viernes, 14 de octubre de 2011

Aequat Omnes cinis

Inmensas novedades se ciernen en lo venidero. Un cúmulo de adelantos tecnológicos se precipitarán vilmente. Nadie habrá de notarlo. La abulia contemporánea no discierne lo accesorio de lo válido. Lo real de lo abstracto. En sus pantallas tridimensionales recrean el entorno nunca visto. Su utopía virtual. Efímeros, contemplarán la dicha desaparecer en un manto de intrigas. Control, que ejercen los monetaristas sobre sus súbditos, arrendados por el confort dispensado. Alarmas son desoídas en el discurrir de una advertencia. Nadie cree en el hombre. Todo se relativiza. La escasez de recursos naturales. El cambio de clima global. El paradigma nuclear. La desigualdad de clases. Tal como hoy nos es dado, la única opción para despertar del sueño proferido sea el Holocausto.

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