viernes, 20 de julio de 2012

Ejercicio




El ecuador de tus caricias, engendra la matriz de los días. De sólo pulular por tu alma acobardada, persisto hoy. No sabrán las crónicas discernir este craso amor. No habrá registro valedero que ilumine aquella sinrazón. Si por fortuna, tu breve paso es invocado, será para maldecir. Un mundo que quiso ser, y se frustró en ciernes.
Y así, después de todo, después de contraer los músculos orbiculares, en cataratas espasmódicas de ilusión, es que te recuerdo.

Esteban Silva

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