martes, 23 de agosto de 2011

El ser humano


El ser humano es un ente despreciable. Desde la vasta vanidad que lo yergue , pasea orgulloso su mirada que redime. Tan sólo unos minutos dedica su atención en mí. Me enfrentan con sus ojos. Creen percibir su esencia atrapada en el iris de su historia. Que es la mía también.
Yo no les doy atención, tan sólo sigo sus gestos intrascendentes intentando captar mi interés. De vez en cuando veo un rostro sincero solidarizarse con mi situación. La de detenido/ incomunicado. Entonces, sólo entonces, me digno de responderles. Simplemente apoyo mi mano sobre el vidrio que nos separa. Ellos hacen lo mismo. Sienten el calor de mi palma y en una mirada de compasión parecen decirlo todo. O casi todo. Porque también están los otros, la gran mayoría, que golpean las paredes del recinto reclamando ser retribuídos. Menudo oficio me he ganado en esta vida inconclusa de visitas. Ahora, yo pregunto: ¿ Qué tribunal me ha condenado de por vida, a esta cárcel sin horas?. ¿Qué pecado he cometido? Más que el haber nacido a unos cromosomas de distancia. Si no fuese por estas pulgas condenadas que me tienen la mayor parte del día ocupado escribiría un exhorto. Juntaría firmas, algo, no sé.
Sólo me cabe vivir su triste misión asignada. La del entretenimiento y ensayo.

Esteban Silva

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