sábado, 7 de abril de 2012

Retórica




Retórica

Cómo en arquitectura, la forma se subordina a la función. Visto de esta manera, lo escrito tendría por función de antemano alguna emoción premeditada.
Pero no siempre es así. Lo que me refiero cómo forma, es el tipo de escritura. El marco ideal para la transmisión de una idea, un concepto aparentemente previo al desarrollo.
El envase contenedor, en ritmo y figura. Aquello que Borges denominaba expresionismo o impresionismo como formas elementales del artista. Hoy en día se hace difícil distinguir entre categorizaciones. Pareciese que todo coexiste. Que ya no queda margen para expresiones nuevas, sino para re elaboraciones.
Tan difícil como crear un color nuevo, o una nota musical.
Están también los nuevos medios de divulgación, como sub forma. Hermanos menores de la escritura en papel. Hoy en día, el papel adquiere una jerarquía inusitada.
Se ha creado una nueva pirámide. En la cúspide, el libro objeto.
En los márgenes, los medios electrónicos. Dónde se debaten las ideas.
La inmediatez que corre por los canales habituales, genera guetos. Bolsas estancas dónde se celebra la parte por sobre el todo. La especialización.
Y si ( if ) en este momento, cambiase el interlocutor de esta conspicua reseña, por el monólogo interno de una piedra de jade, o las consideraciones reveladoras de la savia vegetal que corre dentro de los musgos, ¿ sería posible interpretarlas?.
El punto de vista desde lo visual es fácil de distinguir. Ya en la escritura, nos apoyamos en las consideraciones previas que hacemos del autor. Pero estamos a ciegas.
A cada vuelta de página, podrá asestarnos una estocada fatal. Que cambie para siempre la mueca estentórea de la risa fácil, por asombro.

Esteban Silva

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