dónde se recibían las órdenes y simultáneamente se recibían las muestras.
Una situación similar, para quien conoce, al haber ido a la cancha en hora cercana al encuentro. Tal situación, que distaba de la idealización de días pasados, me sacó de cuadro. Ahora, sin el menor aviso, debía enfrentar una cola punitoria con la muestra sensible en mi poder. En condiciones normales, vale aclarar, me hubiera hecho de paciencia como para esperar mi turno. En las circunstancias actuales, era menester que fuese atendido. Me armé de coraje y enfrenté a los codazos a la masa geronte.
Una vez cerca de la ventanilla, le hice señas a la secretaria, cómo para refrescar el vínculo parental de días pasados. A favor mío, pude contar, que me reconoció positivamente de entre el vejestorio, recibiendo la muestra pertinente.
A todo esto, entre pitos y flautas, nos acercábamos a los cuarenta y cinco minutos de la extracción. Aún restaba, empero, quince minutos residuales para la debida clasificación del material. Y aquí, en este punto significativo, es que me quiero detener.
Lejos de observar , la situación ideal , en que se pusiese la muestra obtenida en un refrigerador, el destino final fue arriba de un escritorio junto con una cantidad no precisada de recipientes de orina. Tal situación me enervó sobremanera.
A mi costado, sendas personas se quejaban por el “adelantamiento” de mi persona en el recinto. Uno, sin ir más lejos me espetó:

- ¿ usted viene por qué obra social?- ( queriendo indagar acerca de la pronta atención dispensada)

- No señora, soy particular, y traigo una “ muestra sensible”…- ( sin mayores aclaraciones )

- ¿ qué tipo de muestra sensible?- ( traspasando así, los límites permitidos de toda intromisión )

- ¡ Leche traigo señora, LECHE!!!-

En ese momento, mi atención volvía a hacer foco en el envase proporcionado para el examen, que reposaba tranquilamente en el mismo lugar que había sido dejado hace cinco minutos. Me acerqué nuevamente a la ventanilla e interrogué:

- Perdón, ¿ese envase va a quedar así nomás?. Mirá que me dijeron una hora cómo máximo…-

- No se preocupe, que enseguida recoge las muestras el laboratorista señor-

Sobrepasado, por el trato dispensado y los contratiempos, me aleje del centro barrial con dos certezas. Una, sin duda, que el centro de análisis se especializaba en exámenes rutinarios de orina y sangre, principalmente para el jubilado.
Que la poca prestancia en la manipulación, podría acarrear problemas a la hora de cuantificar el material.
Dicho y hecho. Los resultados estuvieron el día previsto.
Una vez acercados al profesional fueron severamente cuestionados.

- Pero esto no tiene ninguna morfología ni especificación….Esto es sólo un recuento espermático sin ningún valor…¿ No encontraron ese centro que les recomendé?
( PROCREAR). Nos confiaba el doctor en tono amable.

En una segunda instancia, nos dirigimos a tal centro especializado.
Claro está, antes de recibir sendas puteadas de mi mujer durante todo el trayecto…

Esteban Silva



martes, 23 de octubre de 2012

Boomerangs


Lo que se dice hastiado, hastiado no estoy. Es más una sensación sombría de no poder construir aquello que imagino. Dada la imposibilidad que en la actualidad me embarga, sería propósito un cambio de paradigma. En vano espero por un golpe de timón. Un viento favorable en que finalmente despegue. De este piso metálico, al que estoy firmemente soldado. El sólo hecho de pensar escribiendo, es una excusa a la acción.
Por eso viajo, para ensayar. No es que me interese salir de la rutina. Me interesa ver un contexto distinto a mis circunstancias. Y tener alternativas. El cine, los libros, las canciones van por ese camino. Son ventanas. A lo que nos rodea, al universo paralelo que re creamos al percibirlas. Toda una vida persiguiendo al ser, para poder no ser.
Eso mismo, a lo que estamos acostumbrados.
Para que el ciclo se complete con éxito, debemos ser boomerangs.
Que una vez lanzado, describe una órbita elíptica . Recorriendo una gran distancia cercano a la tierra hasta ganar altura. Una vez en la cima, observa por instante sus obras, para emprender su regreso al punto de partida. Claro, un mínimo desvío en la trayectoria inicial puede alterar el objetivo previsto. Precipitarse anticipadamente contra el suelo. No ganar altura. O simplemente perder el camino de regreso.
En eso estamos los atribulados. Recalculando trayectorias.

Esteban Silva

lunes, 15 de octubre de 2012

Un incidente con la línea 39.

Después del fin de semana largo con amigos en la costa, me dispuse finalmente a enfrentar la cotidianeidad de la ciudad , una vez más. Promediando el día, arranqué desde la ciudad de Pinamar, para poder estar al cierre de nuestro negocio en horas de la tarde. La vuelta no reparó grandes sorpresas, todo estaba en sus andariveles. Hicimos caja, y nos despachamos hacia nuestro hogar en la compañía de mi nuera y nieto.
Una vez acomodados, celebramos la vuelta con unas pizzas y bebidas.
Tal como estaba acordado, acompañaríamos esta vez a los chicos sólo hasta la parada de colectivos. Después de una jornada intensa, que incluía varias horas de ruta, al ánimo había decaído como para incluir un traslado domiciliario a contramano en horas de la noche. A pesar del frío sorpresivo con que nos tomó la noche, yo resolví sortear las escasas tres cuadras que nos separan de la avenida Patricios en ojotas.
Me había bañado y vestido a la manera usual después de una reconfortante ducha.
Unos cortos, una remera, y acaso un abrigo por la incipiente y descomedida brisa.
La comitiva estaba compuesta por mi mujer, mi yerno y nuera, mi pequeño nieto de 10 meses y por último mi perro mascota que aprovechaba salir a hacer sus necesidades.
Era la hora 00:00 AM. A esa hora, los colectivos urbanos en la ciudad de Buenos Aires comienzan a espaciar sus recorridos. Por eso, decidimos apresurar el paso.
La avenida Patricios, ofrece la alternativa de varias líneas con destino a Chacarita.
En dirección transversal, circulábamos por una calle que desembocaba en la avenida.
Pasé de brazos a mi nieto que se enfundaba en un abrigo circunstancial.
Me adelanté al grupo para otear en línea recta el acometido del algún medio de transporte. No fue necesario, a escasos metros disminuía su velocidad un interno de la línea 39 en dirección a nosotros. Le hago señas para que pare.
El grupo demoraba su presencia, a escasos diez metros de la parada.
En eso, y resolviendo que el tiempo empleado de espera era suficiente, el chofer decide emprender la marcha hasta la señal de rojo del semáforo, recién iluminado.
Toda la familia se encontraba reunida al pie del colectivo. Bebé en brazos…
Detenido a sólo ocho metros por delante de la parada, aún con señal rojo del semáforo. Desde el mismo llano le, hago señas al chofer para que abra la puerta y se digne a llevar a esa familia en el medio de la noche.
Displicente, desde arriba del trono de cuerdas plásticas que tienen por asiento, me hace señas con el dedo índice de que no….
Para qué…
Un correctivo indómito salió de mi pesada pierna derecha con destino de la puerta de ingreso.
Subrepticiamente, dos paneles de vidrio estallaban al unísono mientras que los pasajeros atónitos observaban la escena. En el interior, dos gendarmes de prefectura abandonaban su cómodos lugares para arribar al epicentro del desastre.
En el trayecto, pude ver cómo acomodaban su abrigo y gorra en los asientos vacíos mientras que a la carrera soltaban el prendedor que sujeta al machete.
Temí lo peor. El chofer, se encontraba espantado en unos de los rincones del asiento, previendo una acometida de mi persona.
Los gendarmes, hicieron lo suyo. Instaron al chofer dirigirse a la comisaría más cercana, junto con los pasajeros. A dos cuadras del suceso, interceptaron a una patrulla que merodeaba por el Parque Lezama.
Subieron dos agentes y se interiorizaron del altercado.
Uno de ellos, mandó descender al pasaje, que protestaba aireado por el contratiempo.
Me llamó a uno de los extremos del bondi, y me interrogó al respecto:

