Yo, que quemé mis horas en la fatiga de la ciudad, renazco al contacto con la inmensidad. Al igual que el tiempo de las horas en la que fui niño, cubierto de espuma y arena retorno al eco de mi encuentro. Y esa soledad, de encontrar a brazos abiertos el agua que fluye, emerge. Todo vuelve. Es necesario transitar por los mismos senderos. Agitar los mismos recuerdos. Re construir lo efímero circunstancial.
De eso se vale el alma , al transmitir sus emociones.
Esteban Silva ~
Ser adulto sin olvidarse el niño interno ~
ResponderEliminarUn beso o 2 #
Pd: me encanta este tipo de escritos. Mucho.
A mi me encantó el título del blog.
ResponderEliminar"retorno al eco de mi encuentro",que buena manera de acomodar palabras, espero regresar con la frecuencia de antes a los bolg y al tuyo en particular, José de Corazón Urbano.
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