sábado, 22 de febrero de 2014

A propósito de Robocop.

Este jueves último asistí al mencionado film, no sin precauciones. Presumía una obviedad como toda remake, más interesada en reflotar un éxito aggiornándolo, que de indagar en las cuestiones conceptuales de la propuesta.
Y es en este ítem que me quiero detener. Robocop no escapa a la media de trhillers a los que estamos acostumbrados, pero resume de una manera sorprendente el pensamiento filosófico de los grandes pensadores de hoy en temas de futuro inminente: Paul Virilo y Francis Fukuyama. Esa visión sombría que tiñe al film, previendo un futuro cercano dónde las grandes compañías corporativas asumen la tenencia de la seguridad estatal, la provisión de órganos y la medicina de punta, no escapa a mis consideraciones.
Está claro, de aquí en adelante, no podemos esperar una estatización centralizadora para los temas de energía, seguridad y bienestar. Las grandes compañías asumirán ese paso adelante mezclándose con los intereses de los estados.
Además el film resuelve con prestancia, los dilemas de intermediación entre las fases orgánicas – mecánicas de un posible cyborg. Lo que en los ochenta o inicios de los noventas estos films proponían ingenuamente, hoy se nos plantea como un interrogante de menos aristas. Un problema que está a la vuelta de ser resuelto.
La ciencia ficción de hoy, no es tanto, comparada con la de dos décadas atrás se entiende. Para lograr sus objetivos, las compañías no sólo se harán valer de los estados, sino de la opinión pública, adscripta a su nómina.
El film también incurre en estereotipos remanidos de buenos y malos, héroes y anti héroes, blanco-negro, negro-claro y otras remediaciones fútiles.
Pero es interesante el ejercicio de proyección que se observa sobre el futuro inminente, brindando al menos las pistas necesarias para poder torcer el rumbo…

Esteban Silva

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