lunes, 29 de agosto de 2011

Plaga




La década del noventa fue la panacea de la agricultura transgénica. A la sombra de las semillas tratadas con potentes agroquímicos, florecieron los países exportadores.
Sus rindes, se vieron multiplicados con el uso de este conjunto. La semilla-herbicida, diseñada para soportar la mayor cantidad de insectos, amplió su mercado potencial hasta ocupar todos los nichos. Dos empresas de origen Norteamericano estuvieron a la vanguardia de estos procesos, Monsanto y Syngenta.
Ambas introdujeron sus poderosas semillas libres de todo ataque parasitario. El complemento, un pesticida ( glifosato ) que acaba con todo rastro de vida animal en la planta. En sus comienzos, y aún hasta los 60´ la agricultura, punta de lanza del oeste norteamericano se vio muy afectada por estas resistentes plagas que afectaban los volúmenes finales de cosecha. Los pesticidas tradicionales eran muy peligrosos para el consumo humano, amén de saturar el contenido componencial de suelo tratado.
Tradicionalmente los insectos que afectaban a las cosechas se contaban en dos grandes grupos: Las plagas mayores, dónde participaban el gusano manteca, las crisomélidas, la mosca de la semilla y el barrenador de tallos. Por otro lado, los comedores de follaje y perforadores hacían de las suyas: La lagarta militar, el helótero bellotero, el barrenador sureño de tallos, el gorgojo del maíz, la polilla del grano y el ácaro del sorgo.
Todas estas rémoras del cultivo vieron sus días contados en los albores del nuevo milenio. Con una década de continuo tratamiento lograron cuasi erradicar estos temibles agentes de la cizaña.
Sí ya se, habrá voces que se alcen en contra de estos métodos. Vociferarán acerca de los peligros a largo plazo en el consumo de estas especies. Lo cierto, es que la economía mundial , afectada desde este siglo por el creciente número de habitantes, necesitaba de un método eficaz en el control de sus cosechas. Millones de personas se veían afectadas por la variabilidad del alimento plantado. Las naciones en vías de desarrollo vieron en la oportunidad, el momento propicio para escindirse de la pesada carga de regalías que exigían estas empresas en su suministro.
Ahora sí, los graneros del mundo rebosaban de optimismo y oportunidades. Toda un vida a merced de los condenados insectos. Pensar que la solución estaría a cargo de la tecnología subsidiaria del avance militar de la época de Vietnam.
Granjeros, hacendados , farmers, en todas latitudes veían incrementada su situación patrimonial. La industria automotriz no daba abasto para suplir el ego consumista de estos nuevos ricos. Las ciudades se transformaban a medida que los dineros proveniente de esta industria verde recaían en el mercado constructivo. Los barrios privados florecían al lado de las grandes urbes. Había inversión en todos los ámbitos. Lujo y sofisticación primaban en el ánimo de los detentores de tierras cultivables.
Su ímpetu era tal, que envalentonados por el poder que detentaban, querrían imponer sus propias autoridades que los beneficiasen aún más. Y estuvieron casi a punto de hacerlo créanme.
No la vieron venir. Toda una legión de postergados esperaba por ocupar un lugar en la historia. Al abrigo de las ciudades que le dieron cobija, una generación de alimañas esperaba por su turno. Gatas peludas, bichos bolitas, luciérnagas, escarabajos de cuerno, hormigas de culo marrón y vaquitas de San Antonio invadieron sincronizadamente las grandes plantaciones del mundo entero.
Por décadas habían consumido los alimentos transgénicos, tornándolos híper-resistentes a los pesticidas habituales.
El hombre, al ver mermar su fuente principal de alimentos entró en pánico.
Muchos, cegados por la inanición producto de la escasez, cercenaban los apéndices extras que crecían indiscriminadamente en sus cuerpos mutantes…

Esteban Silva

2 comentarios:

  1. Kari lina: Flor de hijos de puta, digo, por Monsanto...

    Excelente la temática, entendida por unos pocos, muy irónico el destino, no?


    Un abrazo amigo y otro mas grande para Mabel

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  2. A Sebastian Gabriel Barrasa y German Damian Sanchez Ordonez les gusta esto.

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