sábado, 14 de mayo de 2011

Resignación




Derramada en jirones yace
Un abrigo de células muertas
contempla en las sombras
un nuevo ser redimirse al pasado
Quién habrá de notar
lo atávico disimulado en su rostro
Un manantial surge y se desata
savia, sangre que implora
dejar huella en el camino
perpetuar la memoria

Alegría cruel quien sabe
soplar palabras al oído
mientras al regazo de su dicha
crecen campos de cardos
inmunes, despiadados
se adhieren a su paso
Para poder vivir
sin pena

Desgarra esquirlas en su carne
brota agua y vinagre
Una toz esquiva se apodera
se hace nudo y se ahoga
queriendo gritar, susurra
por vergüenza a inmolarse
La fe, del que pide ayuda
espera
y ya es tarde…

Esteban Silva

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