jueves, 9 de agosto de 2012

Heeé, Profe


Plaza San Martín, Monumento a los caídos en Malvinas. Dos marineros hacen guardia frente al cenotafio. Vista al frente, brazos extendidos empuñando el fusil con bayoneta que descansa en el pavimento.
Grupo de alumnos secundarios de Laferrere. Respeto e intromisión. Algunos leen los nombres en las placas queriendo reconocer tal vez , el suyo, en retrospectiva.
Yo, manos atrás observo y los dejo hacer. De repente, el lugar se me ocurre inconveniente para proseguir con la charla habitual. ( Me abstengo )
En eso, uno de los chicos se me acerca como queriendo hacerme una confesión.
Vista fija en el soldado que rinde homenaje. Su joven mirada lo recorre atentamente. Imagino a él mismo queriendo ocupar el lugar del otro o poniendo su propio pecho en la batalla.
Manos en los bolsillos, capucha puesta (a pesar de la sugerencia de no hacerlo).

- Heeeé, alto fierro el guacho, ¿no profe?-

- Es un buen fusil- ( dije, y nada más )

Minutos más tarde, ya en el ómnibus con los alumnos, el director del colegio me pone al tanto de la problemática que los afecta. Guerra de pandillas, un asesinato reciente entre el alumnado. Jura de venganza, comité de seguridad, ronda de custodias etc.

Ya no me pareció tan inofensivo el comentario al pasar…

Esteban Silva

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