- ¿ Qué pasó flaco?- ( Interrogó el policía de forma retórica, ya previendo la respuesta…)

- Nada, que estábamos en la parada y este guacho se hace el boludo y no nos abre la puerta…No por mí, pero estoy con mi nieto cagándose de frío y sabe que de acá a una hora no pasa otro bondi…- (Mi versión simplificada de los hechos, que omite deliberadamente el exabrupto ).

El policía, medita la acción y escucha las dos campanas. Al rato se acerca y me confía:

- Ahora hago que te tomo los datos, después ¡rajá!-

Y nos dirigimos nuevamente hacia la parada de colectivos tan solicitada.
Al doblar en la esquina percibimos que en la misma, se encontraban los pasajeros frustrados del altercado, conjuntamente con los dos rechonchos gendarmes.
Fui instado por el grupo, a desistir de abordar la línea 39.
En contrapartida, nos fuimos a unos de los bordes del Parque Lezama dónde transita el 168 con similar destino.
Y si relato este episodio con ciertos matices de sorna, no es por querer jactarme de la violencia cometida por mi parte. Lejos estoy de querer convalidar estas “ metidas de pata” en las que el carácter me juega una mala pasada.
Pero después de todo, no dejo de reflexionar, que un poco de justicia hubo, en el hecho del policía hacer la vista gorda en esta ocasión…

Esteban Silva




martes, 2 de octubre de 2012

La involución de las especies. Las plantas que perdieron prestigio.



Las plantas, como los objetos en la vida real tienen su tiempo. Lo que para una generación es digno de admiración, puede dejar de serlo para la otra por un sinfín de acontecimientos. Los hay, meramente subjetivos, como lo son la estética ceñida a una moda pasajera. Pero también están las consideraciones prácticas que la época clama.
Quizás algún día las plantas que perdieron vigencia en el paso del último siglo, recuperen nuevamente la prestancia de antaño.
Al amparo de una era signada por el pragmatismo económico, muchas especies resignaron su verde savia por la aparición de nuevas especies que la suplantaron, o por la simple desaparición del medio.
Veamos algunos casos que ejemplifican el anterior enunciado.

El gomero árbol: Este arbusto centenario envalentonado en árbol, fue por décadas una especie predilecta de los fondos en las viviendas, ansiosas de una pródiga sombra.
Enemigo número uno de las baldosas y los contrapisos residenciales, vio decaer su esplendor ya por la década del setenta. De resina lechosa, era común que al caer sus hojas, corroyese de manera definitiva la capa de pintura de los vehículos que anhelaban su amparo. Después de destruir por completo la vereda , las cañerías , y la estructura de las casas, muchos vecinos advirtieron lo dañino de su empresa, resignándolo a su tarea predilecta: el motivo ornamental de sus hojas en las coronas mortuorias de sepelios.

La yuca pinchuda: Esta planta tanto de interiores como de exterior, fue por muchos años la predilecta de personas celosas del cuidado acérrimo de su jardín. Concéntrica de hojas alargadas, irradiaba espinas en un semicírculo entorno a su centro.
Era la encargada de reventar los globos en las fiestas de cumpleaños festejada en un jardín, así como la de pinchar balones, o clavar traicioneramente a cuanto transeúnte se le acercase sin motivo. Algunas familias benevolentes, tenían el reparo de cubrir su ponzoña con unos cuadraditos de telgopor en la punta.
La falta de jardines en la vivienda actual, y lo peligroso de esta planta carnívora ,abortaron de forma definitiva su accionar.

La palmera de dátiles: esta especie exótica fue muy utilizada en el inicio del siglo XX para la forestación ornamental de parques y plazas en todo el territorio argentino.
En la vivienda unifamiliar también tuvo su arraigo. Por lo general, completaba el cuadro de la casa chorizo en el jardín frontal, acaparando la vista de todo transeúnte, debido a la escala que confería al conjunto.
Con el tiempo, muchas de las tipologías que le dieron albergue, cayeron en desgracia.
Su uso se restringió al ámbito institucional hasta mediados de los cuarenta.
Dada su envergadura rectilínea, estaba pensada para acompañar de forma decorativa el esplendor de una fachada votiva recubierta de ornamentos.
El modernismo arquitectónico desprovisto de lo accesorio signó su tiempo.
Hoy en día sobreviven en los parques y plazas porteñas como entonces. En sus copas abigarradas de palmas anidan las cotorras .
La espada de San Jorge, o lengua de suegra: Esta planta inofensiva e indolente, tuvo su apogeo en la década del setenta, en los halls y salas de espera de edificios.
De nulo mantenimiento, era común verla por los rincones junto a un espejo, e incluso junto a los ceniceros de pie disputando palmo a palmo la decoración del lugar.
Siempre agradecida de la oportunidad de convivir en el medio, no exigía más que el amparo de una débil sombra, un pedazo escaso de tierra y humedad. Las salas de recepción de los abogados, dentistas y médicos, eran el hábitat predilecto de esta especie. Un simple cambio de humor en el criterio decorativo de una generación relegó sus posibilidades a casi cero.

El musgo y trébol: Estas especies rastreras, actuaban de forma conjunta en los canteros de edificios así cómo en los patios internos en dónde la luz del sol no afirmaba sus poderosos rayos vitales. Complementos de muchos arreglos botánicos, se instalaban en aquellos lugares donde el viril césped no podía anclar sus raíces. Siempre acompañados de piedras o bordes perfilados de cerámicos, ofrecían una solución práctica al mantenimiento y a la poda. El aprovechamiento total de la superficie en los edificios, y los jardines en seco ( piedras, tacuaras etc ) marcaron su hora.
Hoy en día viven de forma salvaje en torno a las rejillas y los lugares de sombra dónde la mano del hombre no los alcanza.

