No esperaba otra cosa de Eastwood. Un film con el patriotismo de : “ Gran Torino”, la perseverancia y obstinación de “ Million dollar baby” y la predestinación de : “ Mystic River”,. Tres de sus mejores películas sin duda.
La película aborda los conflictos, desde la óptica de Kyle. Texano, sureño, con fuertes ideales de protección transmitidos por su padre en su niñez.
En esa instalación preliminar de roles, él se asume cómo pastor. Una persona encargada de velar por la seguridad de los demás.
Me extraño sobremanera, cómo se aplaude el film en su final. Presuponía que la tarea encomendada de francotirador mellase por estas latitudes y fuese repudiada. Nada de eso. El público aplaude con emoción, el patriotismo singular del soldado independiente de los motivos de la máquina de guerra que son los EEUU y sus intereses en medio oriente.
Una persona que al servicio de su tropa apagó la vida de 160 personas con su trabajo. Pero que también entregó la suya, por la recuperación de aquellos que no fueron tan afortunados cómo él al volver.
¿ Porqué hablar entonces de la moral del conflicto entonces y no de los logros del film?. Es parte del juego.
Esta gran obra, provoca esos dilemas válidos. Se destaca por su hechura, pero además tiene el valor agregado de provocar un debate o reflexión al respecto de muchas conceptos de guerra instalados en la psiquis de la sociedad moderna, que deberán ser revisados ante la luz de los hechos y de algunos personajes singulares.
Cris Kyle,interpretado por Bradley Cooper encarna al héroe norteamericano negado por varios conflictos recientes.
Ese es el ruido de la película. La exaltación del héroe que termine justificando al conflicto. Si lo sabés separar, podrás admirarla cómo obra de arte.
Independiente de todo juzgamiento moral de las acciones que se esgrimen en pantalla, sin duda controversiales.
Esteban Silva
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