jueves, 25 de agosto de 2011

Basural



La tarde de invierno dispara gris a mansalva. En el escarpado pajonal de una tosquera.
En la superficie lisa de un reflejo. Notas de savia emergen a cada pisada. A cada rama que aparta un yuyo por un claro. A cada balón que se interna sin destino, en la espesura de su verde virgen.
Suburbio llano dónde la ciudad descansa.
La inocente alegría de los unos niños te habitan. Desconocen el peligro que se cierne.
Trampa mortal que acecha impávida. Allá a lo lejos, dónde los caseríos se atreven, el humo gana altura. Residuos, cosas rancias, perros matreros. Y en el sendero que se interna para perderse, un automóvil perdido, yace en estructuras.
Ánimas arriban en bandadas. Arrastran su paso de dádiva por los lugares en dónde el barro no interesa sus huellas. Vienen por cientos. Son los menesterosos.
Podría ser un fresco de la realidad que se intenta tapar, pero no lo es. Tan sólo son los márgenes de la sociedad, y que la pobreza, que no debería ser, aglutina.

Esteban Silva

5 comentarios:

  1. Eleanor Smith :Muy pero muy bueno. Hace unos días escribí algo similar, no digo igual, pero diría que estamos en sintonía. Esteban Silva: me gusta mucho leerlo y compartir cosas con Ud. Oh, sí! *

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  2. contundente fresco social que desborda buena literatura. Saludos

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  3. Gracias Joaquín y Ele Smith,de vez en cuando hago el ejercicio de mirar más allá del ombligo..

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  4. Irina Laura Silva Brillante. Pensar que esta escena es una de las pocas cosas que te pueden hacer lagrimear a vos (o Boca, jeje , o un infarto-propio-). A veces la poesía le pone palabras al dolor, a la desesperanza, a la indignación.

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  5. Kari Lina :Genial, la ultima frase digna de un epitafio.

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