miércoles, 12 de octubre de 2011

Uno

En la búsqueda de lo alterno, muchas veces he saboreado lo efímero trascendental.
Un momento lúcido dónde todo se revela. Un aleph.
Es curioso asimilar un concepto. Hacerlo práctica de uno, visualizarlo. Cómo una rueda de tragamonedas, que en el instante preciso alinea tres motivos iguales. Un poco por azar, un poco por práctica. Lo cierto es que el conocimiento llega en forma de revelación. El final de una novela, un film, una relación siempre se anticipa.
Basta obtener las claves y ejercer la lectura adecuada.
No me es dado empero, la atribución de poder guiar en la adquisición de este conocimiento, a mis queridos lectores. El sólo hecho de situarme en la calidad de escriba ya es un atrevimiento, creo entender. Aún así me tomaré la libertad de ensayar estas breves líneas, con el único motivo de comprender para sí, el concurso de voluntades que se reúnen a la hora de escribir. Debo adelantar que el camino que sustenta las bases de mis relatos, lejos está de sostenerse por autores clásicos.
Por el peso específico de lo leído, podría decirse que mi instrucción es enciclopedista.
Otra gran parte del lecho oceánico estará regado de autores de best sellers. Con el tiempo muchas de esas obras han sido recubiertas por el sedimento natural que se ha ido acumulando. Hoy poco queda de ellas. El ensayo, ese proceso argumentativo por el cual se pretende arribar a cierta conclusión empírica es innato. Eso quizás se lo adjudique a Ingenieros ; el tono grandilocuente para inundar con palabras una idea exponencial.
Cómo él, el barroquismo me persigue en las frases de pedestal. A pesar de visualizar lo estigmatizado al escribirlas, cierta argucia ególatra se filtra a redimirlas. A ellas atribuyo su culpa. Un segundo nivel más duro de filosofía argumental se deja ver sobretodo en los escritos que tienen de base a conceptos Nieztscheanos. Que los hay ,créanme.
Ahí están las peores cosas. El determinismo Darwineano, el Superhombre, las castas sociales. Todo leído a pie juntillas en Ecce homo. La Gaya ciencia, El Anticristo, El crepúsculo de los Idolos. Ahora que lo pienso, mi poesía está atravesada por Nieztsche..
Un tercer nivel de asimilación lo emprende el género del humor. Por lo general, son los giros imprevistos de un relato a modo de desenlace. Pero también hay textos decididamente humorísticos derivados de hechos cotidianos. Fontanarrosa sin ir más lejos. Aunque si debo hacer memoria, la base de mi hilaridad se la debo a los Cómics, dónde el humor sobreviene después de delicadas observaciones, apoyadas en lo visual o en lo reflexivo. El análisis político que está presente en mis letras no es atribuible a un autor en particular. Quizás la lectura abundante del legado Guevarista me haya impregnado de cierto romanticismo, solo eso nada más. Lo que sí puedo afirmar es la pesada carga que los autores de ciencia ficción determinaron en mi impronta. Voy a nombrar sólo tres para no abrumarlos: J J Benitez, Ray Bradbury y Michael Crichton.
De todos los autores citados, he leído más de diez obras individuales a lo largo de mi vida. Últimamente mi afición por las letras me ha arrimado a Borges. En una distraída lectura de sus obras, me he empapado del manantial que fluye impiadoso y de forma atemporal.
Espero poder seguir haciéndolo, cómo el tango.

Esteban Silva

1 comentario:

  1. Kari Lina Querido Esteban, he intentado de mil formas entender a Nietzsche, jamás he podido hasta ahora. Seguiré intentando como dice el tango Uno. La esperanza es lo último que se pierde, no?

    ResponderEliminar