La oreja de elefante: Esta planta decorativa tuvo su auge en la década del cincuenta. De grandes hojas, rápidamente configuraba un rincón del jardín con su voluminoso despliegue. Dado su porte necesitaba un amplio espacio para su supervivencia. El enemigo principal de esta especie, era la pelota de goma o cuero desgobernada que atingía sus hojas. Frágil e inerte, era incapaz de esquivar los tiros certeros que quebraban sus tallos. Sus amplias superficies verdes eran un llamado a la vandalización.
Con el paso del tiempo, algunas de ellas firmaron un acta compromiso, para nunca más comparecer en los hogares dónde había menores de edad…

El malvón: Este pelúcido de flores vistosas, tuvo su clímax en la década del treinta.
Entrado los años setenta, todavía se lo dejaba ver en forma de maceta en las distintas terrazas de las viviendas que sobrevivían por los barrios porteños. El hábitat predilecto era justamente la maceta redonda de cemento de cuatro patas. Este adminículo fetiche, era el depositario de la especie en todas sus formas. Rosas, rojos o blancos ofrecían un particular deleite visual en toda época del año.
Inoloro, espinoso y demandante de un excesivo lugar para su crianza, cayó en el olvido y fue remplazado por flores de mejor desempeño.

La hiedra: Como su nombre lo indica, esta planta se extiende por dónde las superficies porosas de agua, le brindan su nutriente. Amiga de las medianeras y los revoques tuvo su período de influencia mayor, allá por los sesenta. Es prima hermana de la enredadera, pero a diferencia de ésta que prefiere las rejas y portones, la hiedra tiene por objetivo fagocitar por completo a la vivienda. Es menester del poseedor de una de estas plantas, disciplinar de antemano el comportamiento de la misma.
Quizás por ello, o por los problemas ocasionados con los vecinos circundantes, que el ligustre y serpenteante arbusto no tuvo socios adherentes entre los actuales poseedores de viviendas. Además de su ensañamiento particular con las grietas y hendiduras, aporta un valor estimable de humedad perenne en la superficie que se extiende.
Exige además, constante trabajos en altura de poda y mantenimiento.
En definitiva, es como tener un jardín, pero a 90ª grados.

El limonero: Este práctico árbol frutal tuvo sus orígenes en el inicio mismo de la república. Toda vivienda que se precie en la antigüedad, poseía uno de estos manantiales del ácido doméstico. Su flores de azahar perfumaban en época de floración todo el entorno. A pesar de sus características favorables, muchas de estas especies vieron sucumbir su emblema frente a las nuevas construcciones que desplazaban el patio interno, para acomodar más metros de construcción.
La falta de este vital fruto en las familias dio paso a una insospechada carrera de precios en torno a su suministro. Hoy en día su escasez es tal, que los inescrupulosos productores fijan precios exorbitantes frente a la demanda. Con el producto cautivo en sus manos, crean condiciones favorables a su antojo y especulación.

El agente venenoso del “ plátano”: Este árbol, a diferencia del fruto tropical, se encuentra entre los principales agentes sanitarios que menguan la salud poblacional.
Nombrado “ enemigo público”, por la comisión nacional de alergistas, está en estudio constante su total desaparición del medio local. Su fruto polinizador, una esfera de pelusa exponencial, ataca particularmente a los pacientes asmáticos , riníticos y de problemas sensibles en las vías respiratorias.
A su favor se esgrime el argumento de su notable fortaleza ( no caen ramas ni troncos), su rápido crecimiento a su estado adulto y la prodigiosa sombra que ofrece.
Sin embargo, el desprendimiento enunciado en época de polinización, tornan al citado árbol como indeseable. Sobreviviendo tan sólo a la vida remanente que tienen por delante.

La pitera.: Este arbusto de pinches, similar al que emplean los mexicanos en la confección del destilado de tequila, tuvo su origen en el diseño de parques ornamentales a inicios de siglo. De grandes hojas verdes y carnosas llegaban a alcanzar una altura similar a la del hombre. Sus bordes serrados de espinas espantaban a todo ser viviente.
Por lo general eran empleados en boulevards que separaban calles o avenidas, en grandes macetas ornamentales de plazas o lugares abiertos, como los bosques de Palermo. Su difícil dislocación en caso de reformas forestales , y su voluminoso porte desestimaron su uso en las parquizaciones actuales.

Hasta acá un breve compendio de las principales plantas que fueron disminuyendo su impronta en el medio local. Cabrá al lector completar esta menguada lista de ejemplos botánicos, con su propio parecer. Cabe destacar, en tanto, que al abrigo de esta nueva era otra especies allanan caminos con sus particulares atributos.
El bamboo enano, por ejemplo, se ha apoderado de los balcones de Palermo y Colegiales sin que ninguna voz o informe de impacto ambiental se expida al respecto.
El Ficus Ligornia, hace años que viene apoderándose del interior de la vivienda junto al palo de agua o Samambaia.
Pero eso, amigos lectores, serán consideraciones de otra entrega.

Esteban Silva




jueves, 27 de septiembre de 2012

Marche un capuccino




La vida, a menudo nos brinda lo accesorio de reclamar por aquello que innecesariamente deseamos. Esta conclusión se me ocurre pertinente, cada vez que, café en mano, detengo la marcha del líquido caliente, en soplidos de reflexión.
Con la vista fija en el desamparo circundante, puedo hacer foco en cada una de las situaciones de calle que emergen en la superficie del lugar. Es ese instante lúcido, en que el alma fluye y se compadece. Lejos del egoísmo diario en que se desenvuelve nuestra existencia, somos capaces entonces, de los mayores sacrificios.
Es que el impredecible contraste, induce a estos pensamientos de una manera lógica, altruista.
No todo el tiempo somos permeables al padecer ajeno. Pero pareciese que de vez en cuando, una luz se abre en nuestro interior para dejar aflorar al ser despojado. Libre de consideraciones inútiles que coartan toda iniciativa.

Plaza de Mayo, mediodía de semana junto a las fuentes.
En eso se acerca un masculino , de joven edad con unas revistas en mano. El pasquín en cuestión: “ Hecho en Buenos Aires”. Una publicación cooperativista que ofrece al desamparado, un medio de trabajo auto gestionable.
Más allá de encontrarme en ese momento con las defensas bajas, me inclino por la negativa de la sugestiva compra. En infinidad de ocasiones, observe con reparo el tipo de negociación de que hacen objeto a los distraídos transeúntes. Arbitrariamente fijan un costo estimativo según la cara y accesibilidad del entrevistado. Esa práctica a la compra compulsiva me resulta chocante por demás. Por eso concluyo en un definitivo y taxativo:

- No-

- Amigo, este es nuestro medio de vida, así cómo nos ve dependemos de esto para sobrevivir-
( análisis fáctico, que tiene más de opción de vida, que de oportunidades concretas )

- Es que no tengo plata- ( cómo para ir cerrando la conversación )

- ¿ Cómo que no tenés plata?, ¡alto café te estás tomando!. No me dá un traguito…-

Ante tamaño argumento, me rindo desconsolado.
Y ahí va mi capuccino large, de “ La Abuela Boyé”, a medio tomar…


