viernes, 24 de agosto de 2012

Dos al hilo / Breve reseña sobre el film “El Molino y La cruz”




Quizo el destino que en el corto lapso de 24 horas, asistiese a dos films en cartelera. Uno de ellos es la saga de acción y suspenso denominada “ El Legado Bourne”. La otra, una película sobre el famoso cuadro del pintor holandés Pieter Bruegel, recreado en vivo, por el director de cine Lech Majewski. Me voy a extender a éste último film en el siguiente comentario.
Estuve al tanto de las buenas críticas vertidas durante su estreno a pesar de provenir de una crítica especializada por el concepto artístico; que muchas veces se ve reñido de la expectativa media del espectador de cine. Sabía de la inexistencia de diálogos entre los actores. El film discurriría por la introspección que brinda la voz en off del pensamiento de los personajes.
Hasta leí en un suplemento literario, que el director fue consultado por la actriz del film Charlotte Rampling, de la necesidad de participar en el envío…
Me sorprendió favorablemente, el tipo de narrativa visual alejada del concepto usual del cine.
Las imágenes van corporizándose a través de la pantalla, tal cual lo harían en el lienzo del artista. Y esta, para mí es una concepción novedosa. Lejos del “dogma” al que estamos acostumbrado, esta construcción dónde los personajes secundarios son meras figuras de representación, dónde los simbolismos y la fina ironía están a la orden del día, dónde los escasos tres personajes reflexionan sobre su destino de injuria en la opresión inquisidora de la España del siglo XVI. Quien asiste al film, verá una época sombría. Creo que pocas veces se ha podido retratar con tanto virtuosismo, a una sociedad tan alejada del concepto romántico que normalmente se le atribuye. Quizás Passolini en sus retratos de la Italia renacentista abordó el tema. Esa locura lacónica de una vida signada por contrastes. Lo bizarro como elemento característico, el desapego por la vida y esa resignación por el mandato superior de las instituciones.
Es muy interesante observar el sarcasmo sutil, sob pena de ser enjuiciado, que el pintor declama en su obra a modo de alegato. Una obra encomendada que responde a la visión de un artista, sincronizada con el pensamiento de un político subyugado de la Flandes ocupada. Las voces en español antiguo que irrumpen las escenas de violencia son una analogía del legado romano en la crucifixión. Personalmente al ser un retrato tan fidedigno de la antigüedad, hubiese preferido que el film adoptase al holandés antiguo en detrimento del inglés accesible. Con la lectura pormenorizada de cada una de las escenas de composición, nos es posible adentrarnos en la mente del artista. Tantas veces incomprendidos, cómo es el caso de Hieronymus Bosch su antecesor, posteriormente Pieter Huys, o el propio Dalí en el siglo XX.
Creo que la película en definitiva, sorprende por el punto de vista narrativo. Un monólogo interior a tres voces atravesado por una historia chica, si se quiere, que es la ejecución de una obra pictórica., en el marco de un pensamiento secular amordazado por el dogma de fe. O lo que es peor, la tergiversación con que obraron sus representantes…

Esteban Silva

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