jueves, 7 de junio de 2012

La interpretación de un sueño






Esta noche tuve un sueño muy extraño. Me vi atrapado en una jornada de largo aliento, que bien podría emular a una típica película road movie.
Interior de un vehículo. En la parte de adelante y al volante, se encuentra Ivette, mi abogada en un juicio laboral. A su lado, una figura femenina de mediana edad y desconocida para mí, la acompaña.
Yo estoy en la parte posterior, en diagonal a mi abogada. A mi izquierda, Walter Vargas, testigo de parte en este juicio y compinche ocasional de mi tiempo en la empresa. El vehículo circula por una carretera con leve declive. Es un vehículo moderno, y en su interior las cuatro personas se encuentran bien acomodadas.
El terreno parece ser de montaña, aunque a juzgar por la verde vegetación que lo circunda se me ocurre subtropical. En ese momento, pienso que puede ser una carretera que une dos ciudades ribereñas en la costa de Brasil. No lo sé concretamente, pero lo intuyo. La mata atlántica se desliza a la velocidad del recorrido. Es de un verde oscuro penetrante. Una postal recurrente en el anochecer serrano.
El camino pavimentado comienza a presentar algunos obstáculos. Por los márgenes, depósitos de piedra brita se acumulan cómo detritos de deslizamientos. Son fácilmente eludibles con la acción firme de la mano al volante. Pero a medida que avanza esa espiral circundante por dónde transitamos, nuevos obstáculos surgen. Troncos caídos, piedras de mayor volumen deben ser sorteadas aminorando la marcha.
Desde atrás apoyo la mano en el hombro de Ivette, y me ofrezco gentilmente a conducir el vehículo cuando lo requiriese. Ella decide seguir conduciendo por lo menos, hasta los últimos vestigios de luz. Y el camino, que era a cielo abierto en derredor de la montaña se torna oscuro y sombrío. Un túnel horadado en la roca es el recinto por el cual la carretera se adentra en las entrañas del macizo. Las paredes son toscas, sin acabamiento y el vehículo se acerca peligrosamente a sus márgenes en su andar. Me vi tentado de dar un volantazo desde la parte posterior para evitar colisionar con la roca.
Pero ese túnel de montaña de repente empieza a asimilarse a una mina de carbón.
En los socavones, se encuentran operarios extrayendo el rico mineral carbonífero.
Una puerta vaivén de metal flanquea el paso por el dificultoso camino. Pasamos empujándola levemente con el vehículo y disculpándonos con los operarios por incomodar su trabajo. Creo recordar que alguien dentro del vehículo esgrimió la mentira de poseer autorización para transitar por aquel lugar. Los empleados ocupados en sus funciones hicieron caso omiso.
En algunos tramos del descenso en espiral, se podía sentir la fuerza centrífuga.
Cada vez más acotado a un eje, el descenso se hizo vertiginoso.
Ya no había vehículo. Me encontraba volando a media altura de la misma manera que tiempo antes lo hacía en el auto.
De las paredes arranqué un afiche cuadrangular de veinte centímetros de lado. Era de color fluorescente rosa, y parecía un aviso de advertencia por los ribetes en filigrana.
Una vez con él en mi poder, lo exhibía en cada curva ante quiénes distraídamente entraban de manera fortuita en mi recorrido.
Hasta que todo ceso. Una funcionaria leyó el papel y dijo que era necesario una nueva autorización para proseguir camino. La abogada se encontraba a mi lado.
Una caja de vidrio de un metro de lado por cuarenta centímetros de altura se encontraba dispuesta en el centro de la sala. Bien iluminada resaltaba las rocas que se encontraban dispuestas en su interior. Tomé una de ellas. Era una mezcla de varios minerales en piedra. Por parte brillante por parte traslúcida, demostraba que era un mineral sin el debido procesamiento. En la parte inferior de la caja de vidrio, se encontraban otras piedras más brillantes y de menor tamaño. Algunas eran de color azul ,otras doradas.
Me vi inspeccionando algunas de ellas. A mi lado Ivette seleccionaba algunas para su posesión. También Walter hacía lo propio con otras de menor cuantía.
Yo por mi parte escogía algunas pocas de aspecto particular. Observadas con reparo, parecían ser esculturas diabólicas, que la madre tierra se había encargado de tallar.
Estas figuras menores parecían ser de metal. Una especie de pepitas trabajadas.
Había un arquero, algunos tótems, esfinges en su cetro, máscaras rituales y un hipocampo. En ese momento, recuerdo considerar lo valioso de esas figuras por sobre las rocas con minerales preciosos, al que se abocaban mis antecesores.
Y hasta aquí, es lo que creo recordar con precisión de detalles lo que contribuye de manera significativa a la descripción de este sueño.