Esteban Silva

lunes, 10 de septiembre de 2012

Treinta y tres millones de palabras



Para el año 2037, un concilio de naciones influyentes tomo una determinación radical.
Limitar el uso de la palabra en los humanos de forma general. Para tal cometido, harían uso de la nano-ciencia vigente. Una campaña de vacunación masiva se emprendió a partir de entonces en forma ordenada, en infantes de seis años de edad.
El truco en cuestión, era liberar un contador en el corriente sanguíneo que al cabo de un tiempo determinado producía una disfemia tónica irreversible. ( Interrupción del habla).
En el caso que la persona inoculada, ejercitase de manera excesiva el aparato fonador, acortaría el lapso de ventana permitido hasta la disfemia tónica total inducida.
En el caso de las personas adultas aplicarían un índice compensatorio.
Una compleja tomografía computada de las cuerdas vocales, otorgaba un código de evaluación. Pero había excepciones.
El concilio de sabios regentes, había decidido preservar ciertos grupos de humanos de la mudez programada. El primer grupo, era el de los filósofos.
Disueltos todos los dogmas y creencias, este grupo conformaba la mayor parte de los gobernantes sobre la tierra. El segundo grupo, era el de la ciencia aplicada y tecnologías. En general ,científicos de campo en investigaciones para el desarrollo humano. Un último grupo reunía a los exploradores espaciales y operadores de comunicación.
El objetivo de tal medida, tenía por fin producir una transformación esencial de la conducta humana. Relevada por décadas, humanistas de las más diversas creencias habían llegado a la conclusión que el mal que aquejaba a la humanidad era inherente a su condición intrínseca. El habla, que engendra al ego.
Era de suponer entonces, que si la humanidad dispusiese de un número limitado de palabras a emplear, meditaría razonablemente en el uso de ellas.
Tal condición, modificaría de pleno el concurso de las relaciones humanas, tornando al ser a la introspección , al él evalúo constante de la palabra emitida, a la consideración de lo justo y necesario a ser transmitido.

Esencialmente, el argumento era de una lógica indestructible. Pensado para coartar el habla en un estimado de treinta y tres millones de palabras, o en un tiempo previsto que iba de los treinta a cuarenta años de edad de un adulto promedio.
Esta acción de uso discriminado tenía por objetivo varias razones.
El principal sin duda era bajar el índice demográfico mundial. Cómo segundo interés, estaba desarticular cualquier conflicto bélico o de intermediación.
Una llamada que promueva los recursos ascéticos de recogimiento, silencio y sumisión.
En quince o veinte años, se verían los primeros resultados de aquellos “ adelantados”…


2066 de la era actual. El concilio de regentes se reúne en sesión extraordinaria para evaluar el curso de la “ operación silencio”.
Uno de los primeros relevamientos hechos por el consejo observa que aún conservan el habla un diez por cientos de los adultos inoculados.
Sin duda, en las últimas décadas se habían valido de los recursos disponibles para medir la emisión de palabras. Muchas personas circulaban en la década del 40´y 50´ con dispositivos que emitían preguntas y repuestas pre grabadas. Con este artilugio, lograban mermar de forma sensible, el caudal de palabras a pronunciar.
Como era de suponer, las mujeres cómo grupo, fueron las primeras afectadas. Un cincuenta por ciento de ellas no había alcanzado los treinta años de edad con habla.
El caso de los hombres era distinto. Más afectados a tareas de automatización o control, no necesitaban del uso intenso del aparato fonador.
Pero al termino previsto de la “ operación”, sólo una porción mayor de ellos conservaba la palabra audible.
Compulsivamente, el grueso de la población se volcó al uso de las pantallas digitales u holográficas para expresarse. Algunos arriesgaron con la lectura labial y el uso de señas empleado en el lenguaje de los sordomudos.
El cambio de humor era notable.
Lejos de la irascibilidad pronunciada en la era de la “ libertad de hablar”, ahora el clima era de una ordenada paz. Las reuniones multitudinarias de espectáculos o congregaciones se caracterizaban por la poca intervención del público.
En ocasiones, uno podía maravillarse estupefacto del sonido de los pájaros al volar en un estadio de fútbol repleto. Las obras de teatro o el cine, eran mímicas con el agregado del guión audible. Las calles céntricas rebosaban de calma . Los únicos sonidos eran el de los zapatos al transitar , la toz o un esporádico estornudo.
La gente respondía sólo con interjecciones a una larga lista de opciones secuenciadas de su ordenador. Los más hábiles, conseguían guiar una interface neuronal que activaba las respuestas en un dispositivo audible. Pero la falta de la entonación requerida, tornaba toda conversación en un mecanizado diálogo de robots.
A tal punto, que después de un tiempo muchos, le hubieron desestimado.

La tensa calma que sobrevivía a la sociedad tenía su contracara.
El individuo recluido en la soledad de su hogar experimentaba una creciente depresión.
Muchas personas solas, al coartadas de canalizar la oralidad cómo vía de escape a sus cuestiones mundanas se aislaban hasta su completa desaparición. La mayoría se suicidaba en un completo silencio.
Los padres mayores de cuarenta años, normalmente eran víctimas de la opresión verbal de sus hijos. Surgió entonces un nuevo paradigma.
Ya no se tenía un control total sobre la descendencia, sino que los hijos alertados por la “ operación silencio” obrarían de forma independiente en su formación.

De todo el remanente de humanos sin habla, sólo los ascetas y los pensadores se encontraban indemnes. En mi calidad de escritor de crónicas, yo me incluía en uno de ellos. Las personas que organizaban su discurso en la espontaneidad caótica de la lengua, sucumbían a los embates agónicos de la restricción.

Una nueva humanidad está en vías de formación. Un lugar dónde impera la retórica, la fina ironía, el debate argumentativo. Un lugar dónde las voces estentóreas no tienen asilo.
Una nueva Grecia.

Esteban Silva



viernes, 7 de septiembre de 2012

trois femmes...


Relatos in door

En una fiesta de cumpleaños, trois femmes, se ponen al día de su agitada agenda secular…

- Che boluda, ¿es verdad que estás embarazada ?- ( nº 1 )

- Síiii, ¡pero ya fue…!- ( sic, nº 2 )

-Noo jodásss boluda…¿ se lo contaste a tus viejos?- ( nº 3 )

- No. No dá, sabés. Hace más de dos meses que no los veo…Pero dentro de un par de meses llega mi novio y nos vamos a ir a Europa…

-¿ Van a traer algo?- ( ansiosa , nº3 )

- No creo, la última vez se pusieron re goma los de la aduana… A Franco le sacaron 800 euros por las trescientas camperas, y a mí,¡ me chorearon 200 u$s..!-

- Ahhh, noo están zarpadísimos esos hijos de puta,¡ Cada vez quieren más!...- ( nº 1 )

- ¿Y qué vas a hacer boluda…?- ( retoma nº1 a conflicto inicial )

- ¡Qué se yo…!.No seé boluda…-( pensativa , delay )

- Cheee, sabés que Karina se lo re garcha maaal a Leandro...- ( nº 3, cambiando el tema)

