martes, 26 de abril de 2011

La tijerita


La tijerita

Hace unos años obtuve una tijerita de acero inoxidable. La herramienta en cuestión recaló en mis pertrechos debido a una herencia familiar.
Sin querer evocar “ Zorba el Griego”, los familiares más directos de mis abuelos, nos repartimos a su muerte, los más diversos enceres.
Yo no quería mucho, tan solo algunos objetos significativos saciarían mi vorágine fetichista. Entre ellos: una placa de reconocimiento a la trayectoria, entregada por el “ Centro de Industriales Panaderos”, una cafetera de mi abuela, y una tijerita de cortar pelos de mi abuelo.
Diminuta, de apenas dos centímetros de hoja, era empleada eficazmente para retirar el exceso velloso de la nariz , y porqué no el de las orejas.
Lo había observado, después de afeitarse ,estiraba su cuello en busca del ángulo pertinente que le permitiese el reflejo idóneo ,para la retirada pilosa de su nariz.
Gallego, greñudo por antonomasia, este adminículo era de vital importancia para el aseo y puesta en vigor de su anatomía.
Mi intención al recuperarlo, no era continuar con el legado utilitario de la cizalla.
Tan solo, quería un objeto preciado de su pertenencia, uniese para la posteridad los lazos afectivos que normalmente el tiempo, mella con el olvido.
Dado que en lo cotidiano, yo jamás haría uso de ella, imaginé en el más alocado de mis devaneos reflexivos que podría invocar la acción de mi querido abuelo desde el “ más allá”. A tal fin, cree una oración destinada a cortar la mala racha de un suceso castrense, que aplicado a una hoja papel, con la intervención de la tijera mediante, se disolvía por acción de esta.
Era simple, empecé con una mala racha de Boca. No sería tan jodido pensé, a pesar de los cuatro empates y cinco derrotas consecutivas.
Tomé la noticia publicada en el “ Olé”, y le produje los cortes pertinentes invocando la ayuda espiritual.
Listo el Pollo, al domingo siguiente Boca daba cátedra en la Bombonera con un espectacular 4-0. La última línea era un violín, el medio un engranaje aceitado, los delanteros dos francotiradores…
Claro, supuse, este evento no tiene nada de paradigmático. Es solo la simple coincidencia de un equipo que remonta los últimos puestos de la tabla por una necesidad imperiosa…
Por lo qué, el caso ameritaba de una prueba contundente alejada del ámbito azaroso de la esférica.
El segundo test de “ la tijerita” sería entonces propiciado dentro del ámbito académico o de las artes. A una sabida mala racha de participación en concursos fotográficos, decidí intervenir con la “ayuda extra” del fetiche persuasivo. Corte las bases del concurso en mano profiriendo el conjuro positivista.
Un segundo premio, con derecho a adquisición me devolvió la merecida alegría.
Ahora, de aquí en más daba por cierta la inferida súplica, agradeciendo la solícita ayuda de mi abuelo en la práctica ocultista.
Abusé del recurso, no lo niego. Cualquier breve traspié de la vida cotidiana me consumaba al acto reflejo de la oración invocada.
Así de simple. Un atajo a la felicidad, la certeza de lo concreto, al alcance de unas simples palabras.
Una vez, sin más, corté una racha de años en una cadena cinematográfica que exhibía solo filmografía de Hollywood.
Al cambio de la cartelera, sendos filmes europeos se exhibían mezclados con producciones locales, cortos, cine arte bah…
Todo este estado de cosas, tan particular y benéfico a mis expectativas se vio alterado un día impensado.
Un descuido del destino quiso que la tijera invocada se mezclase subrepticiamente entre las herramientas depilatorias, profesión de mi mujer a años.
A una simple búsqueda, la reconocí de inmediato. Al tomarla observé entre sus hojas unos pelos hirsutos extraídos vaya a saber de qué fuente.
Temí lo peor.
Efectivamente, a la semana siguiente el Club de mis amores emprendía una larga racha de altibajos que lo depositaría en el fondo de la tabla.
De los concursos , no volví a sacar un premio ni a los “ 20”.
El cine, recuperó sus consabidos bodrios Hollywoodenses.
Todo definitivamente iba para el culo.
Precisamente del lugar de dónde habrían salido esos “ Pelos” furtivos.

Esteban Silva

2 comentarios:

  1. Agustina Talarico jajajaja.. y yo que ya estaba pensando en pedírtela prestada..


    Irina Laura Silva jajajaj...buenísimo ! Nunca termino de conocerte. Este relato es genial, la forma en que ligas afecto-humor-humanidad.

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  2. Melina escribió: "no te tenia asi de cabulero... significa q para esta altura, cualquier cosa q cuentes se torna real, cierra, sin grietas. Y ademas m cague de la risa!!!"

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