martes, 25 de octubre de 2011

Solos

Una bolsa pesada cargo en mis hombros. La de haber acumulado y no vivido.
El triste desamparo de lo adverso. Y por qué no, la esquiva ilusión de lo propicio.
No ha de sentir quien dice: morir usufructuando. Declaración de principios.
Voluntades atiborradas de absurdas necedades. Quien ha de morir, muere simplemente.
En la reyerta oblicua que su fuerza le permita. Sin declarar. Exhalando el tibio aliento de sus pulmones. Entregando el alma llana al universo, nada más.
Vinimos a este mundo creo, a suplir necesidades. A servir de nexo espiritual a otra persona. A rescatarla, y ser recatados. En el breve lapso de nuestra línea temporal fluye,
afianzamos sintonías. Para sentirnos dichosos, para negar lo presumible.

Esteban Silva

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