-¿Leandro, el dueño de “ Apocalipsis”?-

- Seeee, ahora tiene “ Markus” también…-( nº 1 acota, fidedigna )

- Yo mañana tengo “ presencia” en “ Markus”, y por la mañana una “promo” de “Branca” en el Faena… ( nº 3, dándo a conocer su agenda )

- Che boluda, ( Mientras enciende un “ Virginia Slims” nº 1) ¿a cuánto tenés los saquitos cruzados?-

Yo que a esta altura observo la situación absorto, me abstengo de meter un bocadillo en la conversación. Un poco por pudor ajeno, otro poco por simple desconocimiento, me dejo llevar por esta mini obra de teatro del humor.
Es increíble, pero el sólo cambio de contexto al que normalmente estamos sometidos, nos trae infinitas sorpresas. ¡Estuve tentado de levantarme y aplaudir!.
Después de todo no se ven todos los días tales perfomances…

Esteban Silva

Lógica política


Una propuesta surge.
El político adversario debate la forma, no el contenido.
El adversario media tinta, en el fondo coincide. Pero se esfuerza para no parecerlo.
El aliado, debate la necesidad. Para luego coincidir con prescripciones.
El oficial discute la retórica argumentativa.
El adversario cuestiona la oportunidad.
Ambos, todos.
Negocian.

¿ qué?

¿ El bien común?
¿ El mal menor?
¿Lo justo y necesario?

No.
Apenas la arrogancia de su ego.

Esteban Silva

sábado, 25 de agosto de 2012

¿ Qué es inteligente? / Alegato contra Monsanto



“La Boliviana Negra , o supercoca, es una cepa relativamente nueva de coca resistente al herbicida Roundup, o a la sal isopropilamina del glifosato. Se cree que la resistencia de esta cepa,fue creada por una red de productores de coca que realizaron mejoramientos para seleccionar plantas resistentes al herbicida.”
Joshua Davis (writer)

En estos días que corren, voceros de la empresa de agrotóxicos Monsanto para América Latina, anuncian el lanzamiento de la nueva variedad de soja transgénica resistente a su herbicida de línea comercial denominado: “Roundup Ready Ultra Max”.
Su presidente, Calvo Isaza y el vice Pablo Vaquero, presentan con entusiasmo el novedoso germoplasma ¡“especialmente diseñado para la región”!.
Estudios ( comprados ) avalan el potencial de rendimiento cercano al 11 %. Asimismo certifican un control “ más eficiente” contra los insectos lepidópteros, lo que redundaría en el ahorro de herbicidas que favorecen “la sustentabilidad del agrosistema” y por consiguiente un “ avance más amigable para el suelo y el ambiente”.

No nos alarmemos amigos… O peor sí, hagámoslo. A pesar de las sobradas resoluciones en su contra en casos de contaminación seguida de muerte y malformaciones, la empresa, a través de su lobby más representativo ( cualquier sección de agricultura de un periódico) viene a la carga con uno más de sus productos, de la amplia variedad de su: “ portfolio de variedades”.
A pesar de los eufemismos acostumbrados con los que la empresa intenta dar una imagen favorable al pesticida ( “ eficiencia, sustentabilidad, rinde” ), no se conforman con la acción irrestricta de su herbicida amplio espectro. No. Ahora es necesario completar el círculo de dependencia, con el nuevo genoma transgénico “ RR2” en consonancia con el plaguicida.

Que paradójico, las especies de maíz , algodón y “ coca” son resistentes al químico.
Es de suponer, siendo USA el principal productor de estas dos primeras especies, ¿ Qué interés tendrían de “proteger” el avance indiscriminado de las plagas en la región Sudamericana?. El caso de la coca es paradigmático. Preservan a sabiendas la especie, determinando los cupos de tolerancia por ellos administrados. Que hipocresía…

Habrá que convencerse supongo, que el diseño de estos troyanos, especialmente concebidos para la región, obedecen a un plan geopolítico pergeñado desde las esferas gubernamentales yanquis.
Por un lado, preservan su especialización, por otro asignan funciones a cada región global dónde sus intereses están en pugna. De rebote, siembran a largo plazo un “ disruptor endócrino”, que es cómo se denomina, a un agente que aumenta la mortalidad de las células placentarias, en cualquier mamífero.

Estos alertas, están presenten en varios artículos que referencian el uso a largo plazo del glifosato y sus consecuencias probadas en humanos.
Si no llegan al punto de movilizar masivamente a las personas, es debido al escaso eco que obtienen de los medios de prensa, cooptados por los intereses económicos de sus anunciantes. Muchas veces referenciando a nuestra historia pasada, se hace mención del rol asignado a “ productos primarios “ del que éramos objeto por parte de nuestro socio capitalista: Gran Bretaña. Hoy en día, cómo todo el mundo sabe, esa sociedad se ha disuelto. En su lugar, se ha instalado cómo artífice de la globalización y fiscalizador de los roles a cumplir, los Estados Unidos de Norteamérica.
Ellos llaman “ inteligente” a cada gama de cereal diseñada con un fin específico.
Nosotros en cambio, llamaremos inteligencia, al acto de discernir sus sobradas artimañas…


Esteban Silva


viernes, 24 de agosto de 2012

Dos al hilo / Breve reseña sobre el film “El Molino y La cruz”




Quizo el destino que en el corto lapso de 24 horas, asistiese a dos films en cartelera. Uno de ellos es la saga de acción y suspenso denominada “ El Legado Bourne”. La otra, una película sobre el famoso cuadro del pintor holandés Pieter Bruegel, recreado en vivo, por el director de cine Lech Majewski. Me voy a extender a éste último film en el siguiente comentario.
Estuve al tanto de las buenas críticas vertidas durante su estreno a pesar de provenir de una crítica especializada por el concepto artístico; que muchas veces se ve reñido de la expectativa media del espectador de cine. Sabía de la inexistencia de diálogos entre los actores. El film discurriría por la introspección que brinda la voz en off del pensamiento de los personajes.
Hasta leí en un suplemento literario, que el director fue consultado por la actriz del film Charlotte Rampling, de la necesidad de participar en el envío…
Me sorprendió favorablemente, el tipo de narrativa visual alejada del concepto usual del cine.
Las imágenes van corporizándose a través de la pantalla, tal cual lo harían en el lienzo del artista. Y esta, para mí es una concepción novedosa. Lejos del “dogma” al que estamos acostumbrado, esta construcción dónde los personajes secundarios son meras figuras de representación, dónde los simbolismos y la fina ironía están a la orden del día, dónde los escasos tres personajes reflexionan sobre su destino de injuria en la opresión inquisidora de la España del siglo XVI. Quien asiste al film, verá una época sombría. Creo que pocas veces se ha podido retratar con tanto virtuosismo, a una sociedad tan alejada del concepto romántico que normalmente se le atribuye. Quizás Passolini en sus retratos de la Italia renacentista abordó el tema. Esa locura lacónica de una vida signada por contrastes. Lo bizarro como elemento característico, el desapego por la vida y esa resignación por el mandato superior de las instituciones.
Es muy interesante observar el sarcasmo sutil, sob pena de ser enjuiciado, que el pintor declama en su obra a modo de alegato. Una obra encomendada que responde a la visión de un artista, sincronizada con el pensamiento de un político subyugado de la Flandes ocupada. Las voces en español antiguo que irrumpen las escenas de violencia son una analogía del legado romano en la crucifixión. Personalmente al ser un retrato tan fidedigno de la antigüedad, hubiese preferido que el film adoptase al holandés antiguo en detrimento del inglés accesible. Con la lectura pormenorizada de cada una de las escenas de composición, nos es posible adentrarnos en la mente del artista. Tantas veces incomprendidos, cómo es el caso de Hieronymus Bosch su antecesor, posteriormente Pieter Huys, o el propio Dalí en el siglo XX.
Creo que la película en definitiva, sorprende por el punto de vista narrativo. Un monólogo interior a tres voces atravesado por una historia chica, si se quiere, que es la ejecución de una obra pictórica., en el marco de un pensamiento secular amordazado por el dogma de fe. O lo que es peor, la tergiversación con que obraron sus representantes…