Una posible interpretación:

El contexto en dónde se monta el sueño es sin duda, la angustia provocada por la etapa procesal del juicio laboral. Cómo es sabido, el cerebro se encarga a través del sueño, en elaborar complejas tramas estructurales en dónde compacta información residual con elementos simbólicos de importancia a tener en cuenta.
El hecho de que mi abogada se encontrase al volante del vehículo habla a las claras de la aceptación del rol que ocupa en la prosecución de esta empresa.
El personaje femenino que la acompaña es secundario, y podría interpretarse cómo un mero auxiliar de la justicia al que estamos acostumbrados o en la figura del juez, que por proyección de parentescos, concluyo favorable, al pertenecer al mismo género que mi abogada.
Que el camino sea levemente en caída se emparenta con el hecho análogo del proceso.
Una vez activado un juicio, tenemos la sensación que rueda inexorablemente a través de las etapas procesales concluyendo en un veredicto.
Ahora, que el contexto físico en dónde se desarrolla la escena se origine en Brasil tiene su explicación. Este lugar funciona cómo ente paradigmático entre mis ideales. De ahí a la transferencia idílica del puerto a dónde arribar en este juicio, se me ocurre plausible.
La actitud mediadora de mi persona tentando corregir el rumbo se debe a cierta crítica a la estrategia no manifestada. Lo que en un principio, nuestra mente se elabora como frágil argumento, el sueño se encarga de transformar en acción.
En unas de las audiencias, Walter, mi testigo, advirtió que mi abogada conversaba gentilmente con el abogado de la empresa. Yo desestimé su observación. Le comenté que una cosa era el trato cordial de camaradería que se brindaban los pares en un juzgado y otra el contubernio. No lo dije en esos términos para ser exactos. Pero se lo día a entender… Su presencia en el sueño, es esgrimir de manera simbólica su advertencia empero. Las dificultades que presentó el camino, son las instancias procesales. Las reuniones de conciliación infructuosas, los alegatos de parte cargados de tensiones y otras dificultades propias del proceso.
El papel objeto que esgrimo como autorización en el sueño es la prueba procesal. Aquello que creo cómo razón argumental concluyente en la estrategia de demanda.
Es posible, que la forma de este esté aparentada con el telegrama de despido que recibí al ser demitido de la firma. Su color sin embargo, ha transmutado a un vivo fluorescente, bien a tono con los carteles publicitarios outdoors que tanto percibo en mis recorridos.
Cuando el vehículo finalmente desaparece y me encuentro volando en solitario creo asimilar una creencia particular. Que en todo proceso nos, encontraremos con nosotros mismos, en una actitud solitaria propia de la destilación: La parte más importante.
Por eso, el hecho de que en el acto seguido, re aparezca mi abogada estudiando las piedras, me lleva a la conclusión de advertir que es necesaria su pericia para atravesar la situación. Había observado rocas, en la jornada anterior. Un repórter emitió un informe desde la zona del Peuyén ( Bariloche ) dónde pobladores mostraban las piedras volcánicas expulsadas durante el episodio de las cenizas volcánicas.
Estas rocas, servían de base entonces como elemento simbólico del proceso. Su mayor o menor brillo se debían al peso específico dentro de la argumentación.
Eran, las verdades de peso, que movilizaríamos en la presentación notarial. Que yo escogiese otras, a las de mi abogada, habla de un cierto sisma de interpretación argumentativa. Que mis figuras fuesen históricas o míticas expresa el material con que está construida mi retórica argumentativa. Esto es en definitiva lo importante de un análisis interpretativo.
Llegar a conclusiones posibles, que acerquen soluciones a cuestiones de la vida real,
que camufladas en la trama metafórica del sueño, no dejan ver con claridad la realidad.

Esteban Silva








6 comentarios:

  1. miguel riu

    Para esteban gabriel silva:
    De chico yo ya pensaba que alguna cuestión con los diseños iban a resultar en tus quehaceres .Ya en tu firma se veían firuletes de sobriedad diegodelavega. La que no me imaginé era que también serías escriba.Tus relatos se arman en mi imaginación como cuentos,cómics,spots,filmes.A mí me parece que vas para Guión .Te felicito y me enorgullecen tus constantes desafíos . Abrazo amigo.Migue

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  2. Melina Silva: las piedras bien podrian ser el augurio de un buen final... al menos mucha gente cree en la materializacion de los sueños... sino solamente la esperanza d obtener tu recompensa

    Esteban Silva No lo sé. Pero la caja de cristal, es la transparencia conque se dejan ver esos argumentos.

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  3. Agustina Talarico:
    Todo esta bueno! El análisis está buenísimo porque se deriva de un cuento, en el marco de un tratamiento psicoanalítico la interpretación del sueño, los personajes no son quienes parecen ser y los lugares no tienen significados tan claros, las interpretaciones se derivan de un trabajo arduo y a veces muy largo en donde en alguna que otra sesión (no siempre!) van apareciendo rastros de deseos/temores, etc. reprimidos y guardados ahí en donde el sujeto no tiene acceso alguno y que le permiten ir asociando a través del trabajo anlítico el significado de cada uno de ellos y su participación en el sueño. (no se si es claro lo que quise poner, esta demasiado resumido, es mucho más que esto)

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  4. Kari Lina En terapia...es buenísima la interpretación, digna de Freud ;)

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  5. Esteban Silva :Sí es claro. Pero en este caso la interpretación a priori es sencilla. Es distinto cuando operan fuerzas de pulsión reprimidas o cuadros de profundo anclaje. No es un análisis derivado de un cuento. Es un cuento contruído sobre la base de un análisis personal de un sueño. Parece semántico, pero es así. Lo importante es que el cuento sea verosímil.La parte pscioanalítica toco de oído..

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  6. Irina Laura Silva:Seguro nunca fuiste al analista? (jaja...) Por lo de las piedras, yo también pensé en el mito de Sísifo. Muy bien escrito, resulta atrapante

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