miércoles, 21 de septiembre de 2011

Despedida

Una despedida es como un epitafio, no hay nada más que agregar.
En el sempiterno deseo de subsistir se inmola, subrayando lo que enaltece.
Todo tiene su tiempo: la palabra empeñada, el afecto mutuo, la mente que proyecta.
En algún momento el objeto sale del círculo en que orbitra . Inercia pura, desarraigo.
El camino nuevo que se abre se presenta hostil, distinto diría. En su nuevo andar, deja huellas claras sobre la materia inhóspita. Todo el peso de su carga, lega marcas.
Con el tiempo vendrá lo cotidiano, eso lo sabe. Por eso huele el presagio y lo esquiva.
La mirada fácil, condescendiente, obstinada a perpetrarse. La reciprocidad de conveniencia que dicta el amparo. La crudeza de un adiós.
Si pudiese hablar, sugeriría, tan sólo lo hondo de un abrazo…

Esteban Silva

1 comentario:

  1. me gusta. Has analizado a la despedida desde casi todas sus facetas, como si se tratara de un objeto entre esas dos manos

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