Esteban Silva

jueves, 23 de agosto de 2012

Breves relatos outdoor




Dirijo a un grupo de estudiantes, en una recorrida que incluye destacados puntos históricos, referentes al pasado reciente del conflicto de Malvinas.
A pesar de la esmerada explicación ante cada instancia del recorrido, es común advertir en el alumnado una constante vocación inquisidora. No por el contenido, las formas o los alcances de la visita. Lo suyo es algo más concreto diría.
Por lo general el latiguillo que sale de las bocas de los jóvenes ávidos de experiencias es:

- ¿ Y ahora dónde vamos?-

Esa frase, es una constante en cada salida con los diferentes grupos de chicos.
Imagino, que la velocidad de los tiempos modernos, apremia de cierta forma el disfrute de algo con sus tiempos concretos, cómo una película o un recorrido en exteriores.
Acostumbrados a la impronta de los videojuegos, los videos musicales y el constante click de opciones de sus celulares, viven la vida real desfasados del “ tempo” que ella exige.
En uno de estos paseos, dos niñas iban al frente de la caravana llevadas del brazo una a la otra. Este símbolo de camaradería es común entre las mujeres. Una de ellas, ostensiblemente embarazada, me espetaba la pregunta localizadora a cada instante:

-¿Y ahora a dónde vamos?- ( Tras cinco minutos de exposición pormenorizada de mi parte…)

- Espera un poco querés , que por ser tan ansiosa así quedaste…

-Ahhháhhhh….¡ qué maaalo profe!- ( Contestó)


Y continuamos con el habitual recorrido, esta vez sin las debidas interrupciones…



Una vez dentro del salón “ Felipe Vallese”, de la Confederación General del Trabajo, se le brindan a los contingentes de chicos, una visión ajustada del conflicto Malvinas que resume 150 años de historia. Se los pone al tanto de los principales argumentos que sostienen las naciones participantes. El principio de autodeterminación que esgrimen los ingleses, y la posición descolonizadora que nosotros alentamos. Asimismo, se los pone en alerta de la visión geoestratégica de la Nación. El tratado de hielos continentales. La acción depredadora que ejerce Inglaterra unilateralmente, dando a concesión permisos de pesca que forman parte de nuestros recursos etc.
Los chicos escuchan atentamente las ponencias. Claro, el cúmulo de información vertida en tan poco tiempo, puede resultarles un poco excesivo al standart que están acostumbrados. De cualquier forma, nuestra tarea, es una tarea a futuro. Sembramos en las nuevas generaciones una motivación por la defensa del territorio y de los intereses de la Nación. Muchos de esos niños, se congracian con nuestros argumentos. A tal punto de crear un vínculo de coterraneidad, basado en la premisa de no bajar los brazos por aquellos reclamos que creemos justos los argentinos.
Uno de esos alumnos, apoyándose en mi hombro me confesó una reflexión:

- Ehh profe, ¿los ingleses creen que somos unos ignorantes nooo?. Piensan que estando en las islas, mañana se quedan con la “ Artántida”…-

-Seee, algo así…

Esteban Silva



jueves, 9 de agosto de 2012

Heeé, Profe


Plaza San Martín, Monumento a los caídos en Malvinas. Dos marineros hacen guardia frente al cenotafio. Vista al frente, brazos extendidos empuñando el fusil con bayoneta que descansa en el pavimento.
Grupo de alumnos secundarios de Laferrere. Respeto e intromisión. Algunos leen los nombres en las placas queriendo reconocer tal vez , el suyo, en retrospectiva.
Yo, manos atrás observo y los dejo hacer. De repente, el lugar se me ocurre inconveniente para proseguir con la charla habitual. ( Me abstengo )
En eso, uno de los chicos se me acerca como queriendo hacerme una confesión.
Vista fija en el soldado que rinde homenaje. Su joven mirada lo recorre atentamente. Imagino a él mismo queriendo ocupar el lugar del otro o poniendo su propio pecho en la batalla.
Manos en los bolsillos, capucha puesta (a pesar de la sugerencia de no hacerlo).

- Heeeé, alto fierro el guacho, ¿no profe?-

- Es un buen fusil- ( dije, y nada más )

Minutos más tarde, ya en el ómnibus con los alumnos, el director del colegio me pone al tanto de la problemática que los afecta. Guerra de pandillas, un asesinato reciente entre el alumnado. Jura de venganza, comité de seguridad, ronda de custodias etc.

Ya no me pareció tan inofensivo el comentario al pasar…

Esteban Silva

sábado, 4 de agosto de 2012

Aquellas horas


Qué triste se ve una casa vacía al deshabitarla. Las cosas que una vez nacieron para un lugar determinado y hoy en día emigran a un destierro de incógnitas. Aquel hueco en la pintura de la sala, al retirar el Split de la pared. La ventana sin cortinas, iluminando el pasado perdido.
La roña debajo de la heladera, o el lavarropas. La bañera sin cortinas, tan sólo con algunos envases vacíos y jabones gastados en sus márgenes. Los tarros de pintura resecos, en el balcón o el patio. Las luminarias sin artefactos en el zenit de la partida. Las marcas de los lugares habituales, por dónde el alma dejó rastros. Los clavos que sostuvieron imágenes, para sostener idealizaciones. La planta que tambaleaba en su existencia y es abandonada. Un cableado a ningún lado junto a un zócalo. El teléfono acurrucado en una mesita, junto a las guías. La marca del martillo en la cerámica. Los imanes de heladera en el piso de la cocina. La angustia clavada en la ventana, cuando esperábamos aquella llamada. Los ecos que alguna vez habitaron las horas de dicha. Los goles gritados alguna vez, impregnados en las paredes.
Los gemidos de amor en la habitación….
Chau a todos.

Esteban Silva

miércoles, 1 de agosto de 2012

Valor


Todo tiene un valor:

El verdadero
el de consideración
el asignado
el subjetivo
el intrínseco
el estimado
el ponderable
el justo
el cuantificable
el acertado
el comprobable
el equilibrado
el razonable
el aceptable
el inapelable
el inobjetable

Basta esgrimir la escala de valores que de testimonio fiel,
a la operación de considerar.

