A los simples mortales, nos basta asignar que la “Sinapsis “ es la unión intercelular especializada entre una célula receptora y una neurona, encargadas a su vez de la transmisión del impulso nervioso. Hay sinapsis eléctrica y química. Los neurotransmisores, son los compuestos químicos que excitan o inhiben la acción de la célula post sináptica.
Es decir, las órdenes concretas al impulso de todas las acciones del cuerpo humano.
La interrupción o degeneración de éste proceso elemental, deriva en grandes patologías que afectan la motilidad normal.
A diferencia de ello, las computadoras no actúan de manera sináptica sino digital. Vale decir actúan según una amplia variedad de procesos continuos y no lineales previamente asignados en su programación original ; mediante la acción binaria de “unos” y “ceros”, discriminan las acciones concretas a su cargo.
Las “ redes sociales” son a mi entender, la intersección de estos dos grandes campos anteriormente citados.
En primer lugar utilizan como plataforma, los soportes digitales como herramientas de comunicación y transmisión de datos. Estas acciones, a su vez generan “impulsos” que tienen consecuencia en la vida real.
El hombre, ser sináptico por excelencia, es el nexo necesario. Por un lado, interactúa constantemente con su discernimiento, aprobando o desaprobando procesos a su sometimiento. La red a su vez, es un organismo colonial formada por millones de individuos zooides de una misma especie. Cómo los corales, forman grandes lazos entre sus individuos, estructuras visibles y afinidades compartidas. A diferencia de estos últimos, no se alimentan de fitoplancton sino de simples “likes”. Unidades de medida de su egocentrismo.
Para el estándar normal de la contemporaneidad, esta unión e interacción del hombre real con su media parte virtual es necesaria y justificada.
En el avatar de nuestros días, la mayoría de las acciones sociales están de una forma u otra sostenidas desde la herramienta digital. Individuos ( sociales- civilizados ) que no hacen uso de ella, de alguna medida, emulan al sinapsis disruptiva análoga a las patologías.
Es verdad, que el hombre consciente tiene el albedrío de participar o no de los procesos de redes digitales que se les presentan. Pero la negación de antemano de toda posibilidad de interacción destaca dos aspectos de lectura: la reafirmación del “yo” previamente establecido. ( Es decir, la imposibilidad de cambio. Un estructura egocéntrico- narcisista) o la negación emparentada a la modificación del status quo vigente, propio de cada pensamiento. Y que a vistas de posibles alteraciones, aplica el criterio de “no-innovar.( Conservadores ).
A su vez, aquellos individuos que entregan sin análisis ni objeciones su pensamiento íntegro a la red, carecen de márgenes concretos para individualizar su vida real, a aquella que la era digital propone.
El hombre ideal, es conceptualmente un neurotransmisor. Perene a sus ideas, firme en sus ideales. Concreto a la hora de formar lazos útiles con los que los rodean y así permitir las sinapsis positivas que la humanidad requiere.
Esteban Silva