Esteban Silva

martes, 31 de julio de 2012

“La Conquista de América”


Con este término de tinte histórico, es que mi mujer se refiere a la etapa de noviazgo que nos une ininterrumpidamente desde hace una década.
Hay un tono entre jocoso y revisionista en atribuirme el rol clásico de conquistador, eso es insoslayable. Quizás por el hecho de ser descendiente directo de españoles…Tal vez por la razón nada desdeñable de que ella es un habitante autóctono de la “ América” andina. Lo cierto es que con esta frase inapelable, suele calificarme cuando en rueda de amigos surge el tema de los inicios en las relaciones. Específicamente, se refiere a la etapa inicial de enamoramiento, cuando es menester mostrarse receptivo.
Oriunda de Cochabamba Bolivia, residía en el barrio porteño de Bajo Flores cuando la conocí. Y cuando digo “BJ” digo 1-11-14 para ser específico. Manzana 29 casa 101.
Ahora que lo recuerdo, no debe haber estado muy lejos en aquel entonces el pensamiento que me atribuye en retrospectiva de conquistador. Todo un mundo nuevo se abría ante mis ojos. No sólo las cuestiones sociales de matiz antropológico, son las que me animaban a surcar esas tierras vírgenes, Había también un encantamiento primigenio con toda una cultura a hasta el momento me había sido vedada.
Pero principalmente, y cómo salvaguarda estaba el amor incondicional que le profesaba.
Es en esa etapa inicial, que me vi sometido a los más duros contrastes. Contrastes que tienen que ver con un montón de factores distintivos de la cultura andina.
Y no es que mi mujer comulgase de buena manera con esa tradición. Muy por el contrario, ella profesa una manifiesta aversión a la cultura de su país.
Occidentalizada por el hecho de convivir a pleno en nuestra sociedad capitalina, forjó su identidad a base de un continuo aprendizaje en sus lides laborales. El trato directo con las personas, los viajes de perfeccionamiento a Europa, y porque no, su propio convencimiento de causa, la alejó definitivamente de la “tradición” para instalarla de lleno en las costumbres y formas de nuestra sociedad.
Unos pequeños vestigios quedan da la mujer de entonces. El gusto por la comida de su tierra, que hoy en día, a intervalos regulares debemos someternos.
No es que me desagrade la culinaria boliviana debo aclarar. Pero para ser sincero, creo que tranquilamente puede ser sustituida por otra de iguales características con un mejor desempeño: La cocina Peruana. Claro, en este momento, muchos expertos en la materia pueden querer saltarme a la yugular por estas declaraciones. Lejos está en mi ánimo avivar polémicas entre países hermanos. Lo mío es más una cuestión de preferencias.
La cocina peruana incluye en su menú los mariscos y pescados.
En materia de desayunos, debó confesar que intenté de buena gana asimilar las manifestadas condiciones proteicas del “ Tojorí” o del “ Api”. Estas bebidas calientes son a base de maíz. Usualmente se la acompaña con pasteles fritos de queso.
Más allá de lo pintoresco de la infusión, creo que el tiempo decantó los valores arraigados en mis tradicionales costumbres. El café express con medialunas, como Dios manda.
Por entonces, también asistía a la reunión anual de los bailes tradicionales de Urkupiña, en honor a la Virgen. Y otras celebraciones emparentadas, como la chaya y los carnavales. A la salida del barrio étnico, muchas de estos ritos sincréticos quedaron en el olvido. Apenas si de vez en cuando, a instancias de familiares afines, es que entramos en contacto con su cultura.
Entonces sí, un observador ajeno podrá inferir cómo válida la hipótesis de conquistador. En este trueque implícito de intercambios de culturas, ella adquirió el status que buscaba. La comodidad intrínseca de un modo de vida. El bienestar.
En cambio Yo, me quedé con su bien más preciado.
El oro eterno de su amor…

Esteban Silva

Breve glosario de la jerga actual argentina





Como todo el mundo sabe, el lenguaje coloquial está atravesado por una serie de expresiones de distinto origen. Con el paso del tiempo, alguna de ellas caen en desuso.
Otras sin embargo, se instalan definitivamente llegando a formar parte del lenguaje formal. Observemos algunas “ al voleo”… Y aquí, sin querer entramos en la primer disyuntiva. Al voleo de: “ (Acción ) ,algo que se hace al azar o sin pensar; o boleo de: jugar por puro entretenimiento y no de forma organizada ateniéndose a alguna regla”.
Cualesquiera de las opciones enunciadas, ingresemos de lleno en esta breve glosario.
La forma de hablar del vulgo se ve influenciada en términos generales por dos grandes estereotipos. El canchero porteño, y el piola vago.
El canchero porteño, es el habitante común de a pie, que inserto en el ámbito de la capital se identifica con ciertos rasgos del lenguaje contemporáneo.
El piola vago, es el arquetipo del hombre lumpen de villas y suburbios argentinos.
A diferencia del porteño, su origen se arrastra y se nutre, del lunfardo habitual del presidario y su contracara: las fuerzas “del orden”.
Ambos lenguajes conviven en ciertos estratos de la sociedad, pero por lo general se encuentran bien diferenciados. Dificilmente el “ CP” utilice la jerga del guachín.
A la inversa, esto sucede con naturalidad. Veamos algunos ejemplos del hampa:

-Ponerse la gorra- Expresión que alude a la gorra policial. Atribuirse un mandato superior , que no le ha sido otorgado.

- Atrevido- Atrevido tiene el mismo significado, pero con una connotación especial.
Es una condición, mediante la cual se gana la enemistad de una persona por infligir algún derecho aludido, con derecho a réplica por parte de la persona afectada

-Arruinar-. Acción de imprimir un castigo, tanto de forma física como monetaria.
Véase también: “ Quemar el rancho “, hacer daño a algún familiar etc.

- Alto, Alta- Superlativo utilizado con frecuencia para magnificar un objeto o evento.
“ Alta fiesta”, “ Alta moto”, “Alto fierro” etc.

- Quebrar- Es un lenguaje que tiene su origen en los claustros policiales. En la práctica, se referían a la acción de obtener la confesión de un reo de forma coercitiva. Hoy en día ,derivo en sacar rédito de una persona maltratándolo.

- Pillo- Aquella persona que aventaja a las otras mediante el embuste. Esa acción insoslayable es percibida, y de ahí el calificativo denostativo.

- No me cabe- Situación que alude, a la baja receptividad de una acción o palabra en que se ve aludida una persona.

- Gateo- Actos del gato ( ladrón ). Actividad que emprende dentro de su entorno.

- Enfierrarse- Proveerse de “ fierros” ( armas de fuego ), para cometer algún ilícito o protegerse de un venganza anunciada.

- Flashear- Imagen distorsionada de algo por breve exposición a un evento.
Puede ser positiva o negativa. Comúnmente le agregan el aumentativo “re” y el sufijo “ mal” en caso de ser negativa.

- Mechera/o- Ladrón de baja monta. Para cometer sus atracos no utiliza armas de fuego.
Es utilizado de forma peyorativa, recalcando la poca “ profesionalidad” en la tarea a cumplir.

- Mandar fruta- En el ámbito del hampa, es atacar a tiros a un rival o grupo adverso.

- Rescatarse- Darse cuenta a tiempo de una equivocación y torcer el rumbo.
Puede ser de forma individual o conminado a hacerse de forma intimidatoria.

-Transa- Que: Trafica, adultera, roba, hace intercambio de algo en forma ilícita.

- Bigote- Gendarme o policía. También “ gorra” por la parte del uniforme, o “ botón “ en alusión al antiguo uniforme de policía con botones de metal.

Estas son algunos de los modismos frecuentes que se utilizan en la actualidad.
Como ha de saberse, conviven con todo un legado orillero que los sucedió. El malevaje de los arrabales descriptos por Jorge Luis Borges, los personajes y letras de tango porteños en infinidad de canciones y otras tantas fuentes.

Ahora, veamos la jerga utilizada por el arquetípico capitalino y gran bonaerense. Hay que acotar, que en esta breve lista se engloba a toda la capital y los barrios perisféricos. A fuerza de ser sincero, creo que podríamos diseccionar aún más los dichos barrio a barrio. No voy a ir tan lejos. Solo voy a nombrar unas pocas generalidades. Vayamos.

-Ni a ganchos- Expresión utilizada para referirse a la imposibilidad de un evento.
Es que “ los ganchos” en este caso , ejemplifican la acción de retirar algo por la fuerza, sirviéndose de la ayuda con este adminículo.

- Ni a palos- Como en la anterior, negativa a ejercer una acción. A pesar de la pre- rogativa insidiosa de “ los palos”, se niega a participar.

- Onda que- Intermezzo explicativo que ejemplifica con distintas palabras, una acción sometida a análisis.

- ¿ Qué onda?- Pregunta retórica que pone a prueba de dudas la veracidad de un dicho o acción.

-Ponete media pila- Orden manifestada para infundir ánimo en el interlocutor. Por lo general se la expresa ante sucesos adversos recientes. Indica la mínima capacidad de carga eléctrica para ejecutar una acción.

-Ningunear- ( Moria Casán) . Palabra que alude a la acción de rebajar los actos o labores emprendidos por una persona. Del ámbito del espectáculo se traslado rápidamente a la sociedad.
-Zarpado- Dos acepciones. La buena, cuando una persona o acto se ejecuta de manera ejemplar. La mala, cuando una persona se extralimita en sus funciones, causando perjuicio en los demás. Puede darse la ambigüedad de “ zarpado maaal”, que entraría dentro de las excepciones, pues al contrario de lo que regularmente significa, quiere decir: Exagerado pero bien.

- Derrapó, Volcó- Jerga que surge del ámbito automovilístico, para referirse a situaciones de la vida cotidiana que afectan a los individuos.

-Hace banda- Literalmente, hace mucho tiempo. Pero también puede ejercerse el reduccionismo de “ banda” a mucho.

- Cualquiera- Un argumento o proposición que no se sostiene. La palabra “ cualquiera”, es usada para relativizar algo como calificativo.

-Bancá- Puede tener dos significados. Espera de tiempo para la prosecución de un evento. Solventar económicamente una empresa, de forma temporal.

-Ladri- Persona que ejerce una acción rentada u obtiene algún beneficio con una labor objetable. Persona que miente, exagerando de parte sus atributos.

- Mandar fruta- Disertar sobre un tema, del cual se desconocen sus aspectos esenciales.
Es una mentira trivial, empleada para satisfacer temporalmente la atención de una persona o grupo, por el hecho de no mostrarse como desconocedor.

- Chapear- Exhibir una credencial identificatoria haciendo valer el rango de autoridad, En general para valerse de algún beneficio instantáneo sin sometimiento a pruebas mayores.

- Groso- Algo que en buena medida es bueno o alcanzó un lugar destacado.

- Fiesta- Como en su acepción original, reunión social de característica alegre. La distorsión está en la índole sexual del encuentro.

- Enfiestarse- hacerse partícipe con una o más señoritas, en una “ fiesta” de claro tinte sexual.

-Estar en el horno- Estar en una situación complicada, de difícil resolución.
Es la situación previa a estar cocinado. Vease tambíen: " Listo el pollo".

- De terror- Aspecto negativo de una situación o persona. Se usa como adjetivo calificativo.

El círculo de las drogas también provee una amplia variedad de jergas. Algunas de ellas son observadas por el público sano-dependiente admitiéndolas alegremente en su léxico.

- Puesto- ( Babasónicos ). Situación que elude al máximo grado de éxtasis producido por una droga en su período de rush. La cima del efecto en que el estupefaciente se manifiesta.

- Colocado- Al igual que en la anterior, es la epicrisis de la droga. Hace alusión análoga a un objeto, que duro por su condición, puede ser ubicado con comodidad en cualquier lugar.

- De la cabeza- Efecto de la droga en un individuo. En este caso, está más emparentado con la condición de euforia.

- Bajón- Depresión manifiesta en el individuo tras el consumo de estupefacientes.
También, simple depresión por un suceso adverso.

- Careta- Que no consume o consumió drogas. Dado el aspecto serio del individuo que “ supuestamente” no se liberó mediante el uso de las drogas , de su propio “yo” oculto tras esa máscara de la realidad que es su rostro.

Como verán, este ha sido un breve glosario de las jergas comunes que abordan al idioma en estos días. No pretende ser un decálogo , ni un reduccionismo de la extensa lista que sin duda, el experimentado lector, sabrá completar para sus anales.
Por mi parte, la del escritor conspicuo debo aclarar, no me interesa interactuar con este submundo de palabras rayanas al mal gusto y a su pretendida originalidad nomencladora.
Empero su pobre desempeño, podrán pasar por la voz de mis personajes si así lo requierese. Y no hay nada más que agregar.

Esteban Silva






lunes, 23 de julio de 2012

Estratificación / Teoría de conjuntos: Intersección



Supermercado Disco, 13:00 pm fila de cajas, a dos personas de mi vez. Dos femeninos.
Uno caucásico de joven edad, otro natural de igual lapso de vida.

Ella ( Barrio Norte ) , gorro de lana, campera North Face, pantalones North Land, zapatillas Salomon, celular Blackberry y tarjeta Santander. Compra pan salvado, galletas de salvado, agua mineral de botellón, yogures “ Activia”, yogur “ Griego” y un Skip ( Jabón en polvo ) chico.

Ella ( Barrio Norte inside bed ), rodete con hebilla plástica, camperita “ Egresados 2005”, pantalones joggings genéricos, zapatillas Topper celestes, celular Blackberry y tarjeta Banco Nación. Compra milanesas prontas, dos jugos “ Tang “, pan fraccionado en bolsa, un shampoo y desenredante “ Sedal” chicos, y una yerba mate “La Tranquera” de medio.

Todo sucede por los carriles normales. Nada distintivo para reportar.
O sí…

Esteban Silva